En que trata de estas postreras palabras del Paternóster: "Sed libera nos a malo. Amen". Mas líbranos del mal. Amén.
1. Paréceme tiene razón el buen Jesús de pedir esto para Sí, porque ya vemos cuán cansado estaba de esta vida cuando dijo en la cena a sus Apóstoles: "Con deseo he deseado cenar con vosotros" (1), que era la postrera cena de su vida. Adonde se ve cuán cansado debía ya estar de vivir. Y ahora no se cansarán los que han cien años, sino siempre con deseo de vivir más. A la verdad, no la pasamos tan mal ni con tantos trabajos como Su Majestad la pasó, ni tan pobremente. ¿Qué fue toda su vida sino una continua muerte, siempre trayendo la que le habían de dar tan cruel delante de los ojos? Y esto era lo menos; mas ¡tantas ofensas como se hacían a su Padre y tanta multitud de almas como se perdían! Pues si acá una que tenga caridad le es esto gran tormento, ¿qué sería en la caridad sin tasa ni medida de este Señor? Y ¡qué gran razón tenía de suplicar al Padre que le librase ya de tantos males y trabajos y le pusiese en descanso para siempre en su reino, pues era verdadero heredero de él!
2. "Amén" (2). Que el amén entiendo yo que pues con él se acaban todas las cosas, que así pide el Señor seamos librados de todo mal para siempre (3). Y así lo suplico yo al Señor me libre de todo mal para siempre, pues no me desquito de lo que debo, sino que puede ser por ventura cada día me adeudo más. Y lo que no se puede sufrir, Señor, es no poder saber cierto que os amo, ni si son aceptos mis deseos delante de Vos. ¡Oh Señor y Dios mío, libradme ya de todo mal, y sed servido de llevarme adonde están todos los bienes! ¿Qué esperan ya aquí a los que Vos habéis dado algún conocimiento de lo que es el mundo y los que tienen viva fe de lo que el Padre Eterno les tiene guardado?
3. El pedir esto con deseo grande y toda determinación es un gran efecto para los contemplativos de que las mercedes que en la oración reciben son de Dios. Así que los que lo fueren, ténganlo en mucho (4). El pedirlo yo no es por esta vía; digo que no se tome por esta vía, sino que, como he tan mal vivido, temo ya de más vivir, y cánsanme tantos trabajos. Los que participan de los regalos de Dios, no es mucho deseen estar adonde no los gocen a sorbos y que no quieran estar en vida que tantos embarazos hay para gozar de tanto bien y que deseen estar adonde no se les ponga el sol de justicia (5). Haráseles todo oscuro cuanto después acá ven, y de cómo viven me espanto. No debe ser con contento quien ha comenzado a gozar y le han dado ya acá su reino y no ha de vivir por su voluntad, sino por la del rey.
4. ¡Oh, cuán otra vida debe ser ésta para no desear la muerte! ¡Cuán diferentemente se inclina nuestra voluntad a lo que es la voluntad de Dios! Ella quiere queramos la verdad, nosotros queremos la mentira; quiere que queramos lo eterno, acá nos inclinamos a lo que se acaba; quiere queramos cosas grandes y subidas, acá queremos bajas y de tierra; querría quisiésemos sólo lo seguro, acá amamos lo dudoso: que es burla, hijas mías, sino suplicar a Dios nos libre de estos peligros para siempre y nos saque ya de todo mal. Y aunque no sea nuestro deseo con perfección, esforcémonos a pedir la petición. ¿Qué nos cuesta pedir mucho, pues pedimos a poderoso? (6) Mas, por que más acertemos, dejemos a su voluntad el dar, pues ya le tenemos dada la nuestra. Y sea para siempre santificado su nombre en los cielos y en la tierra, y en mí sea siempre hecha su voluntad. Amén (7)
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5. Ahora mirad, hermanas, cómo el Señor me ha quitado de trabajo enseñando a vosotras y a mí el camino que comencé a deciros, dándome a entender lo mucho que pedimos cuando decimos esta oración evangelical. Sea bendito por siempre, que es cierto que jamás vino a mi pensamiento que había tan grandes secretos en ella, que ya habéis visto encierra en sí todo el camino espiritual, desde el principio hasta engolfar Dios el alma y darla abundosamente a beber de la fuente de agua viva que dije estaba al fin del camino (8). Parece nos ha querido el Señor dar a entender, hermanas, la gran consolación que está aquí encerrada, y es gran provecho para las personas que no saben leer. Si lo entendiesen, por esta oración podían sacar mucha doctrina y consolarse en ella.
