Los primeros  sonidos del amanecer, llegan hasta el Desván con claridad Meridiana. Una ambulancia corría por la Avenida Palisade, rumbo  al Hospital con una carga preciosa; los segundos para ella son de una importancia vital, significan la vida, y su sirena va pidiendo “Vía”, despertando al barrio que plácidamente dormía.

En el Desván, Chiquita Banana se desperezaba y con su característica coquetería de muchacha, se arreglaba los vuelos de la arrugada falda, mientras atisbaba la abierta ventana; deseando que llegara alguna visita con historias nuevas,  a ver si así podía vencer el tedio que allí  reinaba.

Ayer los había visitado  el Pájaro Azul “Ave del Amor y la Felicidad”,  según le llaman,  el Cardenal y Oscar y Melisa, que ya son papás, pero esa fue la única historia,   la del bebé de Melisa y Oscar  así como su nueva y bella casa.

Hoy, después de la sirena de la ambulancia, todo está callado; el sol al comenzar su jornada hacia el oeste nos comienza a iluminar con más brillo, luz e intensidad y el Desván se va cubriendo de ”Oro” y se va llenando del rico aroma a café recién colado, que  trae la brisa mañanera, de nuestras vecinas y de doña Caruca que también ya está colando. De pronto…  se oye un alboroto y en la ventana se posa “Sócrates”, el búho, amigo de Tomasito¡

- ¡Hay señores!, ¡qué mala suerte  tuvo Tomás!, dijo mirando para Cleopatra, que ya estaba asomada a la ventana. No se fijó  que un automóvil venía por la Avenida New York y, al él cruzar sin mirar por la mitad de la cuadra, frente a la casa del 426… el auto lo atropelló. Al horrible grito de Tomasito,  doña Caridad corrió a la puerta;  los vecinos congregados le voceaban…  ¡Un carro  atropelló a Tomasito! y él al reaccionar, llorando de dolor, huyó y corrió, y no hemos podido ver dónde es que se escondió... Bueno, ya les conté lo que pasó... ¡es algo lamentable!... ¡Pobre Tomasito! ¡Exclamó otra vez, y  levantando el vuelo  se fue a dormir … ya era su hora de descansar; el pasaba la noche sin dormir,  él era un ave nocturna.

Dos días habían pasado y nadie sabía a dónde había  ido a parar Tomasito; Doña Caruca ya estaba preocupada, alarmada; ya pensamientos  malos  acudían a su mente. Teté había recorrido la manzana, preguntando si algún vecino, lo había visto, lo mismo hizo Mimí, doña Josefa y don Félix. Dieron muchas vueltas en el auto por el barrio y por el parque, para ver si tenían más suerte y y lo encontraban... mal herido, tiradito en el parque,  que era el refugio de Tomasito; pero todo fue inútil. ¡Ni sombra del pobre Tomás! Mientras tanto,  la Mariposa Monarca, que de pasada se había enterado, se asomó a  la ventana y preguntó solicita

- ¿Ya apareció Tomás?

Era el tercer día del accidente. Doña Caridad estaba muy triste y el resto de la familia también; hasta don Reinaldo el papá de Alexa,  estaba triste… Su princesa Ali no quería dormir por la pena y él hacía votos por que los acontecimientos mejoraran…  Pues bien, ¡así pasó!: En la mañana, doña Caruca, en sus trajines, bajó con una bolsa de basura las escaleras que conducían al pasillo y al acercarse: ¡Oh, sorpresa la suya! Un lastimero  y apagado “MIAU“ llamó su atención, he hizo que su viejo  corazón saltara dentro de su pecho. ¡Era Tomasito!, que todo maltratado  y adolorido… había buscado  refugio bajo la escalera de la cocina, allí, seguramente desmayado, probablemente había perdido el conocimiento y así había permanecido oculto allí, sin comer, hasta que sintió a doña Caruca… y el hambre… que debía estar sintiendo lo hizo que llorara para dejarse sentir en la obscuridad, debajo de la escalera, donde  él lastimado y maltrecho,  encontró “Santuario”.

Todos se sintieron muy alegres y agradecidos a la “Providencia“, hasta el Desván completo se sumó a la celebración, y hasta el Señor Piano tocó de nuevo a Boccherini.  Por su parte Mimí... rápidamente tomó comando de la situación y de acuerdo con el resto de la familia… Muy importante ¡Hacerlo todo con el consenso de la FAMILIA! determinó: 

- ¡Lo que necesita Tomás, es un DOCTOR! y sin esperar más al Veterinario se lo llevó.

Afortunadamente, Tomasito estaba bien; excepto  su patica, que estaba fracturada por dos lados. Después de que le atendieron  y la enyesaron, la Doctora dijo:

- En un par de semanas estará como nuevo, mas es necesario que no lo dejen salir a la calle o puede ser fatal para él. La Doctora, con su diagnóstico, había decidido por la familia… Aunque hubieran  ya dos felinos dentro de la casa, ¡Tomás se quedaba  también!,  ¡PUNTO!

Para los inquilinos del Desván…  el día había sido demasiado agitado, y muy, muy temprano decidieron retirarse a descansar; las pasadas emociones habían sido muy fuertes, y ante la alegría serena y la armoniosa seguridad de que a Tomás ya nada malo le iba a pasar, con  un gran suspiro de alivio, unos a otros se dijeron…  Nos queremos ¡Hasta Mañana!