"¡Oh, si pudiéramos coger la luna, al anochecer, cuando es completamente redonda y se engancha en las ramas del cadabo!" No dije más que eso.
Pero Dadá, mi hermano mayor, se burló de mí: "No he conocido nadie tan tonto como tú. La luna está muy lejos, ¿cómo podríamos cogerla?" Yo dije: "¡El tonto eres tú, Dadá! Cuando, desde la ventana, Mamá mira cómo jugamos en el patio y nos sonríe, ¿te parece que está muy lejos?" Pero Dadá replicó: "Pobre ignorante, ¿dónde encontraríamos una red bastante grande para coger la luna?" Yo dije: "Podrías cogerla perfectamente con las manos".
Dadá se echó a reír y me dijo: "¡Nunca vi un niño tan simple! ¡Si la luna se acercara, ya me dirías tú sí es grande o no! Yo dije: "Dadá, ¡qué barbaridades te enseñan en la escuela! Cuando Mamá se inclina parabesarnos, ¿te parece que su cara es muy grande?” Pero Dadá repite: “Eres un pobre tonto”.
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