Viaje circular / Voyage circulaire - Émile Zola
1.

I

I

2.

Hace ocho días que Luciano Bérard y Hortensia Larivière están casados. La madre de la novia, viuda del señor Larivière, que posee, desde hace treinta años, un comercio de juguetes y bisutería en la calle de la Chaussée d’Antin, es una mujer seca y angulosa, de carácter despótico, que no pudo negar la mano de su hija a Luciano, único heredero de un quincallero del barrio; pero que tiene intenciones de vigilar, constantemente y muy de cerca, al nuevo matrimonio. En el contrato, la señora Larivière ha cedido a su hija la tienda completa, reservándose apenas una habitación de su casa, pero en realidad es ella misma quien continúa dirigiéndolo todo con pretexto de poner a sus hijos al corriente de la venta.

Il y a huit jours que Lucien Bérard et Hortense La- rivière sont mariés. Madame veuve Larivière, la mè- re, tient, depuis trente ans, un commerce de bimbelote- rie, rue de la Chaussée-d'Antin. C est une femme sè- che et pointue, de caractère despotique, qui n'a pu re- fuser sa fille à Lucien, le fils unique d'un quincaillier du quartier, mais qui entend surveiller de près le jeune ménage. Dans le contrat, elle a cédé la boutique de bimbeloterie à Hortense, tout en se réservant une chambre dans l'appartement ; et, en réalité, c'est elle qui continue à diriger la maison, sous le prétexte de mettre les enfants au courant de la vente. 

3.

Estamos en el mes de agosto; el calor es intenso y los negocios van mal. La señora Larivière tiene un carácter más agrio que nunca; no tolerando que Luciano descuide sus quehaceres, al lado de Hortensia, ni un solo minuto. Un día que los sorprendió abrazándose en la tienda, dos semanas después del casamiento, hubo un escándalo en la casa. Acordándose de que ella no permitió nunca a su difunto esposo la menor familiaridad en el almacén, decía a sus hijos que sólo con mucha seriedad y con mucha compostura podía lograrse una clientela y una fortuna. «Yo, al menos, repetía, no conseguí sino de esa manera la fama de mi establecimiento»…

On est au mois d'août, la chaleur est intense, les af- faires vont fort mal. Aussi Mme Larivière est-elle plus aigre que jamais. Elle ne tolère point que Lu- cien s'oublie une seule minute près d'Hortense. Ne les a-t-elle pas surpris, un matin, en train de s'embras- ser dans la boutique ! Et cela, huit jours après la noce ! Voilà qui est propre, et qui donne tout de suite une bonne renommée à une maison ! Jamais elle n'a per- mis à M. Larivière de la toucher du bout des doigts dans la boutique. Il n'y pensait guère, d'ailleurs. Et c'est ainsi qu'ils avaient fondé leur établissement. 

4.

Luciano, pues, no queriendo aún enojarse, se contenta con enviar a su mitad besos furtivos cada vez que su buena suegra vuelve las espaldas.

Lucien, n'osant encore se révolter, envoie des baisers à sa femme, quand sa belle-mère a le dos tourné. 

5.

Un día, sin embargo, tómase la libertad de recordar en alta voz que sus familias les han prometido el dinero necesario para hacer un viaje de novios y pasar la luna de miel en santa calma.

Un jour, pourtaut, il se permet de rappeler que les familles, avant la noce, ont promis de leur payer un voyage, pour leur lune de miel. 

6.

A lo cual contesta la señora Larivière, apretando sus labios delgadísimos: 

Mme Larivière pince ses lèvres minces. 

7.

— Pues bien, idos a pasar un día al bosque de Vincennes.

— Eh bien! leur dit-elle, allez vous promener une après-midi au bois de Vincennes. 

8.

Ante tal respuesta los jóvenes esposos se miran consternados; y Hortensia comienza a encontrar verdaderamente ridícula a su madre. No pudiendo estar juntos sino durante la noche, tienen que guardar el mayor silencio, so pena de que la señora Larivière venga, al menor ruido, a preguntarles si están enfermos. Y cuando aun no están callados a media noche, les grita: 

Les nouveaux mariés se regardent d'un air consterné, Hortense commence à trouver sa mère vraiment ridicule. C'est à peine si, la nuit, elle est seule avec son mari. Au moindre bruit, Mme Larivière vient, pieds nus, frapper à leur porte, pour leur demander s'ils ne sont pas malades. Et, lorsqu'ils lui répondent qu'ils se portent très bien, elle leur crie: 

9.

— «Mejor sería que se durmieran ¡caramba! para no quedarse, mañana también, dormidos sobre el mostrador.»

— Vous feriez mieux de dormir, alors ... Demain, vous dormirez encore dans le comptoir. 

10.

No siendo ya tolerable aquella manera de vivir, Luciano habla, por segunda vez, del viaje soñado y cita los nombres de los comerciantes del barrio que hacen paseos de varios días, mientras sus padres o sus empleados tienen cuidado de sus tiendas. «El vendedor de guantes de la esquina de la rue Lafayette, por ejemplo, está en Dieppe; el cuchillero de la rue San Nicolás acaba de irse a Luchón; el joyero del bulevar fue a Suiza con su mujer… Ahora todo el que tiene algún dinero se permite un mes de vacaciones.»

Ce n'est plus tolerable. Lucien cite tous les boutiquiers du quartier qui se permettent de petits voyages, tandis que des parents ou des commis fidèles tiennent les magasins. Il y a le marchand de gants du coin de la rue Lafayette qui est à Dieppe, le coutelier de la rue Saint-Nicolas qui vient de partir pour Luchon, le bijoutier près du boulevard qui a emmené sa femme en Suisse. Maintenant, tous les gens à leur aise s'accordent un mois de villégiature. 

11.

Pero la señora Larivière grita de mal humor: — «Es la muerte del comercio, caballero, compréndalo usted. El ojo del amo engorda el ganado. En tiempo de mi difunto marido, nosotros no íbamos a Vincennes sino una vez al año, el lunes de Pascua… y siempre gozamos de muy buena salud, gracias a Dios… ¿Queréis que os diga una cosa? Pues bien, vosotros echaréis a perder la casa con vuestros deseos de recorrer el mundo. ¡Sí, la casa está ya echada a perder!»

— C'est la mort du commerce, monsieur, entendez- vous! crie Mme Larivière. Du temps de M. Larivière, nous allions à Vincennes une fois par an, le lundi de Pâques, et nous ne nous en portions pas plus mal.... Voulez-vous que je vous dire une chose ? eh bien ! vous perdrez la maison, avec ces goûts de courir le monde. Oui, la maison est perdue. 

12.

—Sin embargo —se atreve Hortensia a responder— me parece que antes de casarnos se nos había prometido un viaje de novios. Acuérdate, mamá, de que tú misma habías consentido en ello.

— Pourtant, il était bien convenu que nous ferions uu voyage, ose dire Hortense. Souviens-toi, maman, tu avais consenti. 

