Dice el proverbio que recordar es volver a vivir, y para ello debo ignorar que  estoy en el desván y que en estos días el calor esta castigando una y otra vez; azotando al estado ¡sin darle descanso!, por eso Caruca, la Matriarca, de este hogar, en este día septiembre 15 de 2016, ha subido hasta aquí, para abrir la ventana del costado, próxima al extractor. Además, así de paso aprovecha para  chequear que no hayan acumulaciones que puedan provocar un indeseable brote de fuego.

Al mover  lo que allí dormía el sueño del olvido, me movió de mi sitio y de al lado de mi amigo Pepe, el espantapájaros fui a parar al lado de Chiquita Banana, la marioneta rumberita que en la clase de Remotivacion cautivara a los pacientes que participaron de aquél programa de reavivamiento cognitivo para las personas de edad avanzada.  Ella se agita, desde abajo percibimos las dulces notas del minuet de Luigi  Boccherini, quien desde Italia todavía nos deleitaba… Chiquita Banana, se agitó.¡Recuerden la magia que esta música ejerce sobre los juguetes! ¡Algunas veces hace que  cobren vida!

Me remonté a los días de antaño, en que yo allí abajo disfruté cuando mi hermosa dueña  Teté, se acercaba a mí y con sus pequeñísimos deditos acariciaba mi teclado haciendo  a mi alma de piano inmensamente feliz. Recuerdo que allí viví los más gloriosos días  observando a los niños del ballet  practicando “La Juguetería Fantástica “, yo casi lloraba de la emoción… ¡Fueron días tan felices!

Continúo con mis remembranzas y les cuento que Pepe el espantapájaros goza de privilegios, sí, porque todos los años en el mes de Octubre, Caruca y Teté lo llevan afuera para que decore la entrada por la celebración de Halloween, y es entonces  que se entera de todos los eventos del barrio y después me los comenta a mí. Por ejemplo en esta temporada hay dos nuevos residentes: Cleopatra y Tomasito.

Sabiendo que a Caruca y a Teté les gustan mucho los felinos, quizás porque en sus corazones guardan viejos amores que calladamente siguen profesando a aquellos que se quedaron allá… atrás… al partir… No es de extrañar que al escuchar a uno, que al pasar llore por hambre… ellas corran raudas a darle calor, amor y comida.

-¿Sabías Pepito, que los felinos son sagrados? Si, en un momento de la humanidad, algo así como 10,000 años atrás, Egipto los adoró, ellos creían que una Diosa que ellos adoraban y que se llamó Bubast,  cuya imagen era un felino sentado con realeza, cuya cabeza era la de una gata, era la responsable  por la fertilidad de la tierra y la fertilidad de las mamás que querían traer bebés a la tierra. También eran apreciados por ser cazadores de ratoncitos, ratas, etc. Es por eso, Pepito que tú ves como cuidan a “Peluchín”, que en realidad se llama Otto, él es un Tabí, y aunque reconozco que es hermoso y fuerte como un verdadero Tigre, confieso que cuando me mira con sus hermosos ojos amarillos, tan imperativos y serios, como comandando respeto, su intensa mirada me da escalofríos.