El elixir del Padre Gaucher / L'élixir du Père Gaucher - Alphonse Daudet
1.

Beba usted ésto, beba usted ésto, mi querido vecino; verá usted lo que es bueno.

— Buvez ceci, mon voisin ; vous m’en direz des nouvelles.

2.

Y, gota a gota, con la minuciosidad de un lapidario que contase perlas, el cura de Graveson escanció en mi copa obra de dos dedos de un licor verde, dorado, tibio, reluciente, exquisito.... Me bastó probarlo para sentir en el estómago un calor muy agradable.

Et, goutte à goutte, avec le soin minutieux d'un lapidaire comptant des perles, le curé de Graveson me versa deux doigts d'une liqueur verte, dorée, chaude, étincelante, exquise… J'en eus l'estomac tout ensoleillé.

3.

—Es el elíxir del P. Gaucher, el regocijo y la salud de nuestra Provenza (me dijo el buen señor en son de triunfo): lo elaboran en el convento de los Premonstratenses, como a dos leguas del molino de usted ¿No es cierto que vale tanto cuanto puedan valer todos los chartreuses del mundo?.... ¡Y si supiese usted qué gracia tiene la historia de este elíxir! Óigala usted, ante todas cosas....

— C'est l'élixir du Père Gaucher, la joie et la santé de notre Provence, me fit le brave homme d'un air triomphant; on le fabrique au couvent des Prémontrés, à deux lieues de votre moulin… N'est-ce pas que cela vaut bien toutes les chartreuses du monde?… Et si vous saviez comme elle est amusante, l'histoire de cet élixir! Écoutez plutôt…

4.

Entonces, con toda sencillez, sin pizca de segunda intención, en aquel comedor de presbítero, tan cándido y tan tranquilo, con su vía crucis, sus cuadritos y sus lindas cortinas claras y almidonadas como sobrepellices, el sacerdote comenzó una historieta, algo y aun algos escéptica é irreverente, a la manera de un cuento de Erasmo o de Assoucy.

Alors, tout naïvement, sans y entendre malice, dans cette salle à manger de presbytère, si candide et si calme avec son Chemin de la croix en petits tableaux et ses jolis rideaux clairs empesés comme des surplis, l'abbé me commença une historiette légèrement sceptique et irrévérencieuse, à la façon d'un conte d'Érasme ou de d'Assoucy:

5.

—Hace ahora veinte años, los Premonstratenses o, por mejor decir, los Padres blancos, según los nombraban nuestros paisanos los provenzales, habían caído en una escasez extremada. Si hubiese usted visto la casa de esos pobres frailes entonces, se habría entristecido.

— Il y a vingt ans, les Prémontrés, ou plutôt les Pères blancs, comme les appellent nos Provençaux, étaient tombés dans une grande misère. Si vous aviez vu leur maison de ce temps-là, elle vous aurait fait peine.

6.

La hermosa cerca, la torre Pacome se caían a pedazos. Enrededor del claustro, en que nacían hierbas, hendíanse las columnas, y las esculturas de piedra se derrumbaban en sus hornacinas. No había vidriera sana, ni puerta que cerrase. En los patios, en las capillas los aires del Ródano soplaban lo mismo que en Camagüe, apagando los cirios, rompiendo cristales y vaciando las pilillas del agua bendita. Pero lo más triste de todo esto era el campanario del convento silencioso como palomar vacío: ¡y, los Padres, a falta de recursos para comprar una campana, obligados a tocar a maitines con carracas de madera de almendro!

Le grand mur, la tour Pacôme, s'en allaient en morceaux. Tout autour du cloître rempli d'herbes, les colonnettes se fendaient, les saints de pierre croulaient dans leurs niches. Pas un vitrail debout, pas une porte qui tînt. Dans les préaux, dans les chapelles, le vent du Rhône soufflait comme en Camargue, éteignant les cierges, cassant le plomb des vitrages, chassant l'eau des bénitiers. Mais le plus triste de tout, c'était le clocher du couvent, silencieux comme un pigeonnier vide; et les Pères, faute d'argent pour s'acheter une cloche, obligés de sonner matines avec des cliquettes de bois d'amandier!…

7.

¡Pobres Padres blancos! Todavía me parece verlos en la procesión del Corpus desfilar tristemente, envueltos en sus capas remendadas, flacos, como alimentados con limones y sandías, y detrás de ellos el señor abad que andaba con la cabeza baja, muy avergonzado de mostrar a la luz del sol su cruz ya desdorada y su mitra de lana blanca apolillada por completo. Las señoras de la hermandad lloraban de compasión en sus filas, y los abanderados rollizos bromeaban entre sí, señalando a los monjes y diciendo:

Pauvres Pères blancs! Je les vois encore, à la procession de la Fête-Dieu, défilant tristement dans leurs capes rapiécées, pâles, maigres, nourris de citres et de pastèques, et derrière eux monseigneur l'abbé, qui venait la tête basse, tout honteux de montrer au soleil sa crosse dédorée et sa mitre de laine blanche mangée des vers. Les dames de la confrérie en pleuraient de pitié dans les rangs, et les gros porte-bannière ricanaient entre eux tout bas en se montrant les pauvres moines:

8.

—Los estorninos, cuando van en bandadas, van flacos.

— Les étourneaux vont maigres quand ils vont en troupe.  

9.

La verdad es que los desventurados Padres blancos habían llegado al extremo de preguntarse a ellos mismos si no les sería más conveniente emprender el vuelo por esos mundos, y buscarse cada cual el necesario alimento.

Le fait est que les infortunés Pères blancs en étaient arrivés eux-mêmes à se demander s'ils ne feraient pas mieux de prendre leur vol à travers le monde et de chercher pâture chacun de son côté.

10.

Pues, señor, cierto día en que estaban tratando esta cuestión en el cabildo, se puso en conocimiento del Prior que el hermano Gaucher solicitaba ser oído en consejo.... Bien es que usted sepa ante todo, para su gobierno, que este hermano Gaucher era un boyero del convento; es decir, que se pasaba los días dando vueltas en el claustro desde una arcada a otra arcada, antecogiendo a dos vacas éticas que buscaban hierbas en las hendeduras del pavimento. Mantenido hasta la edad de doce años por una vieja medio loca de la comarca de Baux, vieja a quien los del país nombraban la tía Begón; recogido después en el convento por los frailes, el infeliz vaquero nunca había aprendido cosa alguna que no fuese guiar sus vacas y rezar un Pater noster; y aun para eso lo decía en dialecto provenzal, porque el pobre tenía duro el cerebro, y el ingenio como un puñal de plomo. Fuera de esto, era buen cristiano, muy fervoroso, si bien un poco visionario, y llevaba el cilicio con fe, y se disciplinaba con robusta convicción y brazo fuerte.

Or, un jour que cette grave question se débattait dans le chapitre, on vint annoncer au prieur que le frère Gaucher demandait à être entendu au conseil… Vous saurez pour votre gouverne que ce frère Gaucher était le bouvier du couvent; c'est-à-dire qu'il passait ses journées à rouler d'arcade en arcade dans le cloître, en poussant devant lui deux vaches étiques qui cherchaient l'herbe aux fentes des pavés. Nourri jusqu'à douze ans par une vieille folle du pays des Baux, qu'on appelait tante Bégon, recueilli depuis chez les moines, le malheureux bouvier n'avait jamais pu rien apprendre qu'à conduire ses bêtes et à réciter son Pater noster; encore le disait-il en provençal, car il avait la cervelle dure et l'esprit comme une dague de plomb. Fervent chrétien du reste, quoique un peu visionnaire, à l'aise sous le cilice et se donnant la discipline avec une conviction robuste, et des bras!…

11.

Cuando se le vio entrar en la sala del capítulo, tan sencillo, tan burdo y saludando a la asamblea repetidas veces echando una pierna hacia atrás, prior, canónigos, tesorero, todos en una palabra, se echaron a reír. Este era el efecto que producía siempre en dondequiera que se presentase aquella cara buenaza, a la que hacía blanquear su barba de cabra, y aquellos ojos medio alocados; por esto el hermano Gaucher no se turbó.

Quand on le vit entrer dans la salle du chapitre, simple et balourd, saluant l'assemblée la jambe en arrière, prieur, chanoines, argentier, tout le monde se mit à rire. C'était toujours l'effet que produisait, quand elle arrivait quelque part, cette bonne face grisonnante avec sa barbe de chèvre et ses yeux un peu fous; aussi le frère Gaucher ne s'en émut pas.

12.

—«Reverendos padres (dijo el recién llegado con tono bonachón y retorciendo su rosario de huesos de aceitunas): tienen mucha razón los que dicen que los toneles vacíos son los que mejor suenan. Figuraos que a fuerza de ahuecar mi pobre cabeza, ya bastante hueca de por sí, creo haber encontrado el medio de sacaros de apuros.

— Mes révérends, fit-il d'un ton bonasse en tortillant son chapelet de noyaux d'olives, on a bien raison de dire que ce sont les tonneaux vides qui chantent le mieux. Figurez-vous qu'à force de creuser ma pauvre tête déjà si creuse, je crois que j'ai trouvé le moyen de nous tirer tous de peine.

13.

»He aquí la manera. ¿Os acordáis de la tía Begon, aquella mujer que me cuidaba cuando yo era pequeño? (Santa gloria haya la vieja picara; cantaba unas canciones bastante malas después de beber.) Pues quiero deciros, mis reverendos padres, que la tía Begón, cuando estaba viva, era tan conocedora de las hierbas de las montañas como sacristán viejo de Córcega, o más todavía. ¡Vaya! como que había compuesto antes de morirse un elíxir — que no hay otro—mezclando cinco o seis especies de hierbas que ella y yo íbamos a buscar juntos por los bosques. Desde entonces han pasado ya muchos años, ya lo creo; pero tengo esperanzas de que con el auxilio de San Agustín y la licencia de nuestro abad, podría ya, buscándola bien, volver a dar con la composición de ese elíxir asombroso. Entonces nosotros no tendríamos que hacer sino embotellarlo y venderlo un poco caro, lo que permitiría a la comunidad enriquecerse muy santa y dulcemente, como han hecho nuestros hermanos de la Trapa y de la Gran Cartuja. 