13.

—Puede ser —dice la señora Larivière— pero eso fue antes del casamiento, y las madres tenemos la costumbre de ofrecer en tal ocasión una multitud de necedades… Ahora es necesario ser formales…

— Peut-être, mais c'était avant la noce. Avant la noce, on dit comme ça toutes sortes de bêtises.... Hein? Soyons sérieux, maintenant! 

14.

Luciano sale de la casa para evitar una querella. Un deseo feroz de estrangular a su suegra lo tortura. Pero al volver, después de dos horas de ausencia, su fisonomía y su carácter están cambiados. Su manera de hablar con la madre de su mujer es dulce y aún algo sonriente y maliciosa. Por la noche, la primera pregunta que dirige a su esposa es:

Lucien est sorti pour éviter une querelle. Il se sent une envie féroce d'étrangler sa belle-mère. Mais, quand il rentre, au bout de deux heures, il est tout changé, il parle d'une voix douce à Mme Larivière, avec un petit sourire dans le coin des lèvres. 

15.

—«¿Conoces la Normandía?»

Le soir, il demande à sa femme : 

16.

Hortensia responde:

— Est-ce que tu connais la Normandie ? 

17.

—«Bien sabes que no; lo único que conozco es Vincennes; ¡lo único!»…

— Tu sais bien que non, répond Hortense. Je ne suis jamais allée qu'au bois de Vincennes.

18.

II

II

19.

Al día siguiente un acontecimiento inesperado conmueve la tienda de juguetes y joyas falsas de la señora Larivière. El padre de Luciano —el señor Bernard como le dicen en el barrio, donde se le considera como a buen vividor, franco y honrado en los negocios— viene a visitar a sus hijos. Y después de un rato de conversación, dice: «Me parece que a ustedes les agradará mi propósito de acompañarles a almorzar», palabras que produjeron mal efecto en el ánimo de su consuegra. Pero la verdadera sorpresa estaba reservada para los postres. Apenas servido el café, el señor Bernard exclama:

Le lendemain, un coup de tonnerre éclate dans la boutique de bimbeloterie. Le père de Lucien, le père Bérard, comme on le nomme dans le quartier, où il est connu pour un bon vivant menant rondement les affaires, vient s'inviter à déjeuner. Au café, il s'écrie: 

20.

—«También traigo en los bolsillos un regalo para los chicos.»

— J'apporte un cadeau à nos enfants. 

21.

Y sacó triunfalmente dos billetes del camino de hierro.

Et il tire triomphalement deux tickets de chemin de fer. 

22.

—«¿Qué es eso? -pregunta en tono angustioso la señora Larivière.

— Qu'est-ce que c'est que ça ? demande la belle-mère d'une voix étranglée. 

23.

El padre de Luciano responde: —«¿Esto? Pues esto son dos billetes de primera clase para hacer un viaje circular en Normandía… Vaya, hijos míos, un mes de alegría, un mes al aire libre… Estoy seguro de que vais a volver frescos como un par de rosas.»

— Ça, ce sont deux places de première classe pour un voyage circulaire en Normandie .... Hein ? mes petits, un mois au grand air I Vous allez revenir frais comme des roses. 

24.

La madre de Hortensia está pálida, aterrada; y aunque deseosa de protestar, se calla y se muerde los labios. La perspectiva de una disputa con el señor Bernard, que decía siempre la última palabra, le da miedo. Pero lo que más la atemoriza son las últimas palabras del quincallero que, hablando fuerte: «Es preciso arreglar las maletas —dice—. El viaje es para esta misma noche. Yo os conduciré a la estación ahora mismo. Hasta que no los vea en camino, no he de estar contento…»

Mme Larivière est atterrée. Elle veut protester; mais, au fond, elle ne se soucie pas d'une querelle avec le père Béraid, qui a toujours le dernier mot. Ce qui achève de l'ahurir, c'est que le quincaillier parle de mener tout de suite les voyageurs à la gare. Il ne les lâchera que lorsqu'il les verra dans le wagon. 

25.

—«Está bien —declara ella con una rabia sorda—; ¡llevaos a mi hija!… Así estaré más contenta, después de todo, puesto que ellos no se darán besos en la tienda y yo podré velar por el honor de nuestra casa.

—Cest bien, déclare-t-elle avec une rage sourde, enlevez-moi ma fille. J'aime mieux ça, ils ne s'embrasseront plus dans la boutique, et je veillerai à l'honneur de la maison!

26.

III

III

27.

Al fin el matrimonio está ya en la estación de San Lázaro acompañado del suegro que apenas les dio el tiempo necesario para meter algo de ropa blanca y unos cuantos trajes en el fondo de un baúl y que, al despedirse, los besa en las mejillas y les recomienda mirarlo todo para divertirlo, al regreso, con el relato de sus impresiones.

Enfin, les mariés sont à la gare Saint-Lazare, accom- pagnés du beau-père, qui a laissé le temps tout juste de jeter un peu de linge et quelques vêtements au foni d'une malle. Il leur pose sur les joues des baisers sonores, en leur recommandant de bien tout regarder, pour lui raconter ensuite ce qu'ils auront vu. Ça l'amusera!. 

28.

Luciano y Hortensia se precipitan sobre los andenes buscando un compartimiento desocupado que, al fin de muchas vueltas, encuentran por su buena fortuna, y en el cual toman asiento preparándose a pasar bien la noche. Al cabo de algunos minutos, sin embargo, un caballero viejo viene a echar por tierra sus castillos en el aire, tomando, frente a ellos, una plaza desde la cual su mirada severa examina con atención los menores movimientos de los novios.

Sur le quai du départ Lucien et Hortense se hâtent le long du train, cherchant un compartiment vide. Ils ont l'heureuse chance d'en trouver un, ils s'y précipitent et s'arrangent déjà pour un tête-à-tête, lorsqu ils ont la douleur de voir monter avec eux un monsieur à lunettes, qui, aussitôt assis, les regarde d'un air sévère. 

29.

El tren se pone en marcha. Hortensia vuelve la cabeza, desolada, afectando interés por el paisaje; pero, en realidad, sus ojos húmedos ni siquiera ponen atención en los árboles. Luciano busca un medio ingenioso para desembarazarse del viejo, no encontrando sino expedientes demasiado enérgicos. Al fin se calma esperando que su compañero los abandonará en Nantes o en Vernón, pero sus esperanzas se desvanecen al mirar que va hasta el Havre. Entonces, desesperado, se decídese a tomar entre las suyas las manos de su mujer. Después de todo, siendo casados, bien pueden manifestarse su ternura. La mirada del viejo se hace cada momento más severa y es tan evidente que desaprueba en absoluto aquellas muestras de afecto, que la pobre Hortensia se ruboriza y retira la mano.

