A un marido cornisufrido - Quevedo

Cornudo eres, fulano, hasta los codos
y puedes rastrillar con las dos sienes;
tan largos y tendidos cuernos tienes,
que, si no los enfaldas, harás lodos.

Tienes el talle tú que tienen todos,
pues justo a los vestidos todos vienes;
del sudor de tu frente te mantienes:
Dios lo mandó, mas no por tales modos.

Taba es tu hacienda; pan y carne sacas
del hueso que te sirve de cabello,
marido en nombre, y en acción difunto;

Mas con palma o cabestro de las vacas:
que al otro mundo te hacen ir doncello
los que no dejan tu mujer un punto.

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Quevedo

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A un marido cornisufrido

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Cornudo eres, fulano, hasta los codos
y puedes rastrillar con las dos sienes;
tan largos y tendidos cuernos tienes,
que, si no los enfaldas, harás lodos.

Tienes el talle tú que tienen todos,
pues justo a los vestidos todos vienes;
del sudor de tu frente te mantienes:
Dios lo mandó, mas no por tales modos.

Taba es tu hacienda; pan y carne sacas
del hueso que te sirve de cabello,
marido en nombre, y en acción difunto;

Mas con palma o cabestro de las vacas:
que al otro mundo te hacen ir doncello
los que no dejan tu mujer un punto.

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