La personalidad de Gouvernail desconcertaba a la señora Baroda, pero aún así le gustaba. En efecto, se trataba de un hombre adorable e inofensivo. Sin embargo, al cabo de varios días, cuando no logró comprenderlo mejor que al principio, dejó de sentirse desconcertada y empezó a estar irritada. Con ese estado de ánimo, dejaba solos, la mayor parte del tiempo, a su esposo y a su invitado. Sin embargo, al ver que Gouvernail no adoptaba ningún comportamiento excepcional frente a sus actos, decidió imponerle su presencia, acompañándolo en sus indolentes paseos hasta el molino y en sus caminatas por la elevada orilla del río. Buscaba con persistencia penetrar la circunspección en la que él se envolvía inconscientemente.
Gouvernail's personality puzzled Mrs. Baroda, but she liked him. Indeed, he was a lovable, inoffensive fellow. After a few days, when she could understand him no better than at first, she gave over being puzzled and remained piqued. In this mood she left her husband and her guest, for the most part, alone together. Then finding that Gouvernail took no manner of exception to her action, she imposed her society upon him, accompanying him in his idle strolls to the mill and walks along the batture. She persistently sought to penetrate the reserve in which he had unconsciously enveloped himself.