En catre de esmeraldas nace altiva
la bella rosa, vanidad de Flora,
y cuanto en perlas le bebió a la aurora
cobra en rubís del sol la luz activa.
De nacarado incendio es llama viva,
que al prado ilustra en fe de que la adora;
la luz la enciende, el sol sus hojas dora
con bello nácar de que al fin la priva.
Rosas, escarmentad: no presurosas
anheléis a este ardor; que si autoriza,
aniquila también el sol ¡oh rosas!
Naced y lucid lentas; no en la prisa
os consumáis, floridas mariposas,
que es anhelar arder, buscar ceniza. |