Su majestad leonesa en compañía
De un Borrico se sale a montería.
En la parte al intento acomodada,
Formando el mismo León una enramada,
Mandó al Asno que en ella se ocultase
Y que de tiempo en tiempo rebuznase,
Como trompa de caza en el ojeo.
Logró el Rey su deseo,
Pues apenas se vio bien apostado,
Cuando al son del rebuzno destemplado,
Que los montes y valles repetían,
A su selvoso albergue se volvían
Precipitadamente
Las fieras enemigas juntamente,
Y en su cobarde huida,
En las garras del León pierden la vida.
Cuando el Asno se halló con los despojos
De devoradas fieras a sus ojos,
Dijo: «Pardiez, si llego más temprano,
A ningún muerto dejo hueso sano.»
A tal fanfarronada
Soltó el Rey una grande carcajada;
Y es que jamás convino
Hacer del andaluz al vizcaíno. |