Querer, querer, querer,
esa fue mi corona:
Esa es.

Entre las fatalidades
que somos tú y yo, él ha sido
la fatalidad más grande.

De la contemplación
nace la rosa;
de la contemplación
el naranjo y el laurel:
Tú y yo del beso aquel.

Escribí en el árbol
los tres nombres de la vida:
vida, muerte, amor.
Una ráfaga de amor,
tantas claras veces ida,
vino y los borró.

Llegó con tres heridas:
la del amor,
la de la muerte,
la de la vida.
Con tres heridas viene:
la de la vida,
la del amor,
la de la muerte,
Con tres heridas yo:
la de la vida,
la de la muerte,
la del amor.

00:00 01:44

Tamaño de Fuente
Tipografía
Alineación

Velocidad de Reproducción
Reproducir siguiente automáticamente
Modo Noche
Volumen
Compartir
Favorito

17482

3134

1919

Miguel Hernández

Autor.aspx?id=243

Querer

ObraVersion.aspx?id=1919

Querer, querer, querer,
esa fue mi corona:
Esa es.

Entre las fatalidades
que somos tú y yo, él ha sido
la fatalidad más grande.

De la contemplación
nace la rosa;
de la contemplación
el naranjo y el laurel:
Tú y yo del beso aquel.

Escribí en el árbol
los tres nombres de la vida:
vida, muerte, amor.
Una ráfaga de amor,
tantas claras veces ida,
vino y los borró.

Llegó con tres heridas:
la del amor,
la de la muerte,
la de la vida.
Con tres heridas viene:
la de la vida,
la del amor,
la de la muerte,
Con tres heridas yo:
la de la vida,
la de la muerte,
la del amor.

Audio.aspx?id=3134&c=400480&f=060550

104

1 minuto 44 segundos

0

0

Esta página web usa cookies

Utilizamos cookies propias y de terceros para gestionar el sitio web, recabar información sobre la utilización del mismo y mejorar nuestros servicios. Más información.