Le train s ébranle; Hortense, désolée, tourne la tête et affecte de regarder le paysage: des larmes montent à ses yeux, elle 'ne voit pas seulement les arbres. Lucien cherche un moyen ingénieux de se débarrasser du vieux monsieur, et ne trouve que des expédients trop énergiques. Un moment, il espère que leur compagnon de route descendra à Mantes ou à Vernon. Vain espoir, le monsieur va jusqu'au Havre. Alors, Lucien, exaspéré, se décide à prendre la main de sa femme. Après tout, ils sont mariés, ils peuvent bien avouer leur tendresse. Mais les regards du vieux monsieur deviennent de plus en plus sévères, et il est si évident qu'il désapprouve absolument cette marque d'affection, que la jeune femme, rougissante, retire sa main. 

30.

El resto del viaje fue hecho en medio del más profundo silencio, hasta que, dichosamente, el tren llegó a Rouen.

Le reste du voyage se fait dans un silence gêné. Heureusement, on arrive à Rouen.

31.

Al salir de París, Luciano había comprado una Guía, en donde pudo escoger el hotel que mejor le pareció, creyendo poderse encontrar muy bien en él. En la mesa redonda apenas les es posible cambiar una palabra delante de toda aquella gente que no deja de mirarlos. Luego se deciden a meterse en la cama desde muy temprano, esperando poder estar en ella más contentos que en el camino de hierro y en el comedor; pero los muros del cuarto son tan delgados, que ninguno de los vecinos podía hacer un movimiento que no fuese oído por ellos, por lo cual no se atreven ni a toser...

Lucien, en quittant Paris, a acheté un Guide. Id descendent dans un hôtel recommandé, et ils sont aussitôt la proie des garçons. A la table d'hôte, c'est à peine s'ils osent échanger une parole devant tout ee monde qui les regarde. Enfin, ils se couchent de bonne heure; mais les cloisons sont si minces, que leurs voisins, à droite et à gauche, ne peuvent faire nn mouvement sans qu'ils l'entendent. Alors, ils n'osent plat remuer, ni même tousser dans leur lit. 

32.

—Visitemos la ciudad —dice Luciano al levantarse— y sigamos de prisa nuestro camino hacia el Havre.

—Visitons la ville, dit Lucien, le matin en se levant et partons vite pour Le Havre,.

33.

Luego comienzan su paseo sin poderse sentar un solo momento durante el día. Miran la catedral donde un cicerone les enseña la torre de Beurre que fue construida con los productos de una contribución que el clero había impuesto sobre las mantecas del lugar; miran el antiguo palacio de los duques de Normandía; las viejas iglesias convertidas en graneros; el cementerio monumental... lo miran todo, como en cumplimiento de un deber, sin encontrar ninguna alegría en la contemplación de tanto edificio histórico. Hortensia, sobre todo, se fastidia soberanamente, cansándose de tal manera que al día siguiente se queda dormida en el tren.

Toute la journée, ils restent sur pieds. Ils vont voir la cathédrale où on leur montre la tour de Beurre, une tour qui a été construite avec un impôt dont le clergé avait frappé les beurres de la contrée. lia visitent l'ancien palais des ducs de Normandie, les vieilles églises dont on a fait des greniers à fourrages, la place Jeanne-d'Arc, le Musée, jusqu'au cimetière Monumental. C'est comme un devoir qu'ils rempliesent, ils ne se font pas grace d'une maison historique. Hortense surtout s ennuie à mourir, et elle est tellement lasse, qu'elle dort le lendemain en chemin de fer. 

34.

Al llegar al Havre, también encuentran contrariedades. Las camas del hotel son tan estrechas que el posadero se ve obligado a darles un cuarto con dos lechos. Hortensia se pone a llorar creyéndose insultada. Luciano la consuela jurándole que no se detendrán allí sino el tiempo necesario para ver la ciudad. Sus viajes locos, a través de los edificios, continúan al día siguiente.

Au Havre, une autre contrariété les attend. Les lits de l'hôtel où ils descendent sont si étroits, qu'on les loge dans une chambre à deux lits. Hortense voit là une insulte et se met à pleurer. Il faut que Lucien la console, en lui jurant qu'ils ne resteront au Havre que le temps de voir la ville. Et leurs courses folles recommencent.

35.

Después de abandonar el Havre, se detienen algunos días en cada villa importante marcada en el itinerario. Visitan Honfleur, Pont l’Evêque, Caen, Bayeux, Cherbourg, etc., y llenándose la cabeza con una infinidad de calles y de monumentos, confundiendo las iglesias, atontados por la sucesión rápida de horizontes, no llegan a encontrar el interés buscado. En todas partes les ha sido imposible hallar un rincón pacífico y dichoso para acariciarse lejos de los oídos indiscretos. Al fin ya no miran nada, siguiendo su viaje como una obligación molesta de la cual no encuentran manera de deshacerse. Una tarde Luciano deja escapar, en Cherbourg, estas palabras:

Et ils quittent Le Havre, et ils s'arrêtent ainsi quelnues jours dans chaque ville importante, marquée sur 1'itinéraire. Ils visitent Honneur, Pont-L'Évéque, Caen, Bayeux, Cherbourg, la tête pleine d'une débandade de rues et de monuments, confondant les églises, hébétés par cette succession rapide d'horizons qui ne les intéressent pas du tout. Nulle part ils n'ont encore trouvé un coin de paix et de bonheur où ils pourraient s'embrasser loin des oreilles indiscrètes. Ils en sont venus à ne plus rien regarder, continuant strictetement leur voyage ainsi qu'une corvée dont ils ne savent comment se débarrasser. Puisqu'ils sont partis, il faut bien qu'ils reviennent Un soir, à Cherbourg, Lucien laisse échapper cette parole : 

36.

—«¡Creo que estaríamos menos tristes al lado de tu madre!»

— Je crois que je préfère ta mère. 

37.

Al día siguiente, caminando en dirección de Grandville, Luciano comienza a mirar la campiña a través de las ventanillas, con verdadera furia. De repente el tren se detiene en una estación insignificante cuyo nombre, dicho en alta voz por un empleado del ferrocarril, ni siquiera llega a sus oídos, y cuyo aspecto adorable hace exclamar a Luciano:

Le lendemain, ils partent pour Granville. Mais Lucien reste sombre et jette des regards farouches sur la campagne, dont les champs se déploient en éventail, aux deux côtés de la voie. Tout d'un coup, comme le train s'arrête à une petite station dont le nom ne leur arrive même pas aux oreilles, un trou adorable de verdure perdu dana les arbres, Lucien s'écrie: 

38.

—Bajemos, bajemos de prisa.

— Descendons, ma chère, descendons vite! 

39.

—Pero esta estación no está en la Guía —dice Hortensia, espantada.

— Mais cette station n'est pas sur lo Guide, dit Hortense stupéfaite. 

40.

—¡La guía! ¡la guía! —responde el marido—.¡Ya vas a ver lo que voy a hacer con ella! Venga, ¡bajemos de prisa!

