4. En cuanto a lo que dijiste sobre las primeras creaciones: Hágase la luz y la luz se hizo, entiendo yo que no es incongruente aplicarlo a la criatura espiritual, porque ésta era ya una cierta vida, a la que habías de iluminar. Pero así como no tenía mérito alguno ante ti para ser una vida tal que pudiera ser iluminada, así tampoco, teniendo ya la existencia, pudo merecer de ti el ser iluminada. Porque ni aun su informidad te agradara si no fuese hecha luz, no por la existencia, sino por la intuición de la luz que ilumina y adhesión a ella, para que lo que de algún modo vive, y lo que vive felizmente, no lo deba sino a tu gracia, convirtiendo a mejor, hacia aquello que no es susceptible de cambio ni a mejor ni a peor. Lo cual eres tú solo, porque tú solo eres el único Ser simplicísimo para quien no es cosa distinta la vida y la vida feliz, porque tu ser es tu felicidad.
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