«Voici comment. Vous savez bien tante Bégon, cette brave femme qui me gardait quand j'étaispetit. (Dieu ait son âme, la vieille coquine! elle chantait de bien vilaines chansons après boire.) Je vous dirai donc, mes révérends pères, que tante Bégon, de son vivant, se connaissait aux herbes de montagnes autant et mieux qu'un vieux merle de Corse. Voire, elle avait composé sur la fin de ses jours un élixir incomparable en mélangeant cinq ou six espèces de simples que nous allions cueillir ensemble dans les Alpilles. Il y a belles années de cela: mais je pense qu'avec l'aide de saint Augustin et la permission de notre père abbé, je pourrais — en cherchant bien — retrouver la composition de ce mystérieux élixir. Nous n'aurions plus alors qu'à le mettre en bouteilles, et à le vendre un peu cher, ce qui permettrait à la communauté de s'enrichir doucettement, comme ont fait nos frères de la Trappe et de la Grande…

14.

No tuvo tiempo de concluir. El Abad habíase levantado para echarle al cuello los brazos. Los canónigos le estrechaban las manos. El tesorero, más conmovido todavía que los demás, besaba con respeto el borde, no muy aseado, de los hábitos del vaquero. Después volvió cada cual a su asiento para deliberar, y sin levantar la sesión, el cabildo determinó que fuesen confiadas las vacas al hermano Thrasybulo, para que el hermano Gaucher pudiera consagrarse por completo a la confección del elíxir.

Il n'eut pas le temps de finir. Le prieur s'était levé pour lui sauter au cou. Les chanoines lui prenaient les mains. L'argentier, encore plus ému que tous les autres, lui baisait avec respect le bord tout effrangé de sa cucule… Puis chacun revint à sa chaire pour délibérer; et, séance tenante, le chapitre décida qu'on confierait les vaches au frère Thrasybule, pour que le frère Gaucher pût se donner tout entier à la confection de son élixir.

15.

¿Cómo llegó el pobre hermano Gaucher a tropezar de nuevo con la receta de la tía Begón? ¿A precio de qué esfuerzos? ¿A costa de qué vigilias? La historia no lo dice. Lo únicamente seguro es que, transcurridos seis meses, era ya muy popular el elíxir de los Padres blancos. En toda la comarca, en todo el país de Arles, no había vivienda, ni granja, ni posesión, en el fondo de cuya despensa no figurase, entre las botellas de vino rancio y la jarra de aceitunas manzanilla, un frasquito de barro oscuro, lacrado y sellado con la corona de la Provenza, con un fraile en éxtasis, pintado sobre una faja plateada. Merced a la boga de su elíxir, el convento de los Premonstratenses se enriqueció con rapidez. Se reedificó la torre de Pacôme. El Abad tuvo una mitra nueva; la iglesia hermosos cristales labrados; y en el fino encaje del campanario, toda una compañía completa de campanas y de campanillas, dióse a luz en una mañana de Pascuas repicando y tocando a vuelo.

Comment le bon frère parvint-il à retrouver la recette de tante Bégon? au prix de quels efforts? au prix de quelles veilles? L'histoire ne le dit pas. Seulement, ce qui est sûr, c'est qu'au bout de six mois, l'élixir des Pères blancs était déjà très populaire. Dans tout le Comtat, dans tout le pays d'Arles, pas un mas , pas une grange qui n'eut au fond de sa dépense , entre les bouteilles de vin cuit et les jarres d'olives à la picholine, un petit flacon de terre brune cacheté aux armes de Provence, avec un moine en extase sur une étiquette d'argent. Grâce à la vogue de son élixir, la maison des Prémontrés s'enrichit très rapidement. On releva la tour Pacôme. Le prieur eut une mitre neuve, l'église de jolis vitraux ouvragés; et, dans la fine dentelle du clocher, toute une compagnie de cloches et de clochettes vint s'abattre, un beau matin de Pâques, tintant et carillonnant à la grande volée.

16.

Por lo que respeta al hermano Gaucher, es claro que en el convento no volvió a hablar nadie de aquel infeliz hermano lego, cuyas necedades divertían a toda la comunidad. Desde aquella fecha no se conocía más que al Reverendo Padre Gaucher, hombre de gran cabeza y de mucho saber, que vivía completamente aislado de las ocupaciones múltiples y monótonas del claustro, y se encerraba todo el día en su destilatorio, mientras que treinta frailes recorrían las montañas para buscarle hierbas aromáticas. Este destilatorio, donde nadie, ni aun el mismo Prior, tenía derecho a penetrar, era una capilla antigua y abandonada, situada en el extremo del jardín de los canónigos. La sencillez de aquellos Padres candorosos había convertido la tal capilla en una cosa misteriosa y formidable, y si, por acaso, un monacillo atrevido y curioso, encaramándose por alguna parra, llegaba hasta el rosetón de la portada, muy pronto se dejaba caer espantado por haber visto al Padre Gaucher con su barba de nigromántico, inclinado sobre sus hornillos y con el pesalicores en lo mano; y además, en torno del fraile, retortas de barro encarnado, alambiques gigantescos, serpentinas de vidrio, en amontonamiento extraño, que resplandecía como cosa de magia al rojo brillo de los cristales.

Quant au frère Gaucher, ce pauvre frère lai dont les rusticités égayaient tant le chapitre, il n'en fut plus question dans le couvent. On ne connut plus désormais que le Révérend Père Gaucher, homme de tête et de grand savoir, qui vivait complètement isolé des occupations si menues et si multiples du cloître, et s'enfermait tout le jour dans sa distillerie, pendant que trente moines battaient la montagne pour lui chercher des herbes odorantes… Cette distillerie, où personne, pas même le prieur, n'avait le droit de pénétrer, était une ancienne chapelle abandonnée, tout au bout du jardin des chanoines. La simplicité des bons pères en avait fait quelque chose de mystérieux et de formidable; et si, par aventure, un moinillon hardi et curieux, s'accrochant aux vignes grimpantes, arrivait jusqu'à la rosace du portail, il en dégringolait bien vite, effaré d'avoir vu le Père Gaucher, avec sa barbe de nécroman, penché sur ses fourneaux, le pèse-liqueur à la main; puis, tout autour, des cornues de grès rose, des alambics gigantesques, des serpentins de cristal, tout un encombrement bizarre qui flamboyait ensorcelé dans la lueur rouge des vitraux…

17.

Al caer la tarde, cuando se oía el toque de oración, la puerta de este recinto del misterio se abría discretamente, y el reverendo. padre Gaucher se dirigía a la iglesia para asistir a los oficios de la noche. ¡Había que ver cómo era recibido cuando atravesaba el monasterio! Los Hermanos se abrían en dos filas para dejarle paso. Decíanse:

Au jour tombant, quand sonnait le dernier Angélus, la porte de ce lieu de mystère s'ouvrait discrètement, et le révérend se rendait à l'église pour l'office du soir. Il fallait voir quel accueil quand il traversait le monastère! Les frères faisaient la haie sur son passage. On disait:

18.

—¡Chis!.... ¡Tiene el secreto!

— Chut!… il a le secret!…

19.

El tesorero le seguía y le hablaba inclinando la cabeza. En medio de estas adulaciones, el Padre se alejaba enjugándose el sudor de la frente, con el tricornio de anchas alas un poco echado atrás como una aureola, contemplando con regocijo enrededor suyo los patios espaciosos sembrados de naranjos, los techos azulados en que giraban veletas nuevas, y en el claustro, resplandeciente de blancura,—entre las columnitas elegantes y limpias,—los canónigos con trajes nuevos, que desfilaban de dos en dos con semblantes tranquilos.

L'argentier le suivait et lui parlait la tête basse… Au milieu de ces adulations, le père s'en allait en s'épongeant le front, son tricorne aux larges bords posé en arrière comme une auréole, regardant autour de lui d'un air de complaisance les grandes cours plantées d'orangers, les toits bleus où tournaient des girouettes neuves, et, dans le cloître éclatant de blancheur, — entre les colonnettes élégantes et fleuries, — les chanoines habillés de frais qui défilaient deux par deux avec des mines reposées.

20.

—«¡A mí, a mí se debe todo esto!»,—se decía asimismo el Padre Gaucher, y cada vez que lo pensaba subía a su cabeza una ráfaga de orgullo.

— C'est à moi qu'ils doivent tout cela! se disait le révérend en lui-même; et chaque fois cette pensée lui faisait monter des bouffées d'orgueil.

21.

El pobre hombre recibió muy pronto el castigo. Va usted a verlo.

Le pauvre homme en fut bien puni. Vous allez voir…

22.

Figúrese usted que una noche, durante los oficios, llegó a la iglesia el Padre Gaucher presa de una agitación extraordinaria; encendido, jadeante, con la capucha del revés, y de tal modo turbado, que para tomar agua bendita mojó sus mangas hasta el codo. Creyóse, por de pronto, que aquella emoción era motivada por el retraso con que llegaba; pero cuando le vieron hacer reverencias repetidas al órgano, a la tribuna, en lugar de dirigir su saludo al altar mayor, atravesar la iglesia como un huracán, vagar durante cinco minutos por el coro para buscar su sillón, y después de sentado inclinarse a derecha y a izquierda, sonriéndose con su aire de beatitud, un murmullo de asombro circuló por las tres naves. Se hablaba en voz baja de breviario a breviario :

Figurez-vous qu'un soir, pendant l'office, il arriva à l'église dans une agitation extraordinaire: rouge, essoufflé, le capuchon de travers, et si troublé qu'en prenant de l'eau bénite il y trempa ses manches jusqu'au coude. On crut d'abord que c'était l'émotion d'arriver en retard; mais quand on le vit faire de grandes révérences à l'orgue et aux tribunes au lieu de saluer le maître-autel, traverser l'église en coup de vent, errer dans le chœur pendant cinq minutes pour chercher sa stalle, puis une fois assis, s'incliner de droite et de gauche en souriant d'un air béat, un murmure d'étonnement courut dans les trois nefs. On chuchotait de bréviaire à bréviaire:

23.

