A la mansión oscura de la muerte
llegaré antes que tú, quizás mañana;
y moriré sin que mi beso anide
en el fondo de tu alma.
Sin esa dicha moriré inconforme,
mas, no sin esperanza,
que tú también a la mansión oscura,
pronto habrás de llegar, tal vez mañana.
Entonces, despertando de mi sueño,
te acercaré a mi tumba solitaria.
¡Qué novia más gentil cuando te mire
de novia en tu mortaja!
¡Y entonces, cuántos besos en los ojos
que tuvieron tan pérfidas miradas!
¡Y cuántos en los labios embusteros!
¡Y cuántos en el alma!
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