7. La bendición de un pobre
Una buena mujer había visto lo que hizo Antoñito con el ciego, y le dijo a su criado: "Averigua dónde vive ese niño y quiénes son sus padres; y entregó al ciego una espléndida limosna.
-Esto -dijo el muchacho al ciego- se lo debemos al niño de los pastelillos. Yo vi que esa santa mujer estaba mirándonos desde la ventana y enterándose de lo que hablábamos.
Los niños buenos derraman la felicidad por dondequiera que pasan -dijo el ciego.