—¿Qué tiene nuestro Padre Gaucher? ¿Qué tiene nuestro Padre Gaucher?

— Qu'a donc notre Père Gaucher?… Qu'a donc notre Père Gaucher?

24.

Por dos veces el Abad, impacientándose, golpeó con su cruz las losas del pavimento para imponer silencio.... Allá, en el fondo del coro, los salmos adelantaban, pero los responsos carecían de vigor.

Par deux fois le prieur, impatienté, fit tomber sa crosse sur les dalles pour commander le silence… Là-bas, au fond du chœur, les psaumes allaient toujours; mais les répons manquaient d'entrain…

25.

De repente, en medio del Ave verum, cate usted a nuestro Padre Gaucher que se recuesta en su sillón, y entona con voz ruidosa ;

Tout à coup, au beau milieu de l'Ave verum , voilà mon Père Gaucher qui se renverse dans sa stalle et entonne d'une voix éclatante:

26.

«Hay en París un blanco, papá, 
Patatín, patata, tarabú, taraba.»

Dans Paris, il y a un Père blanc,
Patatin, patatan, tarabin, taraban…

27.

Consternación general. Todos se levantan. Exclaman algunos :

Consternation générale. Tout le monde se lève. On crie:

28.

—Lleváosle,—está endemoniado.

— Emportez-le… il est possédé!

29.

Los canónigos se persignan. La cruz de monseñor se agita con violencia. Pero el Padre Gaucher ni ve nada, ni escucha nada; y dos frailes vigorosos se ven precisados a llevárselo casi arrastrado por la puertecilla del coro, a pesar de resistirse él como un exorcizado, y continuar cada vez con más fuerza sus patatín y sus taraba. Al amanecer del día siguiente, hallábase el desventurado de rodillas en el oratorio del Prior y se confesaba derramando torrentes de lágrimas.

Les chanoines se signent. La crosse de monseigneur se démène… Mais le Père Gaucher ne voit rien, n'écoute rien; et deux moines vigoureux sont obligés de l'entraîner par la petite porte du chœur, se débattant comme un exorcisé et continuant de plus belle ses patatin et ses taraban.
Le lendemain, au petit jour, le malheureux était à genoux dans l'oratoire du prieur, et faisait sa coulpe avec un ruisseau de larmes:

30.

—Es el elíxir, monseñor, es el elíxir el que me ha sorprendido,—exclamaba Gaucher, dándose golpes de pecho. Y de verle tan arrepentido, tan contrito, el mismo Abad se conmovía.

— C'est l'élixir, Monseigneur, c'est l'élixir qui m'a surpris, disait-il en se frappant la poitrine. Et de le voir si marri, si repentant, le bon prieur en était tout ému lui-même.

31.

—Vamos, vamos, Padre Gaucher, cálmese; todo eso desaparecerá como desaparece el rocío a los rayos del sol. Al fin y al cabo, el escándalo no ha sido tan grande como cree. Es cierto que la canción era un poco.... un poco... un poco.... En fin, es preciso creer que los novicios no la habrán oído. Ahora, veamos: dígame cómo le ha ocurrido esa desgracia. ¿Ha sido catando el elíxir, no es verdad? Habrá tenido la mano algo torpe. Sí, sí, lo comprendo. Lo mismo le sucedió al hermano Schwartz, el inventor de la pólvora: ha sido el Padre víctima de su propia invención. Y díganos, excelente amigo: ¿es absolutamente necesario que sea él mismo quien cate, quien pruebe ese terrible elíxir?.

— Allons, allons, Père Gaucher, calmez-vous, tout cela séchera comme la rosée au soleil… Après tout, le scandale n'a pas été aussi grand que vous pensez. Il y a bien eu la chanson qui était un peu… hum! hum!… Enfin il faut espérer que les novices ne l'auront pas entendue… À présent, voyons, dites-moi bien comment la chose vous est arrivée… C'est en essayant l'élixir, n'est-ce pas? Vous aurez eu la main trop lourde… Oui, oui, je comprends… C'est comme le frère Schwartz, l'inventeur de la poudre: vous avez été victime de votre invention… Et dites-moi, mon brave ami, est-il bien nécessaire que vous l'essayiez sur vous-même, ce terrible élixir?

32.

—Desgraciadamente sí, monseñor.... El areómetro me da con exactitud la fuerza y el grado del alcohol; pero para el refinado, para la suavidad, no puedo confiar sino en mi lengua.

— Malheureusement, oui, Monseigneur… l'éprouvette me donne bien la force et le degré de l'alcool; mais pour le fini, le velouté, je ne me fie guère qu'à ma langue…

33.

— iAh! está perfectamente. Pero escuche, Padre, escuche lo que le digo. ¿Cuando prueba así ese licor por necesidad, le parece bueno? ¿Lo saborea con gusto?

— Ah! très bien… Mais écoutez encore un peu que je vous dise… Quand vous goûtez ainsi l'élixir par nécessité, est-ce que cela vous semble bon? Y prenez-vous du plaisir?…

34.

— ¡Ay! sí, monseñor (respondió el desventurado ruborizándose). Desde hace dos noches que la encontré ¡un bouquet, un aroma! Seguramente ha sido el demonio el que me ha jugado esa mala pasada.... Estoy, por lo tanto, decidido a no utilizar en adelante más que el areómetro. Tanto peor si el líquido no resulta bastante suave, si no tiene las condiciones....

— Hélas! oui, Monseigneur, fit le malheureux Père en devenant tout rouge… Voilà deux soirs que je lui trouve un bouquet, un arôme!… C'est pour sûr le démon qui m'a joué ce vilain tour… Aussi je suis bien décidé désormais à ne plus me servir que de l'éprouvette. Tant pis si la liqueur n'est pas assez fine, si elle ne fait pas assez la perle…  

35.

—Líbrese muy bien de hacer eso (interrumpió el Abad con viveza). No conviene exponerse a disgustar a nuestra clientela Lo que debe hacer ahora, Padre, ya que está apercibido, se reduce a tomar precauciones. Vamos a ver. ¿Qué es lo que necesita para una cata completa? Quince o veinte gotas, ¿no es esto? Pongamos veinte gotas. Muy diestro ha de ser el demonio, Padre, si por veinte gotas logra atraparle. Además, para prevenir todo accidente, yo le dispenso para en adelante de asistir a la iglesia. Diga el oficio de la tarde en el destilatorio. Ahora, vaya en paz, reverendo Padre; vaya en paz, y, sobre todo, cuente bien sus gotas.

— Gardez-vous-en bien, interrompit le prieur avec vivacité. Il ne faut pas s'exposer à mécontenter la clientèle… Tout ce que vous avez à faire maintenant que vous voilà prévenu, c'est de vous tenir sur vos gardes… Voyons, qu'est-ce qu'il vous faut pour vous rendre compte?… Quinze ou vingt gouttes, n'est-ce pas?… mettons vingt gouttes… Le diable sera bien fin s'il vous attrape avec vingt gouttes… D'ailleurs, pour prévenir tout accident, je vous dispense dorénavant de venir à l'église. Vous direz l'office du soir dans la distillerie… Et maintenant, allez en paix, mon Révérend, et surtout… comptez bien vos gouttes.

36.

iAy! En vano fue que el desdichado Padre contase las gotas.... El demonio se había apoderado de él, y no le soltó.

Hélas! le pauvre Révérend eut beau compter ses gouttes… le démon le tenait, et ne le lâcha plus.

37.

¡La destiladora, eso es otra cosa, oyó desde entonces rezos muy peregrinos!

C'est la distillerie qui entendit de singuliers offices!

38.

Durante el día, vaya, todo iba perfectamente. El Padre estaba muy tranquilo; preparaba sus hornillos, sus alambiques, exprimía cuidadosamente sus hierbas, todas hierbas de Provenza, delicadas, grises, lanceoladas.... abrasadas de sol y de aromas. Pero por la tarde, cuando los componentes estaban en infusión y el elixir se templaba en cacerola inmensa de cobre rojizo, comenzaba el martirio del pobre hombre.

Le jour, encore, tout allait bien. Le Père était assez calme: il préparait ses réchauds, ses alambics, triait soigneusement ses herbes, toutes herbes de Provence, fines, grises, dentelées, brûlées de parfums et de soleil… Mais, le soir, quand les simples étaient infusés et que l'élixir tiédissait dans de grandes bassines de cuivre rouge, le martyre du pauvre homme commençait.

39.

—¡Diez y siete.... diez y ocho.... diez y nueve.... veinte!

— … Dix-sept… dix-huit… dix-neuf… vingt!…

40.

Las gotas caían desde el pesalicores al cubilete de plata sobredorada. Estas veinte eran tragadas por el Padre de una vez, sin que el catador experimentase placer alguno. Solamente la que hacía veintiuna le inspiraba deseo.... ¡Oh! ¡esta vigésimoprimera gota! Entonces, para librarse de la tentación, iba el pobre al extremo del laboratorio, poníase de rodillas, y se abismaba en sus padre nuestros. Pero del licor tibio todavía elevábase un humillo saturado de perfumes, que venía a rodearlo, y a pesar suyo le arrastraba otra vez hacia los receptáculos del líquido.... El licor tenía ya su hermoso matiz verde dorado.... Inclinado hacia él, dilatadas sus narices, el Padre lo movía suavemente con el mango del aparatillo, y en la burbujita brillante que arrastraba la ola de esmeralda, parecíale ver los ojos de la tía Begón que se reían y brillaban y le miraban.

Les gouttes tombaient du chalumeau dans le gobelet de vermeil. Ces vingt-là, le père les avalait d'un trait, presque sans plaisir. Il n'y avait que la vingt et unième qui lui faisait envie. Oh! cette vingt et unième goutte!… Alors, pour échapper à la tentation, il allait s'agenouiller tout au bout du laboratoire et s'abîmait dans ses patenôtres. Mais de la liqueur encore chaude il montait une petite fumée toute chargée d'aromates, qui venait rôder autour de lui et, bon gré mal gré, le ramenait vers les bassines… La liqueur était d'un beau vert doré… Penché dessus, les narines ouvertes, le père la remuait tout doucement avec son chalumeau, et dans les petites paillettes étincelantes que roulait le flot d'émeraude, il lui semblait voir les yeux de tante Bégon qui riaient et pétillaient en le regardant…

41.

