FRENESÍ
Volaba.
Su
cuerpo se abre como se abren los capullos de las rosas al alba,
abrazando los rayos
solares que penetran sus poros,
bebiendo del rocío que se desliza por sus
pétalos,
dejándose acariciar e invadir por las vibraciones de las notas
del acordeón.
Los latidos del corazón se acompasan con el
ritmo,
tímidamente en un
inicio,
en completo frenesí después.
Los ojos cerrados.
El
tiempo se paraliza.
Sólo ella, el acordeón y su corazón ...
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