6. Pues deprendamos, hermanas, de la humildad con que nos enseña este nuestro buen Maestro, y suplicadle me perdone, que me he atrevido a hablar en cosas tan altas. Bien sabe Su Majestad que mi entendimiento no es capaz para ello, si El no me enseñara lo que he dicho. Agradecédselo vosotras, hermanas, que debe haberlo hecho por la humildad con que me lo pedisteis y quisisteis ser enseñadas de cosa tan miserable.
7. Si el Padre Presentado Fray Domingo Báñez (9), que es mi confesor, a quien le daré antes que le veáis, viere es para vuestro aprovechamiento y os le diere, consolarme he que os consoléis. Si no estuviere para que nadie lo vea, tomaréis mi voluntad, que con la obra he obedecido a lo que me mandasteis; que yo me doy por bien pagada del trabajo que he tenido en escribir, que no por cierto en pensar lo que he dicho.
Bendito sea y alabado el Señor, de donde nos viene todo el bien que hablamos y pensamos y hacemos. Amén (10).
NOTAS CAPÍTULO 42
1 Lc 22, 15. -Uno de los censores del autógrafo fue limando teológicamente los conceptos teresianos de este pasaje: ... tiene razón "en alguna manera" de pedir esto para Sí. -Tachó: cuán cansado, y escribió: "gana de despedirse de esta vida". Tachó de nuevo cuán cansado debía ya estar, y escribió "poca gana debía ya tener". -A causa, quizá, de estas censuras, la Santa corrigió a fondo este pasaje en el ms. toledano: tachó el primer período y escribió: Como sabe nuestro buen Maestro los peligros y trabajos de esta vida, pide esta petición para nosotros, y aun había probado por experiencia cuán penosa es. -Borró asimismo "cansado debía estar de vivir" y escribió: [cuán] sabrosa le era la muerte.
2 Amén: escrito al margen, probablemente por mano extraña.
3 Aquí la propia Santa arrancó una hoja entera de su autógrafo, limitándose a retocar las frases siguientes para llenar la laguna. El texto suprimido dice así en la 1ª redacción:
Excusado es, hermanas, pensar que mientras vivimos podemos estar libres de muchas tentaciones e imperfecciones y aun pecados, pues se dice que quien pensare está sin pecado se engaña [1 Jn 1, 10] y es así. Pues si echamos a males del cuerpo y trabajos, ¿quién está sin muy muchos de muchas maneras? Ni es bien pidamos estarlo.
Pues entendamos qué pedimos aquí, pues este decir "de todo mal" parece imposible: o de cuerpo -como he dicho-, o de imperfecciones y faltas en el servicio de Dios. De los santos no digo nada: todo lo podrán en Cristo, como decía San Pablo [Fp 4, 13]. Mas los pecadores como yo, que me veo rodeada d flojedad y tibieza y poca mortificación y otras muchas cosas, veo que me cumple pedir al Señor remedio. -Vosotras, hijas, pedid como os pareciere; yo no le hallo viviendo, y así le pido al Señor que me libre de todo mal para siempre. ¿Qué bien hallamos en esta vida, hermanas, pues carecemos de tanto bien, y estamos ausentes de él?
Libradme, Señor, de esta sombra de muerte, libradme de tantos trabajos, libradme de tantos dolores, libradme de tantas mudanzas, de tantos cumplimientos como forzado hemos de tener los que vivimos, de tantas, tantas, tantas cosas que me cansan y fatigan, que cansaría a quien esto leyese si las dijese todas. No hay ya quien sufra vivir. Debe de venirme este cansancio de haber tan mal vivido, y de ver que aun lo que vivo ahora no es como he de vivir, pues tanto debo.
4 La Santa completó así el pensamiento en el ms. de Toledo: ... son de Dios, "no siendo por huir los trabajos, sino sólo por gozar de El: a quien nuestro Señor los diere" ténganlo en mucho.