— Le Guide! le Guide! reprend-il, tu vas voir ce que je vais en faire, du Guide! Allons, vite, descends ! 

41.

—Pero ¿y los equipajes?

— Mais nos bagages ? 

42.

—Los equipajes me importan poco.

— Je me moque bien de nos bagages ! 

43.

Y cuando Hortensia hubo bajado, el tren comenzó de nuevo a caminar, dejándolos en un agujero verde y fresco. Al salir de la pequeña estación, los dos enamorados se encuentran en pleno campo… Ningún ruido turba el gran silencio de la Naturaleza, a no ser el canto de los pájaros y el murmullo de un arroyuelo. La primera ocupación de Luciano consiste en arrojar su guía en medio de un estanque. Después la calma y la libertad sonríen ante sus ojos encantados.

Et Hortense descend, le train file et les laisse tous les doux dons le trou adorable de verdure. Ils se trouvent en pleine compagne, au sortir de la petite gare. Pas un bruit Des oiseaux chantent dans les arbres, un clair ruisseau coule au fond d'un vallon. Le premier soin de Lucien est de lancer le Guide au beau milieu d'une mare. Enfin, c'est fini, ils sont libres!

44.

IV

IV

45.

La patrona de una posada que se encuentra a trescientos pasos de la estación, les proporciona un cuarto amplio, encalado, con muros de un metro de espesor, pero cuyo aspecto primaveral alegra la vista. Por lo demás, ni un solo pasajero, ni un solo testigo indiscreto; nada más que las gallinas que miran curiosamente.

A trois cents pas, il y a une auberge isolée, dont l'hôtesse leur donne une grande chambre blanchie à la chaux, d'une gaieté prmtanière. Les murs ont un mètre d'épaisseur. D'ailleurs, il n'y a pas un voyageur dans cette auberge, et, seules, les poules les regardent d'un air curieux. 

46.

—Puesto que nuestros billetes son aún válidos para ocho días —dice Luciano— pasemos aquí una buena semana.

— Nos billets sont encore valables pour huit jours, dit Lucien; eh bien! nous passerons nos huit jours ici. 

47.

Y realmente, ¡buena semana fue! Perdiéndose entre los senderos floridos e internándose en el bosque hasta llegar a las faldas de una colina, pasan alegremente los días, escondidos en el fondo de los matorrales que abrigan, complacientes, sus amores. A veces siguen al arroyuelo en su curso, corriendo como estudiantes escapados; Hortensia se quita los botines para tomar baños de pies, mientras Luciano la hace exhalar gritos de susto besándole bruscamente la nuca.

Quelle délicieuse semaine! Ils s'en vont dès le matin par les sentiers perdus, ils s'enfoncent dans un bois, sur la pente d'une colline, et là ils vivent leurs journées, cachés au fond des herbes qui abritent leurs jeunes amours. D'autres fois, ils suivent le ruisseuu, Hortense court comme une écolière échappée ; puis elle Ate ses bottines et prend des bains de pieds, tandis que Lucien lui fait pousser de petits cris, en lui posant de brusques baisers sur la nuque. 

48.

Hasta la falta de ropa blanca y el estado de desnudez en que se encuentran, es causa para ellos de contento. Esa especie de abandono en un desierto donde nadie los supone, les encanta. Un día es necesario que Hortensia pida prestadas algunas prendas interiores a la dueña, y la tela grosera de las camisas, que le pica la piel, no la hace sino reír. Su cuarto es tan alegre que desde las ocho de la noche, hora en que la campiña oscura y silenciosa ya no los atrae, se encierran en él con verdadero placer, recomendando siempre que nadie vaya a despertarlos. A veces el mismo Luciano baja a la cocina para buscar el almuerzo, compuesto de huevos y de chuletas, sin permitir que nadie le ayude a subir sus provisiones. Y esos almuerzos exquisitos comidos al borde de la cama, en donde las caricias y los besos son más numerosos que los bocados de pan, se prolongan siempre hasta muy tarde.

Leur manque de linge, l'état de dénuement où ils se trouvent, les égayé beaucoup. Ils sont enchantés d'être ainsi abandonnés, dans un désert où personne ne les soupçonne. Il a fallu qu'Horteuce empruntât du gros linge à l'aubergiste, des chemises de toile qui lui grattent la peau et qui la font rire. Leur chambre est si gaie! Ils s'y enferment dès huit heures lorsque la campagne noire et silencieuse ne les tente plus. Surtout, ils recommandent qu'on ne les réveille pas. Lucien descend parfois en pantoufles, remonte lui-même le déjeuner, des œufs et des côtelettes, sans permettre à personne d'entrer dons la chambre. Et ce sont des déjeuners exquis, mangés au bord du lit, et qui n'en finissent pas, grâce aux baisers plus nombreux quelles bouchées de pain. 

49.

El séptimo día, sin embargo, llega al fin; y los pobres enamorados se admiran y se entristecen al ver lo de prisa que han vivido, decidiéndose a partir sin averiguar siquiera el nombre de ese país, propicio como ninguno a sus amores, en el cual han obtenido un cuarterón de luna de miel.

Le septième jour, ils restent surpris et désolés d'avoir vécu si vite. Et ils partent sans même vouloir connaître le nom du pays où ils se sont aimés. Au moins, ils auront eu un quartier de leur lune de miel. 

50.

V

V

51.

Sus equipajes los esperan en París desde hace una semana.

C'est à Paris seulement qu'ils rattrapent leurs bagages. 

52.

Cuando el señor Bernard los interroga, Luciano y Hortensia responden embrolladamente, diciendo que han visto el mar en Caen y la torre de Beurre en el Havre.

Quand le père Bérard les interroge, ils s'embrouillent. Ils ont vu la mer à Caen, et ils placent la tour de Beurre au Havre. 

53.

-Pero ¡qué demonios! —exclama el quincallero— vosotros no me habláis de Cherburgo… ¡ni del Arsenal!

— Mats, que diable! s'écrie le quincaillier, vous ne me parlez pas de Cherbourg... Et l'arsenal?

54.

—Ah —responde Luciano— el arsenal es muy pequeño y además tiene pocos árboles.

—Oh! un tout petit arsenal, répond tranquillement Lucien. Ça manque d'arbres. 

55.

Entonces la señora Larivière, siempre seca, siempre agria, alza los hombros y murmura:

Alors, Mme Larivière, toujours sévère, hausse les épaules en murmurant: 

56.

—Lo que es así no vale la pena hacer viajes...¡Ni siquiera conocen los monumentos!... Vamos, Hortensia, basta de locuras y al mostrador otra vez...

— Si ça vaut la peine de voyager! Ils ne connaissent seulement pas les monuments. . . Allons, Hortense, assez de folies, mets-toi au comptoir.

57.

(Cuentos escogidos de los mejores autores franceses contemporáneos. París: Garnier Hermanos, Libreros-Editores 1893. Traducción española de Enrique Gómez Carrillo)

("Le reveil" Montreal, 27 Juillet 1806)

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Émile Zola

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2.

