¿Por qué tanto suspiro y duelo tanto?
¿Por qué verter a su recuerdo el llanto,
¡Oh alma mía! si tus ojos ven
Entre las nieblas del pesar profundo,
Que un condenado hay menos en el mundo
Y un arcángel hay más en el Edén?
¿No ves cruzar la imagen de tu amada,
Pura y feliz, la bóveda azulada
Por dó las nubes y los astros van?
¿No ves de su semblante los destellos?
¿Por qué afligirte entonces por aquellos
Que ya en la luz del paraíso están.
Mírala ya en el cielo: hasta su planta
En tus horas más lúgubres levanta
Tu esperanza cristiana y tu oracion.
Y que renazcan de tu fe las flores;
Ella vela por ti; sufre y no llores,
No llores más, mi pobre corazón.
1858.
Rimas - 1885 - (México : Ofic. Tip. de la Secretaría de Fomento) |