Amigos: hubo tiempo más hermoso
Que el presente—y el caso no es dudoso—,
Y raza que a la nuestra fué mejor.
Si la Historia esto mismo no dijera
Claramente la tierra lo advirtiera
En mil piedras que saca al exterior.
Mas de esas razas engendradoras
Vestigio alguno se puede ver.
¡Aquí vivimos! ¡Nuestras las horas!
¡Para nosotros es el poder!
Amigos : hay regiones más felices
(Tú, que mucho viajaste, así lo dices)
Que esta nuestra vastísima región.
Si aquí nos da la tierra algún suplicio,
El arte se nos muestra asaz propicio
Y su fuego enardece el corazón.
Si el lauro muere con este ambiente,
Si no es el mirto nuestro adalid,
Nos vive siempre y orna la frente
De verdes pámpanas lozana vid.
Admiremos la vida de grandeza
Que ve de cuatro mundos la riqueza
El mercado del Támesis en pos.
Mil naves allá acuden presurosas,
Allá se ven las más variadas cosas,
Y corre el oro, de la tierra dios.
Pero en sus ondas no se reflejan,
Encenagadas por el tarquín,
Del sol los rayos que aquí se espejan
En arroyuelos claros sin fin.
Más faustoso que el norte es el mendigo
Que de Porta degli Angelí al abrigo
Mira á Roma, la eterna, la triunfal.
Envuelto en resplandor halla su anhelo
Y ve un segundo cielo bajo el cielo
De San Pedro en la vuelta colosal.
Pero no es Roma, con sus fulgores,
Más que el sepulcro de lo que fue;
Rápida vida de frescas flores
Que un hora sólo mostróse en pie.
Así en lo que es más grande y sin medida,
Como en el cerco estrecho de la vida,
Nada nuevo aparece bajo el sol.
Se derrumban las grandes entidades
Y, escaques de la Historia, las edades
Amenguan y disipan su arrebol.
La vida es siempre la misma y una;
La fantasía nos lanza a más;
Lo que no vive en parte alguna
¡Esto y sólo esto muere jamás!
Biblioteca clásica
Schiller "Poesías líricas"
Traducción de Juan Eugenio Hartzenbusch (1907) |