...
Un aguacero cayó
 en un lugar, que privó
 a cuantos mojó de seso.
 Y un sabio que por ventura
 se escapó del aguacero,
 viendo que al lugar entero
 era común la locura,
 mojose y enloqueció,
 diciendo : —En esto ¿qué pierdo ?
 Aquí, donde nadie es cuerdo,
 ¿para qué he de serlo yo?
{El examen de maridos, acto 1.°, escena XV.)