Ya el otoño llegó, y aún busco aquella
novia lejana cuyo cuerpo leve
es un ampo de rosas y de nieve
en que embrujada se quedó una estrella.
Y aunque no pude ni encontrar su huella
y los inviernos de la vida en breve
escarcharán mi sien, algo me mueve
a seguir caminando en busca de ella.
Mas pienso a veces que quizás no existe
y que jamás sobre la tierra triste
podré con ella celebrar mis bodas,
o que este loco afán en que me abraso
la busca en una sola cuando acaso
se halla dispersa y difundida en todas.
-
|