— ¡Vamos! ¡Una gotita más!

— Allons! encore une goutte!

42.

Y gota a gota, el infeliz acababa por tener lleno su cubilete hasta los bordes. Entonces, agotadas sus fuerzas, dejábase caer el Padre en un gran sillón, y allí, abandonado el cuerpo, medio cerrados los ojos, saboreaba a sorbos su pecado, diciendo en voz muy baja con un remordimiento delicioso:

Et de goutte en goutte, l'infortuné finissait par avoir son gobelet plein jusqu'au bord. Alors, à bout de forces, il se laissait tomber dans un grand fauteuil, et, le corps abandonné, la paupière à demi close, il dégustait son péché par petits coups, en se disant tout bas avec un remords délicieux:

43.

— ¡Ah! ¡me condeno!.... ¡me condeno!

— Ah! je me damne… je me damne…

44.

Lo peor del caso es que en el fondo de este elixir diabólico encontraba el Padre, en virtud de no sé qué sortilegio, las pecaminosas canciones de la tía Begón: Estas eran tres comadres que hablan de dar un banquete!.... o La pastorcita del maestro Andrés, se va sólita al bosque de.... y siempre la famosa de los Padres blancos: Patatín y patatán.

Le plus terrible, c'est qu'au fond de cet élixir diabolique, il retrouvait, par je ne sais quel sortilège, toutes les vilaines chansons de tante Bégon:<em> Ce sont trois petites commères, qui parlent de faire un banquet…ou: Bergerette de maître André s'en va-t-au bois seulette… et toujours la fameuse des Pères blancs:<em>Patatin patatan.

45.

Calcúlese cuál sería su confusión al día siguiente, cuando los frailes de la celda próxima a la suya le decían con cierto aire malicioso:

Pensez quelle confusion le lendemain, quand ses voisins de cellule lui faisaient d'un air malin: 

46.

—¡Bah! ¡bah! ¡Padre Gaucher! Ayer, cuando se acostaba, tenía la cabeza a pájaros.

— Eh! eh! Père Gaucher, vous aviez des cigales en tête, hier soir en vous couchant.

47.

Entonces era el llorar y el desesperarse, entonces el apelar al ayuno, al cilicio y a los disciplinazos. Pero nada podía contra el demonio del elíxir, y todas las noches, a la misma hora, la posesión tornaba a empezar.

Alors c'étaient des larmes, des désespoirs, et le jeûne, et le cilice, et la discipline. Mais rien ne pouvait contre le démon de l'élixir; et tous les soirs, à la même heure, la possession recommençait.

48.

Durante este tiempo llovían encargos sobre el convento que era una bendición. Venían de Nîmes , de Alix, de Avignon, de Marsella.... El convento iba tomando, de un día para otro, el aspecto de establecimiento manufacturero. Había hermanos embaladores; otros para poner las contraseñas, otros para llevar la correspondencia, otros para cuidar del arrastre; con unas y con otras el servicio de Dios, perdía siempre algún repique de campanas; pero las gentes necesitadas del país no perdían nada; yo lo aseguro.

Pendant ce temps, les commandes pleuvaient à l'abbaye que c'était une bénédiction. Il en venait de Nîmes, d'Aix, d'Avignon, de Marseille… De jour en jour le couvent prenait un petit air de manufacture. Il y avait des frères emballeurs, des frères étiqueteurs, d'autres pour les écritures, d'autres pour le camionnage; le service de Dieu y perdait bien par-ci par-là quelques coups de cloches; mais les pauvres gens du pays n'y perdaient rien, je vous en réponds…

49.

Pues bien: cierto domingo por la mañana, mientras el tesorero leía ante el capítulo en pleno su inventario de fin de año y los canónigos le escuchaban, brillándoles los ojos y con la sonrisa en los labios, he aquí al Padre Gaucher que se presenta en el salón, gritando:

Et donc, un beau dimanche matin, pendant que l'argentier lisait en plein chapitre son inventaire de fin d'année et que les bons chanoines l'écoutaient les yeux brillants et le sourire aux lèvres, voilà le Père Gaucher qui se précipite au milieu de la conférence en criant:

50.

—Se acabó.... Ya no hago más.... Vuélvanme mis vacas.

— C'est fini… Je n'en fais plus… Rendez-moi mes vaches.

51.

—¿Qué ocurre, Padre Gaucher?—preguntó el Prior, que algo sospechaba sobre lo que ocurría.

— Qu'est-ce qu'il y a donc, Père Gaucher? demanda le prieur, qui se doutait bien un peu de ce qu'il y avait.

52.

—¿Qué ocurre, monseñor?.... Pues ocurre que estoy en camino de prepararme una hermosa eternidad de llamas y de tizonazos. Ocurre que bebo, y bebo, y bebo como un miserable.

— Ce qu'il y a, Monseigneur?… Il y a que je suis en train de me préparer une belle éternité de flammes et de coups de fourche… Il y a que je bois, que je bois comme un misérable…

53.

—Pero ya le dije que contara las gotas.

— Mais je vous avais dit de compter vos gouttes.

54.

—¡Ah, sí, corriente, sí! ¡contar las gotas! Ahora sería preciso que contase por vasos. Sí, sí, reverendos ; he llegado ahí. Tres frascos por noche. Comprendan que esto no puede durar. Así, dispongan que siga haciendo el elíxir quien quiera, iQue me parta un rayo si vuelvo a esa tarea! Los del cabildo no se rieron entonces.

— Ah! bien oui, compter mes gouttes! c'est par gobelets qu'il faudrait compter maintenant… Oui, mes Révérends, j'en suis là. Trois fioles par soirée… Vous comprenez bien que cela ne peut pas durer… Aussi, faites faire l'élixir par qui vous voudrez… Que le feu de Dieu me brûle si je m'en mêle encore! C'est le chapitre qui ne riait plus.

55.

—¡Pero, desgraciado, nos arruina!—gritó el tesorero, agitando su libro mayor.

— Mais, malheureux, vous nous ruinez! criait l'argentier en agitant son grand-livre.

56.

—¿Prefieres que yo me condene? 

— Préférez-vous que je me damne?

57.

Entonces el Prior se levantó.

Pour lors, le prieur se leva.

58.

—Mis reverendos (dijo, extendiendo su hermosa mano blanquísima en que brillaba el anillo pastoral): hay una manera de arreglarlo todo.... Por la noche es , ¿no es verdad, querido hijo mío, cuando el diablo le tienta?

— Mes Révérends, dit-il en étendant sa belle main blanche où luisait l'anneau pastoral, il y a moyen de tout arranger… C'est le soir, n'est-ce pas, mon cher fils, que le démon vous tente?…

59.

—Sí, señor Abad, regularmente todas las noches; por eso ahora, cuando veo que la noche llega, tengo, con perdón sea dicho, unos sudores que se apoderan de mí, como el pollino de Capitou cuando veía llegar el aparejo.

— Oui, monsieur le prieur, régulièrement tous les soirs… Aussi, maintenant, quand je vois arriver la nuit, j'en ai, sauf votre respect, les sueurs qui me prennent, comme l'âne de Capitou quand il voyait venir le bât.

60.

—Pues bien; tranquilícese. De hoy en adelante, todas la noches, en los oficios, recitaremos todos por su intención la plegaria de San Agustín, a la cual va unida indulgencia plenaria. Con esto, ocurra lo que ocurra, padre, está a cubierto. Esto es la absolución durante el pecado.

— Eh bien! rassurez-vous… Dorénavant, tous les soirs, à l'office, nous réciterons à votre intention l'oraison de saint Augustin, à laquelle l'indulgence plénière est attachée… Avec cela, quoi qu'il arrive, vous êtes à couvert… C'est l'absolution pendant le pêché.

61.

—¡Oh, bien! entonces muchas gracias, señor Prior.

— Oh bien! alors, merci, monsieur le prieur

62.

Y sin solicitar otra cosa, el Padre Gaucher volvió a sus alambiques rápido como una cogujada.

Et, sans en demander davantage, le Père Gaucher retourna à ses alambics, aussi léger qu'une alouette.

63.

En efecto: desde aquel día, todas las noches, al terminarse las completas, el oficiante tenía buen cuidado de decir:

Effectivement, à partir de ce moment-là, tous les soirs, à la fin des complies, l'officiant ne manquait jamais de dire:

64.

—Oremos por nuestro pobre Padre Gaucher, que sacrifica su alma a los intereses de la comunidad. Oremus, Domine....

— Prions pour notre pauvre Père Gaucher, qui sacrifie son âme aux intérêts de la communauté… Oremus Domine

65.

Y en tanto que sobre todas estas capuchas blancas, prosternadas en la sombra de las naves, la oración corría murmurando como un vientecillo sobre la nieve, allí, en lo último del convento, detrás de la vidriera iluminada del destilatorio, oíase al Padre Gaucher, que cantaba a voz en grito:

Et pendant que sur toutes ces capuches blanches, prosternées dans l'ombre des nefs, l'oraison courait en frémissant comme une petite bise sur la neige, là-bas, tout au bout du couvent, derrière le vitrage enflammé de la distillerie, on entendait le père Gaucher qui chantait à tue-tête:

66.

«Hay en París un blanco papá,
Patatín, patatán; tarabú, taraba. 
Hay en París un blanco papá, 
Que a los frailecitos hace bailar.
Trin tran, trin tran,
En los jardines....»

Dans Paris il y a un Père blanc,
Patatin, patatan, taraban, tarabin;
Dans Paris il y a un Père blanc
Qui fait danser des moinettes,
Trin, trin, trin, dans un jardin;
Qui fait danser des…

67.

Al llegar aquí, el pobre cura se detuvo espantado.

… Ici le bon curé s'arrêta plein d'épouvante:

68.

—¡Misericordia! (dijo); ¡si me oyeran mis feligreses!

— Miséricorde! si mes paroissiens m'entendaient!

