D. CÉSAR -D. LUIS -D. GUILLÉN
CÉSAR
¿No lo veis ya? ¿No os decía
que estaba en correspondencia
con los de afuera?
GUILLÉN
Y sabía
que más Gil no volvería;
porque de la conferencia
que a solas conmigo tuvo
rumiando palabras sueltas,
recuerdo ahora que sostuvo
que no volvía, y que a vueltas
con ese equívoco anduvo.
CÉSAR
Llevadme allá arriba, hermanos:
quiero por mis propios ojos,
quiero por mis propias manos
ver, romper sus trampantojos...
LUIS
Fuera una acción de villanos,
César, en una mujer
con quien ya nada nos liga
ojos ni manos poner.
CÉSAR
A ello el honor nos obliga.
LUIS
Vil a nadie obliga a ser.
Si afuera comunicar
puede, será por señales
o cartas: salir ni entrar
nadie puede, ni pasar
a ella por nuestros umbrales
sin ser visto, por más diestro
que sea: puesta en secuestro
está y cercada de espías,
César, y no es honor nuestro
darnos a esas villanías.
Tú crees lo de que yo dudo,
tú estás celoso y sañudo.
CÉSAR
¡Voto a Dios!...
LUIS
No alces el grito:
si es, no he de ser yo su escudo
ni sin pruebas su delito.
Dejémosla en paz vivir,
pues de Gil es voluntad
y nos la impuso al morir:
si es lo que crees..., la verdad
tendrá a la luz que salir.
La luz esperemos, pues,
que alumbre esta duda obscura;
verse ha lo que es o no es:
sanar en tanto procura
tú, que si es lo que tú crees,
prueba traerá tan segura
que no podrá de los tres
pasar hacerla a través,
sin sentirla, criatura
a quien no dé la natura
alas en lugar de pies.
Y bien don Luis calculaba:
pero don Luis no notaba
en su cálculo un desliz
y es el de que era más brava
y astuta que él Beatriz. |