Hace ocho días que Luciano Bérard y Hortensia Larivière están casados. La madre de la novia, viuda del señor Larivière, que posee, desde hace treinta años, un comercio de juguetes y bisutería en la calle de la Chaussée d’Antin, es una mujer seca y angulosa, de carácter despótico, que no pudo negar la mano de su hija a Luciano, único heredero de un quincallero del barrio; pero que tiene intenciones de vigilar, constantemente y muy de cerca, al nuevo matrimonio. En el contrato, la señora Larivière ha cedido a su hija la tienda completa, reservándose apenas una habitación de su casa, pero en realidad es ella misma quien continúa dirigiéndolo todo con pretexto de poner a sus hijos al corriente de la venta.

Il y a huit jours que Lucien Bérard et Hortense La- rivière sont mariés. Madame veuve Larivière, la mè- re, tient, depuis trente ans, un commerce de bimbelote- rie, rue de la Chaussée-d'Antin. C est une femme sè- che et pointue, de caractère despotique, qui n'a pu re- fuser sa fille à Lucien, le fils unique d'un quincaillier du quartier, mais qui entend surveiller de près le jeune ménage. Dans le contrat, elle a cédé la boutique de bimbeloterie à Hortense, tout en se réservant une chambre dans l'appartement ; et, en réalité, c'est elle qui continue à diriger la maison, sous le prétexte de mettre les enfants au courant de la vente. 

3.

Estamos en el mes de agosto; el calor es intenso y los negocios van mal. La señora Larivière tiene un carácter más agrio que nunca; no tolerando que Luciano descuide sus quehaceres, al lado de Hortensia, ni un solo minuto. Un día que los sorprendió abrazándose en la tienda, dos semanas después del casamiento, hubo un escándalo en la casa. Acordándose de que ella no permitió nunca a su difunto esposo la menor familiaridad en el almacén, decía a sus hijos que sólo con mucha seriedad y con mucha compostura podía lograrse una clientela y una fortuna. «Yo, al menos, repetía, no conseguí sino de esa manera la fama de mi establecimiento»…

On est au mois d'août, la chaleur est intense, les af- faires vont fort mal. Aussi Mme Larivière est-elle plus aigre que jamais. Elle ne tolère point que Lu- cien s'oublie une seule minute près d'Hortense. Ne les a-t-elle pas surpris, un matin, en train de s'embras- ser dans la boutique ! Et cela, huit jours après la noce ! Voilà qui est propre, et qui donne tout de suite une bonne renommée à une maison ! Jamais elle n'a per- mis à M. Larivière de la toucher du bout des doigts dans la boutique. Il n'y pensait guère, d'ailleurs. Et c'est ainsi qu'ils avaient fondé leur établissement. 

4.

Luciano, pues, no queriendo aún enojarse, se contenta con enviar a su mitad besos furtivos cada vez que su buena suegra vuelve las espaldas.

Lucien, n'osant encore se révolter, envoie des baisers à sa femme, quand sa belle-mère a le dos tourné. 

5.

Un día, sin embargo, tómase la libertad de recordar en alta voz que sus familias les han prometido el dinero necesario para hacer un viaje de novios y pasar la luna de miel en santa calma.

Un jour, pourtaut, il se permet de rappeler que les familles, avant la noce, ont promis de leur payer un voyage, pour leur lune de miel. 

6.

A lo cual contesta la señora Larivière, apretando sus labios delgadísimos: 

Mme Larivière pince ses lèvres minces. 

7.

— Pues bien, idos a pasar un día al bosque de Vincennes.

— Eh bien! leur dit-elle, allez vous promener une après-midi au bois de Vincennes. 

8.

Ante tal respuesta los jóvenes esposos se miran consternados; y Hortensia comienza a encontrar verdaderamente ridícula a su madre. No pudiendo estar juntos sino durante la noche, tienen que guardar el mayor silencio, so pena de que la señora Larivière venga, al menor ruido, a preguntarles si están enfermos. Y cuando aun no están callados a media noche, les grita: 

Les nouveaux mariés se regardent d'un air consterné, Hortense commence à trouver sa mère vraiment ridicule. C'est à peine si, la nuit, elle est seule avec son mari. Au moindre bruit, Mme Larivière vient, pieds nus, frapper à leur porte, pour leur demander s'ils ne sont pas malades. Et, lorsqu'ils lui répondent qu'ils se portent très bien, elle leur crie: 

9.

— «Mejor sería que se durmieran ¡caramba! para no quedarse, mañana también, dormidos sobre el mostrador.»

— Vous feriez mieux de dormir, alors ... Demain, vous dormirez encore dans le comptoir. 

10.

No siendo ya tolerable aquella manera de vivir, Luciano habla, por segunda vez, del viaje soñado y cita los nombres de los comerciantes del barrio que hacen paseos de varios días, mientras sus padres o sus empleados tienen cuidado de sus tiendas. «El vendedor de guantes de la esquina de la rue Lafayette, por ejemplo, está en Dieppe; el cuchillero de la rue San Nicolás acaba de irse a Luchón; el joyero del bulevar fue a Suiza con su mujer… Ahora todo el que tiene algún dinero se permite un mes de vacaciones.»

Ce n'est plus tolerable. Lucien cite tous les boutiquiers du quartier qui se permettent de petits voyages, tandis que des parents ou des commis fidèles tiennent les magasins. Il y a le marchand de gants du coin de la rue Lafayette qui est à Dieppe, le coutelier de la rue Saint-Nicolas qui vient de partir pour Luchon, le bijoutier près du boulevard qui a emmené sa femme en Suisse. Maintenant, tous les gens à leur aise s'accordent un mois de villégiature. 

11.

Pero la señora Larivière grita de mal humor: — «Es la muerte del comercio, caballero, compréndalo usted. El ojo del amo engorda el ganado. En tiempo de mi difunto marido, nosotros no íbamos a Vincennes sino una vez al año, el lunes de Pascua… y siempre gozamos de muy buena salud, gracias a Dios… ¿Queréis que os diga una cosa? Pues bien, vosotros echaréis a perder la casa con vuestros deseos de recorrer el mundo. ¡Sí, la casa está ya echada a perder!»

— C'est la mort du commerce, monsieur, entendez- vous! crie Mme Larivière. Du temps de M. Larivière, nous allions à Vincennes une fois par an, le lundi de Pâques, et nous ne nous en portions pas plus mal.... Voulez-vous que je vous dire une chose ? eh bien ! vous perdrez la maison, avec ces goûts de courir le monde. Oui, la maison est perdue. 

12.

—Sin embargo —se atreve Hortensia a responder— me parece que antes de casarnos se nos había prometido un viaje de novios. Acuérdate, mamá, de que tú misma habías consentido en ello.

— Pourtant, il était bien convenu que nous ferions uu voyage, ose dire Hortense. Souviens-toi, maman, tu avais consenti. 

