Pastores que veláis - Santa Teresa de Jesús

¡Ah, pastores que veláis,
por guardar vuestro rebaño,
mirad que os nace un Cordero,
Hijo de Dios Soberano!

Viene pobre y despreciado,
comenzadle ya a guardar,
que el lobo os le ha de llevar,
sin que le hayamos gozado.
 Gil, dame acá aquel cayado
que no me saldrá de mano,
no nos lleven al Cordero:
¿no ves que es Dios Soberano?

 ¡Sonzas!, que estoy aturdido
de gozo y de penas junto.
 ¿Si es Dios el que hoy ha nacido,
cómo puede ser difunto?
 ¡Oh, que es hombre también junto!
La vida estará en su mano;
mirad, que es este el Cordero,
Hijo de Dios Soberano.

 No sé para qué le piden,
pues le dan después tal guerra.
 Mía fe, Gil, mejor será
que se nos torne a su tierra.
 Si el pecado nos destierra,
y está el bien todo en su mano,
ya que ha venido, padezca
este Dios tan Soberano.

 Poco te duele su pena;
¡oh, cómo es cierto del hombre,
cuando nos viene provecho,
el mal ajeno se esconde!
 ¿No ves que gana renombre
de pastor de gran rebaño?
 Con todo, es cosa muy fuerte
que muera Dios Soberano.

00:00 02:07

Tamaño de Fuente
Tipografía
Alineación

Velocidad de Reproducción
Reproducir siguiente automáticamente
Modo Noche
Volumen
Compartir
Favorito

17070

6536

4058

Santa Teresa de Jesús

Autor.aspx?id=431

Pastores que veláis

ObraVersion.aspx?id=4058

¡Ah, pastores que veláis,
por guardar vuestro rebaño,
mirad que os nace un Cordero,
Hijo de Dios Soberano!

Viene pobre y despreciado,
comenzadle ya a guardar,
que el lobo os le ha de llevar,
sin que le hayamos gozado.
 Gil, dame acá aquel cayado
que no me saldrá de mano,
no nos lleven al Cordero:
¿no ves que es Dios Soberano?

 ¡Sonzas!, que estoy aturdido
de gozo y de penas junto.
 ¿Si es Dios el que hoy ha nacido,
cómo puede ser difunto?
 ¡Oh, que es hombre también junto!
La vida estará en su mano;
mirad, que es este el Cordero,
Hijo de Dios Soberano.

 No sé para qué le piden,
pues le dan después tal guerra.
 Mía fe, Gil, mejor será
que se nos torne a su tierra.
 Si el pecado nos destierra,
y está el bien todo en su mano,
ya que ha venido, padezca
este Dios tan Soberano.

 Poco te duele su pena;
¡oh, cómo es cierto del hombre,
cuando nos viene provecho,
el mal ajeno se esconde!
 ¿No ves que gana renombre
de pastor de gran rebaño?
 Con todo, es cosa muy fuerte
que muera Dios Soberano.

Audio.aspx?id=6536&c=9B2C0A&f=090557

127

2 minutos 7 segundos

0

0

Esta página web usa cookies

Utilizamos cookies propias y de terceros para gestionar el sitio web, recabar información sobre la utilización del mismo y mejorar nuestros servicios. Más información.