El 1 es un dómine, seco e infeliz,
que viste de negro y usa gran nariz...
El 2 es un cisne de arqueado cuello,
que va por las aguas del cálculo bello...
El 3 son los lentes del tío José,
que, dando un saltito, se han puesto de pie.
El 4 es picudo, y sus lineas finas
son los caminitos de las cuatro esquinas...
El 5 es un cura, de vientre no falto,
que lleva un sombrero de teja en lo alto.
El 6 es un nueve que, harto de la vida
(y cabeza abajo), cae y se suicida.
El 7 es la horca; ¡qué de rechupete
estaría Cierva colgado de un siete!
El 8 es el croquis de un reloj de arena,
que, cuando se tumba, a infinito suena...
El 9 semeja, visto de perfil,
el pequeño disco de un ferrocarril...
Y el Q es la nada, la nada completa...
Es la inmensa bola de una gran ruleta.
***
Los diez amiguitos, en sus amistades,
se juntan a veces y hacen cantidades...
Sueltos valen poco y cobardes mueren;
pero todos juntos, valen lo que quieren...
En pequeños grupos van en el tranvía
o en los decimitos de la Lotería...
Los hay apocados; los hay muy enteros,
y los hay quebrados que gastan bragueros.
Viajan de balde, pagando poquito,
y si quieren llegan hasta el infinito...
Son todos alegres, y a veces los ves
números de circo o de varietés...
Son tan revoltosos que en toda ocasión
los llevan los guardias a la prevención...
Los números pares se hacen muchos mimos;
otros marcan casas en plazas y rúas;
son los más idiotas los números primos,
y los más dichosos son los capicúas...
Tales son las cifras, niños holgazanes,
que, según la Ciencia dice en sus lecciones,
hay que combinarlos según ciertos planes
y hay que hacer con ellos mil operaciones...
(Pero esto ya es cosa del doctor Goyanes.)
Publicado en el semanario satírico "Buen humor" de Madrid el 11 de diciembre de 1921
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