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Alphonse Daudet

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El elixir del Padre Gaucher / L'élixir du Père Gaucher

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1.

Beba usted ésto, beba usted ésto, mi querido vecino; verá usted lo que es bueno.

— Buvez ceci, mon voisin ; vous m’en direz des nouvelles.

2.

Y, gota a gota, con la minuciosidad de un lapidario que contase perlas, el cura de Graveson escanció en mi copa obra de dos dedos de un licor verde, dorado, tibio, reluciente, exquisito.... Me bastó probarlo para sentir en el estómago un calor muy agradable.

Et, goutte à goutte, avec le soin minutieux d'un lapidaire comptant des perles, le curé de Graveson me versa deux doigts d'une liqueur verte, dorée, chaude, étincelante, exquise… J'en eus l'estomac tout ensoleillé.

3.

—Es el elíxir del P. Gaucher, el regocijo y la salud de nuestra Provenza (me dijo el buen señor en son de triunfo): lo elaboran en el convento de los Premonstratenses, como a dos leguas del molino de usted ¿No es cierto que vale tanto cuanto puedan valer todos los chartreuses del mundo?.... ¡Y si supiese usted qué gracia tiene la historia de este elíxir! Óigala usted, ante todas cosas....

— C'est l'élixir du Père Gaucher, la joie et la santé de notre Provence, me fit le brave homme d'un air triomphant; on le fabrique au couvent des Prémontrés, à deux lieues de votre moulin… N'est-ce pas que cela vaut bien toutes les chartreuses du monde?… Et si vous saviez comme elle est amusante, l'histoire de cet élixir! Écoutez plutôt…

4.

Entonces, con toda sencillez, sin pizca de segunda intención, en aquel comedor de presbítero, tan cándido y tan tranquilo, con su vía crucis, sus cuadritos y sus lindas cortinas claras y almidonadas como sobrepellices, el sacerdote comenzó una historieta, algo y aun algos escéptica é irreverente, a la manera de un cuento de Erasmo o de Assoucy.

Alors, tout naïvement, sans y entendre malice, dans cette salle à manger de presbytère, si candide et si calme avec son Chemin de la croix en petits tableaux et ses jolis rideaux clairs empesés comme des surplis, l'abbé me commença une historiette légèrement sceptique et irrévérencieuse, à la façon d'un conte d'Érasme ou de d'Assoucy:

5.

—Hace ahora veinte años, los Premonstratenses o, por mejor decir, los Padres blancos, según los nombraban nuestros paisanos los provenzales, habían caído en una escasez extremada. Si hubiese usted visto la casa de esos pobres frailes entonces, se habría entristecido.

— Il y a vingt ans, les Prémontrés, ou plutôt les Pères blancs, comme les appellent nos Provençaux, étaient tombés dans une grande misère. Si vous aviez vu leur maison de ce temps-là, elle vous aurait fait peine.

6.

La hermosa cerca, la torre Pacome se caían a pedazos. Enrededor del claustro, en que nacían hierbas, hendíanse las columnas, y las esculturas de piedra se derrumbaban en sus hornacinas. No había vidriera sana, ni puerta que cerrase. En los patios, en las capillas los aires del Ródano soplaban lo mismo que en Camagüe, apagando los cirios, rompiendo cristales y vaciando las pilillas del agua bendita. Pero lo más triste de todo esto era el campanario del convento silencioso como palomar vacío: ¡y, los Padres, a falta de recursos para comprar una campana, obligados a tocar a maitines con carracas de madera de almendro!

Le grand mur, la tour Pacôme, s'en allaient en morceaux. Tout autour du cloître rempli d'herbes, les colonnettes se fendaient, les saints de pierre croulaient dans leurs niches. Pas un vitrail debout, pas une porte qui tînt. Dans les préaux, dans les chapelles, le vent du Rhône soufflait comme en Camargue, éteignant les cierges, cassant le plomb des vitrages, chassant l'eau des bénitiers. Mais le plus triste de tout, c'était le clocher du couvent, silencieux comme un pigeonnier vide; et les Pères, faute d'argent pour s'acheter une cloche, obligés de sonner matines avec des cliquettes de bois d'amandier!…

7.

¡Pobres Padres blancos! Todavía me parece verlos en la procesión del Corpus desfilar tristemente, envueltos en sus capas remendadas, flacos, como alimentados con limones y sandías, y detrás de ellos el señor abad que andaba con la cabeza baja, muy avergonzado de mostrar a la luz del sol su cruz ya desdorada y su mitra de lana blanca apolillada por completo. Las señoras de la hermandad lloraban de compasión en sus filas, y los abanderados rollizos bromeaban entre sí, señalando a los monjes y diciendo:

Pauvres Pères blancs! Je les vois encore, à la procession de la Fête-Dieu, défilant tristement dans leurs capes rapiécées, pâles, maigres, nourris de citres et de pastèques, et derrière eux monseigneur l'abbé, qui venait la tête basse, tout honteux de montrer au soleil sa crosse dédorée et sa mitre de laine blanche mangée des vers. Les dames de la confrérie en pleuraient de pitié dans les rangs, et les gros porte-bannière ricanaient entre eux tout bas en se montrant les pauvres moines:

8.

—Los estorninos, cuando van en bandadas, van flacos.

— Les étourneaux vont maigres quand ils vont en troupe.  

9.

La verdad es que los desventurados Padres blancos habían llegado al extremo de preguntarse a ellos mismos si no les sería más conveniente emprender el vuelo por esos mundos, y buscarse cada cual el necesario alimento.

Le fait est que les infortunés Pères blancs en étaient arrivés eux-mêmes à se demander s'ils ne feraient pas mieux de prendre leur vol à travers le monde et de chercher pâture chacun de son côté.

10.

Pues, señor, cierto día en que estaban tratando esta cuestión en el cabildo, se puso en conocimiento del Prior que el hermano Gaucher solicitaba ser oído en consejo.... Bien es que usted sepa ante todo, para su gobierno, que este hermano Gaucher era un boyero del convento; es decir, que se pasaba los días dando vueltas en el claustro desde una arcada a otra arcada, antecogiendo a dos vacas éticas que buscaban hierbas en las hendeduras del pavimento. Mantenido hasta la edad de doce años por una vieja medio loca de la comarca de Baux, vieja a quien los del país nombraban la tía Begón; recogido después en el convento por los frailes, el infeliz vaquero nunca había aprendido cosa alguna que no fuese guiar sus vacas y rezar un Pater noster; y aun para eso lo decía en dialecto provenzal, porque el pobre tenía duro el cerebro, y el ingenio como un puñal de plomo. Fuera de esto, era buen cristiano, muy fervoroso, si bien un poco visionario, y llevaba el cilicio con fe, y se disciplinaba con robusta convicción y brazo fuerte.

Or, un jour que cette grave question se débattait dans le chapitre, on vint annoncer au prieur que le frère Gaucher demandait à être entendu au conseil… Vous saurez pour votre gouverne que ce frère Gaucher était le bouvier du couvent; c'est-à-dire qu'il passait ses journées à rouler d'arcade en arcade dans le cloître, en poussant devant lui deux vaches étiques qui cherchaient l'herbe aux fentes des pavés. Nourri jusqu'à douze ans par une vieille folle du pays des Baux, qu'on appelait tante Bégon, recueilli depuis chez les moines, le malheureux bouvier n'avait jamais pu rien apprendre qu'à conduire ses bêtes et à réciter son Pater noster; encore le disait-il en provençal, car il avait la cervelle dure et l'esprit comme une dague de plomb. Fervent chrétien du reste, quoique un peu visionnaire, à l'aise sous le cilice et se donnant la discipline avec une conviction robuste, et des bras!…

11.

Cuando se le vio entrar en la sala del capítulo, tan sencillo, tan burdo y saludando a la asamblea repetidas veces echando una pierna hacia atrás, prior, canónigos, tesorero, todos en una palabra, se echaron a reír. Este era el efecto que producía siempre en dondequiera que se presentase aquella cara buenaza, a la que hacía blanquear su barba de cabra, y aquellos ojos medio alocados; por esto el hermano Gaucher no se turbó.

Quand on le vit entrer dans la salle du chapitre, simple et balourd, saluant l'assemblée la jambe en arrière, prieur, chanoines, argentier, tout le monde se mit à rire. C'était toujours l'effet que produisait, quand elle arrivait quelque part, cette bonne face grisonnante avec sa barbe de chèvre et ses yeux un peu fous; aussi le frère Gaucher ne s'en émut pas.

12.

—«Reverendos padres (dijo el recién llegado con tono bonachón y retorciendo su rosario de huesos de aceitunas): tienen mucha razón los que dicen que los toneles vacíos son los que mejor suenan. Figuraos que a fuerza de ahuecar mi pobre cabeza, ya bastante hueca de por sí, creo haber encontrado el medio de sacaros de apuros.

— Mes révérends, fit-il d'un ton bonasse en tortillant son chapelet de noyaux d'olives, on a bien raison de dire que ce sont les tonneaux vides qui chantent le mieux. Figurez-vous qu'à force de creuser ma pauvre tête déjà si creuse, je crois que j'ai trouvé le moyen de nous tirer tous de peine.

13.

»He aquí la manera. ¿Os acordáis de la tía Begon, aquella mujer que me cuidaba cuando yo era pequeño? (Santa gloria haya la vieja picara; cantaba unas canciones bastante malas después de beber.) Pues quiero deciros, mis reverendos padres, que la tía Begón, cuando estaba viva, era tan conocedora de las hierbas de las montañas como sacristán viejo de Córcega, o más todavía. ¡Vaya! como que había compuesto antes de morirse un elíxir — que no hay otro—mezclando cinco o seis especies de hierbas que ella y yo íbamos a buscar juntos por los bosques. Desde entonces han pasado ya muchos años, ya lo creo; pero tengo esperanzas de que con el auxilio de San Agustín y la licencia de nuestro abad, podría ya, buscándola bien, volver a dar con la composición de ese elíxir asombroso. Entonces nosotros no tendríamos que hacer sino embotellarlo y venderlo un poco caro, lo que permitiría a la comunidad enriquecerse muy santa y dulcemente, como han hecho nuestros hermanos de la Trapa y de la Gran Cartuja. 

