Si al llegar la lozana primavera
contemplo en la pradera,
rosas divinas y claveles rojos,
recuerdo tus mejillas y sonrojos.
Si el verano al llegar luce el tesoro
de las espigas de oro,
y las noches brillantes y azuladas,
recuerdo tu cabello y tus miradas.
Si al llegar el otoño, oigo la brisa,
que vagando indecisa
entre las hojas pálidas, murmura,
tu voz recuerdo melodiosa y pura.
Y si el invierno viste el blanco velo
de nieves y de hielo,
y de las nieblas el capuz sombrío,
tu corazón recuerdo negro y frío. |