17. La ira
Antoñito no se pone rabioso cuando está jugando con otros niños o con su hermanita.
Sabe que la ira es un pecado.
Hay niños que cuando tienen alguna contrariedad se dejan llevar por la ira. Entonces gritan, lloran y patean. ¡Qué feos se ponen!
Además, con la ira se gana fama de malo y de malcriado.
A los niños que son así suelen encerrarlos en cuartos oscuros donde hay ratones.