13.

—Puede ser —dice la señora Larivière— pero eso fue antes del casamiento, y las madres tenemos la costumbre de ofrecer en tal ocasión una multitud de necedades… Ahora es necesario ser formales…

— Peut-être, mais c'était avant la noce. Avant la noce, on dit comme ça toutes sortes de bêtises.... Hein? Soyons sérieux, maintenant! 

14.

Luciano sale de la casa para evitar una querella. Un deseo feroz de estrangular a su suegra lo tortura. Pero al volver, después de dos horas de ausencia, su fisonomía y su carácter están cambiados. Su manera de hablar con la madre de su mujer es dulce y aún algo sonriente y maliciosa. Por la noche, la primera pregunta que dirige a su esposa es:

Lucien est sorti pour éviter une querelle. Il se sent une envie féroce d'étrangler sa belle-mère. Mais, quand il rentre, au bout de deux heures, il est tout changé, il parle d'une voix douce à Mme Larivière, avec un petit sourire dans le coin des lèvres. 

15.

—«¿Conoces la Normandía?»

Le soir, il demande à sa femme : 

16.

Hortensia responde:

— Est-ce que tu connais la Normandie ? 

17.

—«Bien sabes que no; lo único que conozco es Vincennes; ¡lo único!»…

— Tu sais bien que non, répond Hortense. Je ne suis jamais allée qu'au bois de Vincennes.

18.

II

II

19.

Al día siguiente un acontecimiento inesperado conmueve la tienda de juguetes y joyas falsas de la señora Larivière. El padre de Luciano —el señor Bernard como le dicen en el barrio, donde se le considera como a buen vividor, franco y honrado en los negocios— viene a visitar a sus hijos. Y después de un rato de conversación, dice: «Me parece que a ustedes les agradará mi propósito de acompañarles a almorzar», palabras que produjeron mal efecto en el ánimo de su consuegra. Pero la verdadera sorpresa estaba reservada para los postres. Apenas servido el café, el señor Bernard exclama:

Le lendemain, un coup de tonnerre éclate dans la boutique de bimbeloterie. Le père de Lucien, le père Bérard, comme on le nomme dans le quartier, où il est connu pour un bon vivant menant rondement les affaires, vient s'inviter à déjeuner. Au café, il s'écrie: 

20.

—«También traigo en los bolsillos un regalo para los chicos.»

— J'apporte un cadeau à nos enfants. 

21.

Y sacó triunfalmente dos billetes del camino de hierro.

Et il tire triomphalement deux tickets de chemin de fer. 

22.

—«¿Qué es eso? -pregunta en tono angustioso la señora Larivière.

— Qu'est-ce que c'est que ça ? demande la belle-mère d'une voix étranglée. 

23.

El padre de Luciano responde: —«¿Esto? Pues esto son dos billetes de primera clase para hacer un viaje circular en Normandía… Vaya, hijos míos, un mes de alegría, un mes al aire libre… Estoy seguro de que vais a volver frescos como un par de rosas.»

— Ça, ce sont deux places de première classe pour un voyage circulaire en Normandie .... Hein ? mes petits, un mois au grand air I Vous allez revenir frais comme des roses. 

24.

La madre de Hortensia está pálida, aterrada; y aunque deseosa de protestar, se calla y se muerde los labios. La perspectiva de una disputa con el señor Bernard, que decía siempre la última palabra, le da miedo. Pero lo que más la atemoriza son las últimas palabras del quincallero que, hablando fuerte: «Es preciso arreglar las maletas —dice—. El viaje es para esta misma noche. Yo os conduciré a la estación ahora mismo. Hasta que no los vea en camino, no he de estar contento…»

Mme Larivière est atterrée. Elle veut protester; mais, au fond, elle ne se soucie pas d'une querelle avec le père Béraid, qui a toujours le dernier mot. Ce qui achève de l'ahurir, c'est que le quincaillier parle de mener tout de suite les voyageurs à la gare. Il ne les lâchera que lorsqu'il les verra dans le wagon. 

25.

—«Está bien —declara ella con una rabia sorda—; ¡llevaos a mi hija!… Así estaré más contenta, después de todo, puesto que ellos no se darán besos en la tienda y yo podré velar por el honor de nuestra casa.

—Cest bien, déclare-t-elle avec une rage sourde, enlevez-moi ma fille. J'aime mieux ça, ils ne s'embrasseront plus dans la boutique, et je veillerai à l'honneur de la maison!

26.

III

III

27.

Al fin el matrimonio está ya en la estación de San Lázaro acompañado del suegro que apenas les dio el tiempo necesario para meter algo de ropa blanca y unos cuantos trajes en el fondo de un baúl y que, al despedirse, los besa en las mejillas y les recomienda mirarlo todo para divertirlo, al regreso, con el relato de sus impresiones.

Enfin, les mariés sont à la gare Saint-Lazare, accom- pagnés du beau-père, qui a laissé le temps tout juste de jeter un peu de linge et quelques vêtements au foni d'une malle. Il leur pose sur les joues des baisers sonores, en leur recommandant de bien tout regarder, pour lui raconter ensuite ce qu'ils auront vu. Ça l'amusera!. 

28.

Luciano y Hortensia se precipitan sobre los andenes buscando un compartimiento desocupado que, al fin de muchas vueltas, encuentran por su buena fortuna, y en el cual toman asiento preparándose a pasar bien la noche. Al cabo de algunos minutos, sin embargo, un caballero viejo viene a echar por tierra sus castillos en el aire, tomando, frente a ellos, una plaza desde la cual su mirada severa examina con atención los menores movimientos de los novios.

Sur le quai du départ Lucien et Hortense se hâtent le long du train, cherchant un compartiment vide. Ils ont l'heureuse chance d'en trouver un, ils s'y précipitent et s'arrangent déjà pour un tête-à-tête, lorsqu ils ont la douleur de voir monter avec eux un monsieur à lunettes, qui, aussitôt assis, les regarde d'un air sévère. 

29.

El tren se pone en marcha. Hortensia vuelve la cabeza, desolada, afectando interés por el paisaje; pero, en realidad, sus ojos húmedos ni siquiera ponen atención en los árboles. Luciano busca un medio ingenioso para desembarazarse del viejo, no encontrando sino expedientes demasiado enérgicos. Al fin se calma esperando que su compañero los abandonará en Nantes o en Vernón, pero sus esperanzas se desvanecen al mirar que va hasta el Havre. Entonces, desesperado, se decídese a tomar entre las suyas las manos de su mujer. Después de todo, siendo casados, bien pueden manifestarse su ternura. La mirada del viejo se hace cada momento más severa y es tan evidente que desaprueba en absoluto aquellas muestras de afecto, que la pobre Hortensia se ruboriza y retira la mano.

