PORQUE DE TODAS LAS MANERAS NO CREO EN LO QUE SE DIJO, en lo que se prometió, en eso que habría podido aun jurarse, pido ahora la palabra para gritar a toda voz que viva la vida, que muera la muerte, que mueran las puertas cerradas, que mueran las puertas a medio abrir, que vivan las puertas abiertas, las que se abren contra todos los vientos, contra los padres tiranos, contra la hermana bien casada en Concepción, contra el marido que siempre antes pasa a tomarse un café al Haití, contra ti misma, que no sabes sino vivir de ideas fijas que se fijan -se van fijando a pesar tuyo -en un plasma racional que de seguro te produce nauseas y brindo entonces con el mismo candor de siempre por el adelante, por la seguridad quebrada, por la incógnita oxigenadora, por todo lo malo, o bueno, o malo, que pueda desplegarse siniestro o celestial mas allá de la puerta que no quisimos empujar delicadamente sino que rompimos a patadas para vislumbrar nubosos ese mas allá que suele traducirse en infernales vahos o en aire puro, se destapa en aquellos cromos rosa-pálidos de la niñez o en violentos, vertiginosos morados y naranjas, o en negro muy oscuro.
Sí, cuando en la proa de un barco remontando el milenario rio, de un pequeño barco que audaz cruza gargantas apretadas, mientras toco en mi vieja música de boca eres alta y delgada como tu madré y de estribor a babor oscila misteriosa la corriente, morená, saladá, tu llegas, nada más, y estás ahí de pie y, tocando siempre, te miro y veo que no eres ni alta ni delgada, que eres mas bien baja y regordeta, quiero detenerme, pero sigo tocando porque después de todo pueden mucho la nostalgia, la memoria maldita, el desentendimiento, sigo benditá sea la rama que al tronco salé y no puedo evitar el recuerdo, la imagen de esa hija lejana que no es, no será, ni alta ni delgada como su madre (morená, saladá), pero que un día de estos si sera tan alta como la gigantesca sombra que ya proyecta sobre la vereda o bajo el alero del balcón.
Te miro y me pregunto que nos aguarda un poco, apenas un poco más adelante, más allá de la próxima garganta, a la vuecelencia de la esquina, y he dejado de tocar y te miro y al darme entonces cuenta de que no estás ahí, de que cada vez que te miro, que te palpo, que te siento, en realidad no estas ahí, no estás tampoco al otro lado del barco, comprendo que estoy miserablemente solo, que estoy también más loco que una cabra, que lo sigo perdiendo todo y que navego en un barco de locos hacia la locura, sí, ya todos me están mirando, ya todos se concentran en mí con sus horribles caras cubiertas por el paño blanco, con sus ojos fijos y agudos como puñales, y del bolsillo trasero de mi pantalón saco la botellita y me tomo otro largo trago de whiky que aumenta mi caudaloso sudor, y ya vienen, se vienen acercando, te acuerdas: tú recogías las hojas de otoño humedecidas por el chubasco con la punta de tu paraguas, una a una las ibas ensartando mientras caminábamos en la noche y no sabíamos qué hacer y yo no podía evitar echarte una mirada de reojo que cuando descubrías y cruzabas con tus ojos enamorados se dibujaba en una sonrisa de como si todo lo hubiéramos dejado atrás y en cámara lenta fuésemos dando pasos flotadores en las algodonosas nubes blancas y rosadas y celestes, igual a esa mezcla de risa y lágrimas, de rojísima euforia y depresión, hasta que llegábamos, te dejaba cerca y nos despedíamos lejos del farol como dispuestos a matarnos, cada uno por su lado, hasta el día siguiente y entonces otra vez el dolor, otra vez la botella para soportar las noches tristes, sí, aquí vienen, me miran todos con sus gorros blancos y vienen armados, mi frasco de whisky esta vacío, el barco se mece suave, suavemente en la corriente del Yangtsé, y creo que no podre ir mucho mas allá de la próxima garganta, por eso -si, vacío, lo arrojo al agua- de aquí, de ahora, prefiero despedirme, ya llegaron y estoy cercado, me atan, despedirme desde este otro lado del mundo, mirar hacia las estrellas y mandarles a todos con una ondeada de manos este ultimo adiós.
-Opere, Doctor.
-Bisturí...
de "Vivario" 1971
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