6. El placer de obrar bien
¡Qué satisfacción tan grande sintió Antoñito después de aquella noble acción!
Cuando se obra bien se siente uno alegre, y cuando se obra mal sentimos remordimiento. Es la voz de la conciencia, que habla dentro de nosotros y nos dice lo que no está bien hecho.
Cuando Antoñito llegó a su casa le preguntó su madre lo que había hecho con su moneda, y él le contestó:
-Compré dos pastelitos. -Y no le dijo más.