Perdone, amigo, ¿cuánto tiempo se tarda en ir de Corbigny a Saint-Révérien?
El picapedrero levanta la cabeza y apoyándose en su maza, me observa a través de la rejilla de sus gafas, sin responder.
Repito la pregunta. No responde.
-Debe ser sordomudo -pensé y continúo mi camino.
Había recorrido apenas un centenar de metros cuando oigo la voz del picapedrero. Me llama y agita su maza. Regreso y me dice:
-Necesitará dos horas.
–¿Por qué no me lo ha dicho usted antes?
-Señor -me explica el picapedrero- me ha preguntado cuánto tiempo se necesita para ir de Corbigny a Saint-Révérien. Tiene usted una mala forma de preguntar a la gente. Se necesita lo que se necesita. Eso depende del paso. ¿Conozco yo acaso a qué velocidad camina usted? Lo he dejado marcharse. Lo he visto caminar un trecho. Luego he echado cuentas y ahora ya lo sé; ya puedo informarle: necesitará dos horas.
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