5 Alusión al texto litúrgico tomado de Ml. 4, 2. -Todo el presente pasaje fue profundamente reelaborado por la Autora. En la 1ª redacción concluía: ¡bonico es el mundo para gustar de él quien ha comenzado a gozar de Dios y le han dado ya acá su reino y no ha de vivir por su voluntad, sino por la del rey! -La revisión del n. siguiente se debió a escrúpulos teológicos: ¡Cuán diferentemente se inclina la voluntad de Dios a la nuestra! Ella desea la verdad, la nuestra la mentira; desea lo eterno, acá lo que se acaba; desea cosas grandes y subidas, acá bajas y de tierra; desea todo lo seguro, acá todo lo dudoso.
6 Vergüenza sería pedir a un emperador un maravedí, -añadía la 1ª redacción.
7 La 1ª redacción proseguía: Veis aquí, amigas, cómo es el rezar vocalmente con perfección: mirando y entendiendo a quién se pide y quién pide y qué es lo que se pide. -Cuando os dijeren no es bien tengáis otra oración sin vocal, no os desconsoléis: leed esto muy bien, y lo que no entendiéreis de oración, suplicad a Dios os lo dé a entender. Que rezar vocalmente no os lo puede quitar nadie: ni no rezar el Paternóster de corrida y sin entenderos tampoco. -Si os lo quitaren alguna persona u os lo aconsejare, no le creáis; creed que es falso profeta, y mirad que en estos tiempos no habéis de creer a todos; que, aunque de los que ahora os pueden aconsejar no hay que temer, no sabemos lo que está por venir.
También pensé deciros algo de cómo habéis de rezar el Avemaría; mas heme alargado tanto, que se quedará. Y basta haber entendido cómo se rezará bien el Paternóster para todas las oraciones vocales que hubiereis de rezar.
8 Alude al c. 19. -La 1ª redacción contenía en este lugar una interesante declaración personal de la Santa, seguida de una alusión velada a los decretos inquisitoriales que prohibieron los "libros en romance": ... la fuente de agua viva de que hablamos. Y así es que, salida de ella -digo de esta oración del Paternóster-, no sé ya más ir adelante. -Parece ha querido el Señor entendamos, hermanas, la gran consolación que aquí está encerrada y que, cuando os quitaren libros, no nos pueden quitar este libro, que es dicho por la boca de la misma verdad, que no puede errar. Y pues tantas veces, como he dicho, decimos al día el Paternóster, regalémonos con él, y procuremos aprender de tan excelente Maestro la humildad con que ora y todas las demás partes que quedan dichas.
Añade en seguida un texto alusivo al libro de la Vida, suprimido íntegramente en la 2ª redacción: Pues, hermanas, ya parece no quiere [el Señor] diga más, porque no sé qué, aunque pensé ir adelante; pues el Señor os ha enseñado el camino y a mí que en el libro pusiese -que he dicho está escrito [libro de la Vida]- cómo se han de haber llegadas a esta fuente de agua viva, y qué siente allá el alma, y cómo la harta Dios y la quita la sed de las cosas de acá y la hace que crezca en las cosas del servicio de Dios, que para las que hubieren llegado a ella será de gran provecho y les dará mucha luz; procuradle, que el Padre fray Domingo Báñez, presentado de la Orden de santo Domingo (que, como he dicho, es mi confesor, y es a quien daré éste), le tiene. Si éste va para que le veáis y os le da, también os dará el otro.
9 Un censor -quizás el P. García de Toledo- tachó "Presentado fray Domingo Báñez". Otro tanto había hecho en el prólogo del libro (véase la nota al prólogo, n. 1). -En cambio, la Santa, siempre bien informada de los títulos profesorales de su gran teólogo, al preparar el texto para la estampa en el ms. toledano, tachó la palabra Presentado y escribió Maestro; y a continuación del nombre completó el título añadiendo: de la Orden de Santo Domingo.
10 He aquí dos variantes que matizan esta conclusión en la redacción primera: ... no por cierto en pensar lo que había de decir en lo que el Señor me había dado a entender de los secretos de esta oración evangelical, que me ha sido gran consuelo. -Sea bendito y alabado sin fin. Amén Jesús. -En el ms. toledano, la Santa duplicó de su propia letra: Amén, amén.
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