15. La mentira
Los niños buenos no mienten nunca, porque la mentira es un pecado funesto para quien la dice. Si un niño no hace nada malo no tiene que mentir, porque no necesita ocultar nada.
Si Antoñito hubiera llegado tarde a la escuela por haberse entretenido con otros niños y le hubiera dicho a su madre que había llegado a tiempo, habría mentido; pero como nunca se entretenía jugando cuando iba a la escuela, no necesitaba decir una mentira a su madre.