«Voici comment. Vous savez bien tante Bégon, cette brave femme qui me gardait quand j'étaispetit. (Dieu ait son âme, la vieille coquine! elle chantait de bien vilaines chansons après boire.) Je vous dirai donc, mes révérends pères, que tante Bégon, de son vivant, se connaissait aux herbes de montagnes autant et mieux qu'un vieux merle de Corse. Voire, elle avait composé sur la fin de ses jours un élixir incomparable en mélangeant cinq ou six espèces de simples que nous allions cueillir ensemble dans les Alpilles. Il y a belles années de cela: mais je pense qu'avec l'aide de saint Augustin et la permission de notre père abbé, je pourrais — en cherchant bien — retrouver la composition de ce mystérieux élixir. Nous n'aurions plus alors qu'à le mettre en bouteilles, et à le vendre un peu cher, ce qui permettrait à la communauté de s'enrichir doucettement, comme ont fait nos frères de la Trappe et de la Grande…

14.

No tuvo tiempo de concluir. El Abad habíase levantado para echarle al cuello los brazos. Los canónigos le estrechaban las manos. El tesorero, más conmovido todavía que los demás, besaba con respeto el borde, no muy aseado, de los hábitos del vaquero. Después volvió cada cual a su asiento para deliberar, y sin levantar la sesión, el cabildo determinó que fuesen confiadas las vacas al hermano Thrasybulo, para que el hermano Gaucher pudiera consagrarse por completo a la confección del elíxir.

Il n'eut pas le temps de finir. Le prieur s'était levé pour lui sauter au cou. Les chanoines lui prenaient les mains. L'argentier, encore plus ému que tous les autres, lui baisait avec respect le bord tout effrangé de sa cucule… Puis chacun revint à sa chaire pour délibérer; et, séance tenante, le chapitre décida qu'on confierait les vaches au frère Thrasybule, pour que le frère Gaucher pût se donner tout entier à la confection de son élixir.

15.

¿Cómo llegó el pobre hermano Gaucher a tropezar de nuevo con la receta de la tía Begón? ¿A precio de qué esfuerzos? ¿A costa de qué vigilias? La historia no lo dice. Lo únicamente seguro es que, transcurridos seis meses, era ya muy popular el elíxir de los Padres blancos. En toda la comarca, en todo el país de Arles, no había vivienda, ni granja, ni posesión, en el fondo de cuya despensa no figurase, entre las botellas de vino rancio y la jarra de aceitunas manzanilla, un frasquito de barro oscuro, lacrado y sellado con la corona de la Provenza, con un fraile en éxtasis, pintado sobre una faja plateada. Merced a la boga de su elíxir, el convento de los Premonstratenses se enriqueció con rapidez. Se reedificó la torre de Pacôme. El Abad tuvo una mitra nueva; la iglesia hermosos cristales labrados; y en el fino encaje del campanario, toda una compañía completa de campanas y de campanillas, dióse a luz en una mañana de Pascuas repicando y tocando a vuelo.

Comment le bon frère parvint-il à retrouver la recette de tante Bégon? au prix de quels efforts? au prix de quelles veilles? L'histoire ne le dit pas. Seulement, ce qui est sûr, c'est qu'au bout de six mois, l'élixir des Pères blancs était déjà très populaire. Dans tout le Comtat, dans tout le pays d'Arles, pas un mas , pas une grange qui n'eut au fond de sa dépense , entre les bouteilles de vin cuit et les jarres d'olives à la picholine, un petit flacon de terre brune cacheté aux armes de Provence, avec un moine en extase sur une étiquette d'argent. Grâce à la vogue de son élixir, la maison des Prémontrés s'enrichit très rapidement. On releva la tour Pacôme. Le prieur eut une mitre neuve, l'église de jolis vitraux ouvragés; et, dans la fine dentelle du clocher, toute une compagnie de cloches et de clochettes vint s'abattre, un beau matin de Pâques, tintant et carillonnant à la grande volée.

16.

Por lo que respeta al hermano Gaucher, es claro que en el convento no volvió a hablar nadie de aquel infeliz hermano lego, cuyas necedades divertían a toda la comunidad. Desde aquella fecha no se conocía más que al Reverendo Padre Gaucher, hombre de gran cabeza y de mucho saber, que vivía completamente aislado de las ocupaciones múltiples y monótonas del claustro, y se encerraba todo el día en su destilatorio, mientras que treinta frailes recorrían las montañas para buscarle hierbas aromáticas. Este destilatorio, donde nadie, ni aun el mismo Prior, tenía derecho a penetrar, era una capilla antigua y abandonada, situada en el extremo del jardín de los canónigos. La sencillez de aquellos Padres candorosos había convertido la tal capilla en una cosa misteriosa y formidable, y si, por acaso, un monacillo atrevido y curioso, encaramándose por alguna parra, llegaba hasta el rosetón de la portada, muy pronto se dejaba caer espantado por haber visto al Padre Gaucher con su barba de nigromántico, inclinado sobre sus hornillos y con el pesalicores en lo mano; y además, en torno del fraile, retortas de barro encarnado, alambiques gigantescos, serpentinas de vidrio, en amontonamiento extraño, que resplandecía como cosa de magia al rojo brillo de los cristales.

Quant au frère Gaucher, ce pauvre frère lai dont les rusticités égayaient tant le chapitre, il n'en fut plus question dans le couvent. On ne connut plus désormais que le Révérend Père Gaucher, homme de tête et de grand savoir, qui vivait complètement isolé des occupations si menues et si multiples du cloître, et s'enfermait tout le jour dans sa distillerie, pendant que trente moines battaient la montagne pour lui chercher des herbes odorantes… Cette distillerie, où personne, pas même le prieur, n'avait le droit de pénétrer, était une ancienne chapelle abandonnée, tout au bout du jardin des chanoines. La simplicité des bons pères en avait fait quelque chose de mystérieux et de formidable; et si, par aventure, un moinillon hardi et curieux, s'accrochant aux vignes grimpantes, arrivait jusqu'à la rosace du portail, il en dégringolait bien vite, effaré d'avoir vu le Père Gaucher, avec sa barbe de nécroman, penché sur ses fourneaux, le pèse-liqueur à la main; puis, tout autour, des cornues de grès rose, des alambics gigantesques, des serpentins de cristal, tout un encombrement bizarre qui flamboyait ensorcelé dans la lueur rouge des vitraux…

17.

Al caer la tarde, cuando se oía el toque de oración, la puerta de este recinto del misterio se abría discretamente, y el reverendo. padre Gaucher se dirigía a la iglesia para asistir a los oficios de la noche. ¡Había que ver cómo era recibido cuando atravesaba el monasterio! Los Hermanos se abrían en dos filas para dejarle paso. Decíanse:

Au jour tombant, quand sonnait le dernier Angélus, la porte de ce lieu de mystère s'ouvrait discrètement, et le révérend se rendait à l'église pour l'office du soir. Il fallait voir quel accueil quand il traversait le monastère! Les frères faisaient la haie sur son passage. On disait:

18.

—¡Chis!.... ¡Tiene el secreto!

— Chut!… il a le secret!…

19.

El tesorero le seguía y le hablaba inclinando la cabeza. En medio de estas adulaciones, el Padre se alejaba enjugándose el sudor de la frente, con el tricornio de anchas alas un poco echado atrás como una aureola, contemplando con regocijo enrededor suyo los patios espaciosos sembrados de naranjos, los techos azulados en que giraban veletas nuevas, y en el claustro, resplandeciente de blancura,—entre las columnitas elegantes y limpias,—los canónigos con trajes nuevos, que desfilaban de dos en dos con semblantes tranquilos.

L'argentier le suivait et lui parlait la tête basse… Au milieu de ces adulations, le père s'en allait en s'épongeant le front, son tricorne aux larges bords posé en arrière comme une auréole, regardant autour de lui d'un air de complaisance les grandes cours plantées d'orangers, les toits bleus où tournaient des girouettes neuves, et, dans le cloître éclatant de blancheur, — entre les colonnettes élégantes et fleuries, — les chanoines habillés de frais qui défilaient deux par deux avec des mines reposées.

20.

—«¡A mí, a mí se debe todo esto!»,—se decía asimismo el Padre Gaucher, y cada vez que lo pensaba subía a su cabeza una ráfaga de orgullo.

— C'est à moi qu'ils doivent tout cela! se disait le révérend en lui-même; et chaque fois cette pensée lui faisait monter des bouffées d'orgueil.

21.

El pobre hombre recibió muy pronto el castigo. Va usted a verlo.

Le pauvre homme en fut bien puni. Vous allez voir…

22.

Figúrese usted que una noche, durante los oficios, llegó a la iglesia el Padre Gaucher presa de una agitación extraordinaria; encendido, jadeante, con la capucha del revés, y de tal modo turbado, que para tomar agua bendita mojó sus mangas hasta el codo. Creyóse, por de pronto, que aquella emoción era motivada por el retraso con que llegaba; pero cuando le vieron hacer reverencias repetidas al órgano, a la tribuna, en lugar de dirigir su saludo al altar mayor, atravesar la iglesia como un huracán, vagar durante cinco minutos por el coro para buscar su sillón, y después de sentado inclinarse a derecha y a izquierda, sonriéndose con su aire de beatitud, un murmullo de asombro circuló por las tres naves. Se hablaba en voz baja de breviario a breviario :

Figurez-vous qu'un soir, pendant l'office, il arriva à l'église dans une agitation extraordinaire: rouge, essoufflé, le capuchon de travers, et si troublé qu'en prenant de l'eau bénite il y trempa ses manches jusqu'au coude. On crut d'abord que c'était l'émotion d'arriver en retard; mais quand on le vit faire de grandes révérences à l'orgue et aux tribunes au lieu de saluer le maître-autel, traverser l'église en coup de vent, errer dans le ch&oelig;ur pendant cinq minutes pour chercher sa stalle, puis une fois assis, s'incliner de droite et de gauche en souriant d'un air béat, un murmure d'étonnement courut dans les trois nefs. On chuchotait de bréviaire à bréviaire:

23.

