Hace mucho, mucho tiempo atrás, una familia que llegó del extranjero, buscando protección... buscando apoyo, comprensión y amor, vino a asentarse en un barrio muy bonito que los acogió con los brazos abiertos y una gran sonrisa de ¡bienvenida!

El barrio era pequeño, sus casitas parecían sacadas de un cuento infantil, las calles estaban impecablemente limpias y en las fachadas de las casas, se desbordaban las flores que entre sus bellos colores y el verdor de las hojas, daban un aspecto encantador a este Jersey City Heights... que así se llamaba este barrio del Estado Jardín, en New Jersey.

Los seres humanos que allí vivían, eran tan maravillosamente hermosos, como sus casitas. Al hablar el oído se daba banquete con diferentes acentos..., algunos por ejemplo, los de Italia, hablaban muy parecido a la familia que nos ocupa hoy; el resto, entre americanos e irlandeses, procuraban con cariño, solícitos, hacerse entender y con bondad les daban la bienvenida.

Es en una pequeña y linda casita fabricada hace más de 150 años, que fue habitada solamente por una familia que comienza esta historia, que yo, un viejo piano de juguete, con doble teclado y que para mi orgullo fui comprado para mi pequeña dueña María Teresa, en la famosa juguetería "Davis", en la Aventida Bergenline, de Union City, y que ahora ya viejo y en desuso, vine a parar a este rincón, por eso hoy que estoy triste ¡quiero recordar mis días felices y volver a vivir!