Le train s ébranle; Hortense, désolée, tourne la tête et affecte de regarder le paysage: des larmes montent à ses yeux, elle 'ne voit pas seulement les arbres. Lucien cherche un moyen ingénieux de se débarrasser du vieux monsieur, et ne trouve que des expédients trop énergiques. Un moment, il espère que leur compagnon de route descendra à Mantes ou à Vernon. Vain espoir, le monsieur va jusqu'au Havre. Alors, Lucien, exaspéré, se décide à prendre la main de sa femme. Après tout, ils sont mariés, ils peuvent bien avouer leur tendresse. Mais les regards du vieux monsieur deviennent de plus en plus sévères, et il est si évident qu'il désapprouve absolument cette marque d'affection, que la jeune femme, rougissante, retire sa main. 

30.

El resto del viaje fue hecho en medio del más profundo silencio, hasta que, dichosamente, el tren llegó a Rouen.

Le reste du voyage se fait dans un silence gêné. Heureusement, on arrive à Rouen.

31.

Al salir de París, Luciano había comprado una Guía, en donde pudo escoger el hotel que mejor le pareció, creyendo poderse encontrar muy bien en él. En la mesa redonda apenas les es posible cambiar una palabra delante de toda aquella gente que no deja de mirarlos. Luego se deciden a meterse en la cama desde muy temprano, esperando poder estar en ella más contentos que en el camino de hierro y en el comedor; pero los muros del cuarto son tan delgados, que ninguno de los vecinos podía hacer un movimiento que no fuese oído por ellos, por lo cual no se atreven ni a toser...

Lucien, en quittant Paris, a acheté un Guide. Id descendent dans un hôtel recommandé, et ils sont aussitôt la proie des garçons. A la table d'hôte, c'est à peine s'ils osent échanger une parole devant tout ee monde qui les regarde. Enfin, ils se couchent de bonne heure; mais les cloisons sont si minces, que leurs voisins, à droite et à gauche, ne peuvent faire nn mouvement sans qu'ils l'entendent. Alors, ils n'osent plat remuer, ni même tousser dans leur lit. 

32.

—Visitemos la ciudad —dice Luciano al levantarse— y sigamos de prisa nuestro camino hacia el Havre.

—Visitons la ville, dit Lucien, le matin en se levant et partons vite pour Le Havre,.

33.

Luego comienzan su paseo sin poderse sentar un solo momento durante el día. Miran la catedral donde un cicerone les enseña la torre de Beurre que fue construida con los productos de una contribución que el clero había impuesto sobre las mantecas del lugar; miran el antiguo palacio de los duques de Normandía; las viejas iglesias convertidas en graneros; el cementerio monumental... lo miran todo, como en cumplimiento de un deber, sin encontrar ninguna alegría en la contemplación de tanto edificio histórico. Hortensia, sobre todo, se fastidia soberanamente, cansándose de tal manera que al día siguiente se queda dormida en el tren.

Toute la journée, ils restent sur pieds. Ils vont voir la cathédrale où on leur montre la tour de Beurre, une tour qui a été construite avec un impôt dont le clergé avait frappé les beurres de la contrée. lia visitent l'ancien palais des ducs de Normandie, les vieilles églises dont on a fait des greniers à fourrages, la place Jeanne-d'Arc, le Musée, jusqu'au cimetière Monumental. C'est comme un devoir qu'ils rempliesent, ils ne se font pas grace d'une maison historique. Hortense surtout s ennuie à mourir, et elle est tellement lasse, qu'elle dort le lendemain en chemin de fer. 

34.

Al llegar al Havre, también encuentran contrariedades. Las camas del hotel son tan estrechas que el posadero se ve obligado a darles un cuarto con dos lechos. Hortensia se pone a llorar creyéndose insultada. Luciano la consuela jurándole que no se detendrán allí sino el tiempo necesario para ver la ciudad. Sus viajes locos, a través de los edificios, continúan al día siguiente.

Au Havre, une autre contrariété les attend. Les lits de l'hôtel où ils descendent sont si étroits, qu'on les loge dans une chambre à deux lits. Hortense voit là une insulte et se met à pleurer. Il faut que Lucien la console, en lui jurant qu'ils ne resteront au Havre que le temps de voir la ville. Et leurs courses folles recommencent.

35.

Después de abandonar el Havre, se detienen algunos días en cada villa importante marcada en el itinerario. Visitan Honfleur, Pont l’Evêque, Caen, Bayeux, Cherbourg, etc., y llenándose la cabeza con una infinidad de calles y de monumentos, confundiendo las iglesias, atontados por la sucesión rápida de horizontes, no llegan a encontrar el interés buscado. En todas partes les ha sido imposible hallar un rincón pacífico y dichoso para acariciarse lejos de los oídos indiscretos. Al fin ya no miran nada, siguiendo su viaje como una obligación molesta de la cual no encuentran manera de deshacerse. Una tarde Luciano deja escapar, en Cherbourg, estas palabras:

Et ils quittent Le Havre, et ils s'arrêtent ainsi quelnues jours dans chaque ville importante, marquée sur 1'itinéraire. Ils visitent Honneur, Pont-L'Évéque, Caen, Bayeux, Cherbourg, la tête pleine d'une débandade de rues et de monuments, confondant les églises, hébétés par cette succession rapide d'horizons qui ne les intéressent pas du tout. Nulle part ils n'ont encore trouvé un coin de paix et de bonheur où ils pourraient s'embrasser loin des oreilles indiscrètes. Ils en sont venus à ne plus rien regarder, continuant strictetement leur voyage ainsi qu'une corvée dont ils ne savent comment se débarrasser. Puisqu'ils sont partis, il faut bien qu'ils reviennent Un soir, à Cherbourg, Lucien laisse échapper cette parole : 

36.

—«¡Creo que estaríamos menos tristes al lado de tu madre!»

— Je crois que je préfère ta mère. 

37.

Al día siguiente, caminando en dirección de Grandville, Luciano comienza a mirar la campiña a través de las ventanillas, con verdadera furia. De repente el tren se detiene en una estación insignificante cuyo nombre, dicho en alta voz por un empleado del ferrocarril, ni siquiera llega a sus oídos, y cuyo aspecto adorable hace exclamar a Luciano:

Le lendemain, ils partent pour Granville. Mais Lucien reste sombre et jette des regards farouches sur la campagne, dont les champs se déploient en éventail, aux deux côtés de la voie. Tout d'un coup, comme le train s'arrête à une petite station dont le nom ne leur arrive même pas aux oreilles, un trou adorable de verdure perdu dana les arbres, Lucien s'écrie: 

38.

—Bajemos, bajemos de prisa.

— Descendons, ma chère, descendons vite! 

39.

—Pero esta estación no está en la Guía —dice Hortensia, espantada.

— Mais cette station n'est pas sur lo Guide, dit Hortense stupéfaite. 

40.

—¡La guía! ¡la guía! —responde el marido—.¡Ya vas a ver lo que voy a hacer con ella! Venga, ¡bajemos de prisa!

— Le Guide! le Guide! reprend-il, tu vas voir ce que je vais en faire, du Guide! Allons, vite, descends ! 