—¿Qué tiene nuestro Padre Gaucher? ¿Qué tiene nuestro Padre Gaucher?

— Qu'a donc notre Père Gaucher?… Qu'a donc notre Père Gaucher?

24.

Por dos veces el Abad, impacientándose, golpeó con su cruz las losas del pavimento para imponer silencio.... Allá, en el fondo del coro, los salmos adelantaban, pero los responsos carecían de vigor.

Par deux fois le prieur, impatienté, fit tomber sa crosse sur les dalles pour commander le silence… Là-bas, au fond du ch&oelig;ur, les psaumes allaient toujours; mais les répons manquaient d'entrain…

25.

De repente, en medio del Ave verum, cate usted a nuestro Padre Gaucher que se recuesta en su sillón, y entona con voz ruidosa ;

Tout à coup, au beau milieu de l'Ave verum , voilà mon Père Gaucher qui se renverse dans sa stalle et entonne d'une voix éclatante:

26.

«Hay en París un blanco, papá, 
Patatín, patata, tarabú, taraba.»

Dans Paris, il y a un Père blanc,
Patatin, patatan, tarabin, taraban…

27.

Consternación general. Todos se levantan. Exclaman algunos :

Consternation générale. Tout le monde se lève. On crie:

28.

—Lleváosle,—está endemoniado.

— Emportez-le… il est possédé!

29.

Los canónigos se persignan. La cruz de monseñor se agita con violencia. Pero el Padre Gaucher ni ve nada, ni escucha nada; y dos frailes vigorosos se ven precisados a llevárselo casi arrastrado por la puertecilla del coro, a pesar de resistirse él como un exorcizado, y continuar cada vez con más fuerza sus patatín y sus taraba. Al amanecer del día siguiente, hallábase el desventurado de rodillas en el oratorio del Prior y se confesaba derramando torrentes de lágrimas.

Les chanoines se signent. La crosse de monseigneur se démène… Mais le Père Gaucher ne voit rien, n'écoute rien; et deux moines vigoureux sont obligés de l'entraîner par la petite porte du ch&oelig;ur, se débattant comme un exorcisé et continuant de plus belle ses patatin et ses taraban.
Le lendemain, au petit jour, le malheureux était à genoux dans l'oratoire du prieur, et faisait sa coulpe avec un ruisseau de larmes:

30.

—Es el elíxir, monseñor, es el elíxir el que me ha sorprendido,—exclamaba Gaucher, dándose golpes de pecho. Y de verle tan arrepentido, tan contrito, el mismo Abad se conmovía.

— C'est l'élixir, Monseigneur, c'est l'élixir qui m'a surpris, disait-il en se frappant la poitrine. Et de le voir si marri, si repentant, le bon prieur en était tout ému lui-même.

31.

—Vamos, vamos, Padre Gaucher, cálmese; todo eso desaparecerá como desaparece el rocío a los rayos del sol. Al fin y al cabo, el escándalo no ha sido tan grande como cree. Es cierto que la canción era un poco.... un poco... un poco.... En fin, es preciso creer que los novicios no la habrán oído. Ahora, veamos: dígame cómo le ha ocurrido esa desgracia. ¿Ha sido catando el elíxir, no es verdad? Habrá tenido la mano algo torpe. Sí, sí, lo comprendo. Lo mismo le sucedió al hermano Schwartz, el inventor de la pólvora: ha sido el Padre víctima de su propia invención. Y díganos, excelente amigo: ¿es absolutamente necesario que sea él mismo quien cate, quien pruebe ese terrible elíxir?.

— Allons, allons, Père Gaucher, calmez-vous, tout cela séchera comme la rosée au soleil… Après tout, le scandale n'a pas été aussi grand que vous pensez. Il y a bien eu la chanson qui était un peu… hum! hum!… Enfin il faut espérer que les novices ne l'auront pas entendue… À présent, voyons, dites-moi bien comment la chose vous est arrivée… C'est en essayant l'élixir, n'est-ce pas? Vous aurez eu la main trop lourde… Oui, oui, je comprends… C'est comme le frère Schwartz, l'inventeur de la poudre: vous avez été victime de votre invention… Et dites-moi, mon brave ami, est-il bien nécessaire que vous l'essayiez sur vous-même, ce terrible élixir?

32.

—Desgraciadamente sí, monseñor.... El areómetro me da con exactitud la fuerza y el grado del alcohol; pero para el refinado, para la suavidad, no puedo confiar sino en mi lengua.

— Malheureusement, oui, Monseigneur… l'éprouvette me donne bien la force et le degré de l'alcool; mais pour le fini, le velouté, je ne me fie guère qu'à ma langue…

33.

— iAh! está perfectamente. Pero escuche, Padre, escuche lo que le digo. ¿Cuando prueba así ese licor por necesidad, le parece bueno? ¿Lo saborea con gusto?

— Ah! très bien… Mais écoutez encore un peu que je vous dise… Quand vous goûtez ainsi l'élixir par nécessité, est-ce que cela vous semble bon? Y prenez-vous du plaisir?…

34.

— ¡Ay! sí, monseñor (respondió el desventurado ruborizándose). Desde hace dos noches que la encontré ¡un bouquet, un aroma! Seguramente ha sido el demonio el que me ha jugado esa mala pasada.... Estoy, por lo tanto, decidido a no utilizar en adelante más que el areómetro. Tanto peor si el líquido no resulta bastante suave, si no tiene las condiciones....

— Hélas! oui, Monseigneur, fit le malheureux Père en devenant tout rouge… Voilà deux soirs que je lui trouve un bouquet, un arôme!… C'est pour sûr le démon qui m'a joué ce vilain tour… Aussi je suis bien décidé désormais à ne plus me servir que de l'éprouvette. Tant pis si la liqueur n'est pas assez fine, si elle ne fait pas assez la perle…  

35.

—Líbrese muy bien de hacer eso (interrumpió el Abad con viveza). No conviene exponerse a disgustar a nuestra clientela Lo que debe hacer ahora, Padre, ya que está apercibido, se reduce a tomar precauciones. Vamos a ver. ¿Qué es lo que necesita para una cata completa? Quince o veinte gotas, ¿no es esto? Pongamos veinte gotas. Muy diestro ha de ser el demonio, Padre, si por veinte gotas logra atraparle. Además, para prevenir todo accidente, yo le dispenso para en adelante de asistir a la iglesia. Diga el oficio de la tarde en el destilatorio. Ahora, vaya en paz, reverendo Padre; vaya en paz, y, sobre todo, cuente bien sus gotas.

— Gardez-vous-en bien, interrompit le prieur avec vivacité. Il ne faut pas s'exposer à mécontenter la clientèle… Tout ce que vous avez à faire maintenant que vous voilà prévenu, c'est de vous tenir sur vos gardes… Voyons, qu'est-ce qu'il vous faut pour vous rendre compte?… Quinze ou vingt gouttes, n'est-ce pas?… mettons vingt gouttes… Le diable sera bien fin s'il vous attrape avec vingt gouttes… D'ailleurs, pour prévenir tout accident, je vous dispense dorénavant de venir à l'église. Vous direz l'office du soir dans la distillerie… Et maintenant, allez en paix, mon Révérend, et surtout… comptez bien vos gouttes.

36.

iAy! En vano fue que el desdichado Padre contase las gotas.... El demonio se había apoderado de él, y no le soltó.

Hélas! le pauvre Révérend eut beau compter ses gouttes… le démon le tenait, et ne le lâcha plus.

37.

¡La destiladora, eso es otra cosa, oyó desde entonces rezos muy peregrinos!

C'est la distillerie qui entendit de singuliers offices!

38.

Durante el día, vaya, todo iba perfectamente. El Padre estaba muy tranquilo; preparaba sus hornillos, sus alambiques, exprimía cuidadosamente sus hierbas, todas hierbas de Provenza, delicadas, grises, lanceoladas.... abrasadas de sol y de aromas. Pero por la tarde, cuando los componentes estaban en infusión y el elixir se templaba en cacerola inmensa de cobre rojizo, comenzaba el martirio del pobre hombre.

Le jour, encore, tout allait bien. Le Père était assez calme: il préparait ses réchauds, ses alambics, triait soigneusement ses herbes, toutes herbes de Provence, fines, grises, dentelées, brûlées de parfums et de soleil… Mais, le soir, quand les simples étaient infusés et que l'élixir tiédissait dans de grandes bassines de cuivre rouge, le martyre du pauvre homme commençait.

39.

—¡Diez y siete.... diez y ocho.... diez y nueve.... veinte!

— … Dix-sept… dix-huit… dix-neuf… vingt!…

40.

Las gotas caían desde el pesalicores al cubilete de plata sobredorada. Estas veinte eran tragadas por el Padre de una vez, sin que el catador experimentase placer alguno. Solamente la que hacía veintiuna le inspiraba deseo.... ¡Oh! ¡esta vigésimoprimera gota! Entonces, para librarse de la tentación, iba el pobre al extremo del laboratorio, poníase de rodillas, y se abismaba en sus padre nuestros. Pero del licor tibio todavía elevábase un humillo saturado de perfumes, que venía a rodearlo, y a pesar suyo le arrastraba otra vez hacia los receptáculos del líquido.... El licor tenía ya su hermoso matiz verde dorado.... Inclinado hacia él, dilatadas sus narices, el Padre lo movía suavemente con el mango del aparatillo, y en la burbujita brillante que arrastraba la ola de esmeralda, parecíale ver los ojos de la tía Begón que se reían y brillaban y le miraban.

Les gouttes tombaient du chalumeau dans le gobelet de vermeil. Ces vingt-là, le père les avalait d'un trait, presque sans plaisir. Il n'y avait que la vingt et unième qui lui faisait envie. Oh! cette vingt et unième goutte!… Alors, pour échapper à la tentation, il allait s'agenouiller tout au bout du laboratoire et s'abîmait dans ses patenôtres. Mais de la liqueur encore chaude il montait une petite fumée toute chargée d'aromates, qui venait rôder autour de lui et, bon gré mal gré, le ramenait vers les bassines… La liqueur était d'un beau vert doré… Penché dessus, les narines ouvertes, le père la remuait tout doucement avec son chalumeau, et dans les petites paillettes étincelantes que roulait le flot d'émeraude, il lui semblait voir les yeux de tante Bégon qui riaient et pétillaient en le regardant…

41.

