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Carta 51
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Biografía y Obra | |
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Música: Albeniz - España Op. 165, no. 2 "Tango" |
Carta 51 De Beatriz Carranza a Ramiro Varela |
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Ramiro: Yo sabía que tú no podías quererme. Sabía que otro amor te monopolizaba todo entero, aun siendo un amor desdichado. Y me contentaba con las migajas de ternura que tú me arrojabas. Sabía que me mentías, cuando sin calor ni entusiasmo, las palabras de amor salían de tus labios, acicateadas por tu voluntad y no por un cariño que jamás sentiste. Pero yo me conformaba con eso, y te agradecía la piedad de tus mentiras. Estaba tan enamorada de ti, en una forma tan absoluta, tan tiránica, que no pudiendo pretender otra cosa, ambicioné ser el objeto de tu capricho, el paliativo de tu pena, el bálsamo de tu melancolía. Sabía que tú no buscabas en mis brazos más que olvido . . y yo estaba dispuesta a todo, a todo, Ramiro, con tal de poder gustar la ilusión de tu cariño, con tal de hacer posible el dulce engaño de tu amor. No; tú no me engañaste nunca. Bien delataba tu estado de ánimo el desgano, la falta de entusiasmo, la indiferencia con que me tratabas. Era yo la que se engañaba, y lo hacía conscientemente . . . Te quería, Ramiro. . . y te deseaba. ¿Lo oyes? Te deseaba. Te deseaba tanto, que me es posible escribirlo sin enrojecer de vergüenza. Y mientras tú, mintiéndome, me decías que me querías, yo cerraba los ojos a la realidad y me abandonaba a la idea de . . . pero ¿a qué contarte mis inquietudes? Te darían una muy pobre opinión de mi persona. Prefiero callar, ahora que todo es imposible entre nosotros. Porque después de tu carta, decorosamente ya no puede existir nada de común que nos una. Hiciste mal en escribirla, Ramiro. De no haberla recibido, yo podría acallar mi pudor y mi dignidad y esperar . . . esperar ser amada por ti, aunque fuera un instante, un segundo, al instante o al segundo de locura hijo del placer que pudiera darte. Ya ves qué poco pretendía yo. Y a pesar de ser tan poco, no pudo ser posible. Adiós, Ramiro RAYITO. |
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