42. Por eso diré la verdad en tu presencia, Señor. Cuando hombres ignorantes e infieles —para iniciar y ganar a los cuales son necesarios los sacramentos de iniciación y las grandezas de los milagros, los cuales creemos que han sido significados con los nombres de peces y cetáceos— acogen físicamente a tus siervos para sustentarlos o ayudarles en alguna necesidad de la vida presente, ignorando el porqué lo deben hacer y con qué fin, así ni aquéllos sustentan a éstos, ni éstos son sustentados por aquéllos; porque ni aquéllos obran estas cosas con santa y recta intención, ni éstos se alegran con las dádivas de aquéllos, al no ver todavía fruto. Porque, realmente, el alma se alimenta de aquello de que se alegra. Y ésta es la razón por qué los peces y los cetáceos no comen los alimentos que solo produce la tierra ya separada y apartada del amargor de las ondas marinas.
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