Una perla se encontró
Cierto Gallo; la cedió
A un lapidario, y decía:
"Pienso es fina, mas de fijo
El menor grano de mijo
Mucho más me convendría".
Un manuscrito heredó
Cierto Ignaro; le llevó
A un bibliófilo, y decía:
"Pienso es raro y exquisito,
Pero el menor escudito
Mucho más me convendría".