Un astrónomo solía salir por las noches para observar las estrellas. Una noche, mientras paseaba por los suburbios con toda su atención puesta en el cielo, cayó accidentalmente en un pozo profundo. Mientras lloraba y se lamentaba por sus heridas y magulladuras, y daba gritos pidiendo ayuda, un vecino corrió hacia el pozo, y comprendiendo lo que había sucedido dijo : “Escuche atentamente viejo amigo, ¿tanto esfuerzo en ver lo que hay en el cielo...para no ver lo que hay en la tierra?”
Moraleja: Está bien mirar y conocer a nuestro alrededor, pero antes hay que saber donde se está parado |