14. Esto que acabo de decir es lo que se ama en los amigos, y de tal modo se ama, que se tendría por culpado el hombre que no amase al que le ama, o no correspondiese con su amor al que le amó primero, sin desear ni pretender de su amigo otra cosa exterior más que estos indicios y muestras de benevolencia. De aquí nace aquel llanto y lamento cuando muere algún amigo; de aquí aquellos lutos que aumentan nuestro dolor; de aquí el tener afligido el corazón convirtiéndose en amargura la dulzura que antes gozaba; y de aquí la muerte de los que viven, por la vida que han perdido los que mueren. Dichoso el que os ama a Vos, y a su amigo le ama en Vos, y a su enemigo por amor de Vos. Porque sólo está libre de perder a ninguno de sus amados quien los ama a todos en aquél que nunca puede perderse ni faltar. ¿Y quién es éste sino nuestro Dios, y un Dios que hizo el cielo y la tierra, y que llena tierra y cielo, porque llenándolos los creó?
A Vos, Señor, nadie os pierde sino el que os deja, y el que os deja, ¿adónde va o adónde huye, sino de Vos, amoroso, a Vos mismo enojado? Porque ¿dónde no hallará vuestra ley para su castigo? Pues vuestra ley es la verdad y Vos sois la verdad misma. |