— ¡Vamos! ¡Una gotita más!

— Allons! encore une goutte!

42.

Y gota a gota, el infeliz acababa por tener lleno su cubilete hasta los bordes. Entonces, agotadas sus fuerzas, dejábase caer el Padre en un gran sillón, y allí, abandonado el cuerpo, medio cerrados los ojos, saboreaba a sorbos su pecado, diciendo en voz muy baja con un remordimiento delicioso:

Et de goutte en goutte, l'infortuné finissait par avoir son gobelet plein jusqu'au bord. Alors, à bout de forces, il se laissait tomber dans un grand fauteuil, et, le corps abandonné, la paupière à demi close, il dégustait son péché par petits coups, en se disant tout bas avec un remords délicieux:

43.

— ¡Ah! ¡me condeno!.... ¡me condeno!

— Ah! je me damne… je me damne…

44.

Lo peor del caso es que en el fondo de este elixir diabólico encontraba el Padre, en virtud de no sé qué sortilegio, las pecaminosas canciones de la tía Begón: Estas eran tres comadres que hablan de dar un banquete!.... o La pastorcita del maestro Andrés, se va sólita al bosque de.... y siempre la famosa de los Padres blancos: Patatín y patatán.

Le plus terrible, c'est qu'au fond de cet élixir diabolique, il retrouvait, par je ne sais quel sortilège, toutes les vilaines chansons de tante Bégon:<em> Ce sont trois petites commères, qui parlent de faire un banquet…ou: Bergerette de maître André s'en va-t-au bois seulette… et toujours la fameuse des Pères blancs:<em>Patatin patatan.

45.

Calcúlese cuál sería su confusión al día siguiente, cuando los frailes de la celda próxima a la suya le decían con cierto aire malicioso:

Pensez quelle confusion le lendemain, quand ses voisins de cellule lui faisaient d'un air malin: 

46.

—¡Bah! ¡bah! ¡Padre Gaucher! Ayer, cuando se acostaba, tenía la cabeza a pájaros.

— Eh! eh! Père Gaucher, vous aviez des cigales en tête, hier soir en vous couchant.

47.

Entonces era el llorar y el desesperarse, entonces el apelar al ayuno, al cilicio y a los disciplinazos. Pero nada podía contra el demonio del elíxir, y todas las noches, a la misma hora, la posesión tornaba a empezar.

Alors c'étaient des larmes, des désespoirs, et le jeûne, et le cilice, et la discipline. Mais rien ne pouvait contre le démon de l'élixir; et tous les soirs, à la même heure, la possession recommençait.

48.

Durante este tiempo llovían encargos sobre el convento que era una bendición. Venían de Nîmes , de Alix, de Avignon, de Marsella.... El convento iba tomando, de un día para otro, el aspecto de establecimiento manufacturero. Había hermanos embaladores; otros para poner las contraseñas, otros para llevar la correspondencia, otros para cuidar del arrastre; con unas y con otras el servicio de Dios, perdía siempre algún repique de campanas; pero las gentes necesitadas del país no perdían nada; yo lo aseguro.

Pendant ce temps, les commandes pleuvaient à l'abbaye que c'était une bénédiction. Il en venait de Nîmes, d'Aix, d'Avignon, de Marseille… De jour en jour le couvent prenait un petit air de manufacture. Il y avait des frères emballeurs, des frères étiqueteurs, d'autres pour les écritures, d'autres pour le camionnage; le service de Dieu y perdait bien par-ci par-là quelques coups de cloches; mais les pauvres gens du pays n'y perdaient rien, je vous en réponds…

49.

Pues bien: cierto domingo por la mañana, mientras el tesorero leía ante el capítulo en pleno su inventario de fin de año y los canónigos le escuchaban, brillándoles los ojos y con la sonrisa en los labios, he aquí al Padre Gaucher que se presenta en el salón, gritando:

Et donc, un beau dimanche matin, pendant que l'argentier lisait en plein chapitre son inventaire de fin d'année et que les bons chanoines l'écoutaient les yeux brillants et le sourire aux lèvres, voilà le Père Gaucher qui se précipite au milieu de la conférence en criant:

50.

—Se acabó.... Ya no hago más.... Vuélvanme mis vacas.

— C'est fini… Je n'en fais plus… Rendez-moi mes vaches.

51.

—¿Qué ocurre, Padre Gaucher?—preguntó el Prior, que algo sospechaba sobre lo que ocurría.

— Qu'est-ce qu'il y a donc, Père Gaucher? demanda le prieur, qui se doutait bien un peu de ce qu'il y avait.

52.

—¿Qué ocurre, monseñor?.... Pues ocurre que estoy en camino de prepararme una hermosa eternidad de llamas y de tizonazos. Ocurre que bebo, y bebo, y bebo como un miserable.

— Ce qu'il y a, Monseigneur?… Il y a que je suis en train de me préparer une belle éternité de flammes et de coups de fourche… Il y a que je bois, que je bois comme un misérable…

53.

—Pero ya le dije que contara las gotas.

— Mais je vous avais dit de compter vos gouttes.

54.

—¡Ah, sí, corriente, sí! ¡contar las gotas! Ahora sería preciso que contase por vasos. Sí, sí, reverendos ; he llegado ahí. Tres frascos por noche. Comprendan que esto no puede durar. Así, dispongan que siga haciendo el elíxir quien quiera, iQue me parta un rayo si vuelvo a esa tarea! Los del cabildo no se rieron entonces.

— Ah! bien oui, compter mes gouttes! c'est par gobelets qu'il faudrait compter maintenant… Oui, mes Révérends, j'en suis là. Trois fioles par soirée… Vous comprenez bien que cela ne peut pas durer… Aussi, faites faire l'élixir par qui vous voudrez… Que le feu de Dieu me brûle si je m'en mêle encore! C'est le chapitre qui ne riait plus.

55.

—¡Pero, desgraciado, nos arruina!—gritó el tesorero, agitando su libro mayor.

— Mais, malheureux, vous nous ruinez! criait l'argentier en agitant son grand-livre.

56.

—¿Prefieres que yo me condene? 

— Préférez-vous que je me damne?

57.

Entonces el Prior se levantó.

Pour lors, le prieur se leva.

58.

—Mis reverendos (dijo, extendiendo su hermosa mano blanquísima en que brillaba el anillo pastoral): hay una manera de arreglarlo todo.... Por la noche es , ¿no es verdad, querido hijo mío, cuando el diablo le tienta?

— Mes Révérends, dit-il en étendant sa belle main blanche où luisait l'anneau pastoral, il y a moyen de tout arranger… C'est le soir, n'est-ce pas, mon cher fils, que le démon vous tente?…

59.

—Sí, señor Abad, regularmente todas las noches; por eso ahora, cuando veo que la noche llega, tengo, con perdón sea dicho, unos sudores que se apoderan de mí, como el pollino de Capitou cuando veía llegar el aparejo.

— Oui, monsieur le prieur, régulièrement tous les soirs… Aussi, maintenant, quand je vois arriver la nuit, j'en ai, sauf votre respect, les sueurs qui me prennent, comme l'âne de Capitou quand il voyait venir le bât.

60.

—Pues bien; tranquilícese. De hoy en adelante, todas la noches, en los oficios, recitaremos todos por su intención la plegaria de San Agustín, a la cual va unida indulgencia plenaria. Con esto, ocurra lo que ocurra, padre, está a cubierto. Esto es la absolución durante el pecado.

— Eh bien! rassurez-vous… Dorénavant, tous les soirs, à l'office, nous réciterons à votre intention l'oraison de saint Augustin, à laquelle l'indulgence plénière est attachée… Avec cela, quoi qu'il arrive, vous êtes à couvert… C'est l'absolution pendant le pêché.

61.

—¡Oh, bien! entonces muchas gracias, señor Prior.

— Oh bien! alors, merci, monsieur le prieur

62.

Y sin solicitar otra cosa, el Padre Gaucher volvió a sus alambiques rápido como una cogujada.

Et, sans en demander davantage, le Père Gaucher retourna à ses alambics, aussi léger qu'une alouette.

63.

En efecto: desde aquel día, todas las noches, al terminarse las completas, el oficiante tenía buen cuidado de decir:

Effectivement, à partir de ce moment-là, tous les soirs, à la fin des complies, l'officiant ne manquait jamais de dire:

64.

—Oremos por nuestro pobre Padre Gaucher, que sacrifica su alma a los intereses de la comunidad. Oremus, Domine....

— Prions pour notre pauvre Père Gaucher, qui sacrifie son âme aux intérêts de la communauté… Oremus Domine

65.

Y en tanto que sobre todas estas capuchas blancas, prosternadas en la sombra de las naves, la oración corría murmurando como un vientecillo sobre la nieve, allí, en lo último del convento, detrás de la vidriera iluminada del destilatorio, oíase al Padre Gaucher, que cantaba a voz en grito:

Et pendant que sur toutes ces capuches blanches, prosternées dans l'ombre des nefs, l'oraison courait en frémissant comme une petite bise sur la neige, là-bas, tout au bout du couvent, derrière le vitrage enflammé de la distillerie, on entendait le père Gaucher qui chantait à tue-tête:

66.

«Hay en París un blanco papá,
Patatín, patatán; tarabú, taraba. 
Hay en París un blanco papá, 
Que a los frailecitos hace bailar.
Trin tran, trin tran,
En los jardines....»

Dans Paris il y a un Père blanc,
Patatin, patatan, taraban, tarabin;
Dans Paris il y a un Père blanc
Qui fait danser des moinettes,
Trin, trin, trin, dans un jardin;
Qui fait danser des…

67.

Al llegar aquí, el pobre cura se detuvo espantado.

… Ici le bon curé s'arrêta plein d'épouvante:

68.

—¡Misericordia! (dijo); ¡si me oyeran mis feligreses!

— Miséricorde! si mes paroissiens m'entendaient!

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