53. Nosotros, pues, vemos estas cosas, que has hecho, porque son; pero tú, porque las ves, son. Nosotros las vemos externamente, porque son, e internamente, porque son buenas; pero tú las viste hechas allí donde viste que debían ser hechas. Nosotros, en un tiempo, nos hemos sentido movidos a obrar el bien, después que nuestro corazón concibió de tu Espíritu; pero en tiempo anterior fuimos movidos a obrar mal, abandonándote a ti; tú, en cambio, Dios, uno y bueno, nunca has cesado de hacer bien. Algunas de nuestras obras, por gracia tuya, son buenas; pero no sempiternas: después de ellas esperamos descansar en tu grande santificación. Pero tú, bien que no necesitas de ningún otro bien, estás en reposo, porque tú mismo eres tu reposo, tu quietud. Pero ¿qué hombre dará esto a entender a otro hombre? ¿Qué ángel a otro ángel? ¿Qué ángel al hombre? A ti es a quien se debe pedir, en ti es en quien se debe buscar, a ti es a quien se debe llamar: así, así se recibirá, así se encontrará, así se abrirá. Amén.
|