41.

—Pero ¿y los equipajes?

— Mais nos bagages ? 

42.

—Los equipajes me importan poco.

— Je me moque bien de nos bagages ! 

43.

Y cuando Hortensia hubo bajado, el tren comenzó de nuevo a caminar, dejándolos en un agujero verde y fresco. Al salir de la pequeña estación, los dos enamorados se encuentran en pleno campo… Ningún ruido turba el gran silencio de la Naturaleza, a no ser el canto de los pájaros y el murmullo de un arroyuelo. La primera ocupación de Luciano consiste en arrojar su guía en medio de un estanque. Después la calma y la libertad sonríen ante sus ojos encantados.

Et Hortense descend, le train file et les laisse tous les doux dons le trou adorable de verdure. Ils se trouvent en pleine compagne, au sortir de la petite gare. Pas un bruit Des oiseaux chantent dans les arbres, un clair ruisseau coule au fond d'un vallon. Le premier soin de Lucien est de lancer le Guide au beau milieu d'une mare. Enfin, c'est fini, ils sont libres!

44.

IV

IV

45.

La patrona de una posada que se encuentra a trescientos pasos de la estación, les proporciona un cuarto amplio, encalado, con muros de un metro de espesor, pero cuyo aspecto primaveral alegra la vista. Por lo demás, ni un solo pasajero, ni un solo testigo indiscreto; nada más que las gallinas que miran curiosamente.

A trois cents pas, il y a une auberge isolée, dont l'hôtesse leur donne une grande chambre blanchie à la chaux, d'une gaieté prmtanière. Les murs ont un mètre d'épaisseur. D'ailleurs, il n'y a pas un voyageur dans cette auberge, et, seules, les poules les regardent d'un air curieux. 

46.

—Puesto que nuestros billetes son aún válidos para ocho días —dice Luciano— pasemos aquí una buena semana.

— Nos billets sont encore valables pour huit jours, dit Lucien; eh bien! nous passerons nos huit jours ici. 

47.

Y realmente, ¡buena semana fue! Perdiéndose entre los senderos floridos e internándose en el bosque hasta llegar a las faldas de una colina, pasan alegremente los días, escondidos en el fondo de los matorrales que abrigan, complacientes, sus amores. A veces siguen al arroyuelo en su curso, corriendo como estudiantes escapados; Hortensia se quita los botines para tomar baños de pies, mientras Luciano la hace exhalar gritos de susto besándole bruscamente la nuca.

Quelle délicieuse semaine! Ils s'en vont dès le matin par les sentiers perdus, ils s'enfoncent dans un bois, sur la pente d'une colline, et là ils vivent leurs journées, cachés au fond des herbes qui abritent leurs jeunes amours. D'autres fois, ils suivent le ruisseuu, Hortense court comme une écolière échappée ; puis elle Ate ses bottines et prend des bains de pieds, tandis que Lucien lui fait pousser de petits cris, en lui posant de brusques baisers sur la nuque. 

48.

Hasta la falta de ropa blanca y el estado de desnudez en que se encuentran, es causa para ellos de contento. Esa especie de abandono en un desierto donde nadie los supone, les encanta. Un día es necesario que Hortensia pida prestadas algunas prendas interiores a la dueña, y la tela grosera de las camisas, que le pica la piel, no la hace sino reír. Su cuarto es tan alegre que desde las ocho de la noche, hora en que la campiña oscura y silenciosa ya no los atrae, se encierran en él con verdadero placer, recomendando siempre que nadie vaya a despertarlos. A veces el mismo Luciano baja a la cocina para buscar el almuerzo, compuesto de huevos y de chuletas, sin permitir que nadie le ayude a subir sus provisiones. Y esos almuerzos exquisitos comidos al borde de la cama, en donde las caricias y los besos son más numerosos que los bocados de pan, se prolongan siempre hasta muy tarde.

Leur manque de linge, l'état de dénuement où ils se trouvent, les égayé beaucoup. Ils sont enchantés d'être ainsi abandonnés, dans un désert où personne ne les soupçonne. Il a fallu qu'Horteuce empruntât du gros linge à l'aubergiste, des chemises de toile qui lui grattent la peau et qui la font rire. Leur chambre est si gaie! Ils s'y enferment dès huit heures lorsque la campagne noire et silencieuse ne les tente plus. Surtout, ils recommandent qu'on ne les réveille pas. Lucien descend parfois en pantoufles, remonte lui-même le déjeuner, des œufs et des côtelettes, sans permettre à personne d'entrer dons la chambre. Et ce sont des déjeuners exquis, mangés au bord du lit, et qui n'en finissent pas, grâce aux baisers plus nombreux quelles bouchées de pain. 

49.

El séptimo día, sin embargo, llega al fin; y los pobres enamorados se admiran y se entristecen al ver lo de prisa que han vivido, decidiéndose a partir sin averiguar siquiera el nombre de ese país, propicio como ninguno a sus amores, en el cual han obtenido un cuarterón de luna de miel.

Le septième jour, ils restent surpris et désolés d'avoir vécu si vite. Et ils partent sans même vouloir connaître le nom du pays où ils se sont aimés. Au moins, ils auront eu un quartier de leur lune de miel. 

50.

V

V

51.

Sus equipajes los esperan en París desde hace una semana.

C'est à Paris seulement qu'ils rattrapent leurs bagages. 

52.

Cuando el señor Bernard los interroga, Luciano y Hortensia responden embrolladamente, diciendo que han visto el mar en Caen y la torre de Beurre en el Havre.

Quand le père Bérard les interroge, ils s'embrouillent. Ils ont vu la mer à Caen, et ils placent la tour de Beurre au Havre. 

53.

-Pero ¡qué demonios! —exclama el quincallero— vosotros no me habláis de Cherburgo… ¡ni del Arsenal!

— Mats, que diable! s'écrie le quincaillier, vous ne me parlez pas de Cherbourg... Et l'arsenal?

54.

—Ah —responde Luciano— el arsenal es muy pequeño y además tiene pocos árboles.

—Oh! un tout petit arsenal, répond tranquillement Lucien. Ça manque d'arbres. 

55.

Entonces la señora Larivière, siempre seca, siempre agria, alza los hombros y murmura:

Alors, Mme Larivière, toujours sévère, hausse les épaules en murmurant: 

56.

—Lo que es así no vale la pena hacer viajes...¡Ni siquiera conocen los monumentos!... Vamos, Hortensia, basta de locuras y al mostrador otra vez...

— Si ça vaut la peine de voyager! Ils ne connaissent seulement pas les monuments. . . Allons, Hortense, assez de folies, mets-toi au comptoir.

57.

(Cuentos escogidos de los mejores autores franceses contemporáneos. París: Garnier Hermanos, Libreros-Editores 1893. Traducción española de Enrique Gómez Carrillo)

("Le reveil" Montreal, 27 Juillet 1806)

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