Titulo - Autor
00:00 00:00

Tamaño de Fuente
Tipografía
Alineación

Velocidad de Reproducción
Reproducir siguiente automáticamente
Modo Noche
Volumen
Compartir
Favorito

14835

7317

4393

San Agustín

Autor.aspx?id=411

Confesiones - Libro 5

Capítulo II

14 Capítulos

ObraVersion.aspx?id=4393

7316

7318

CAPÍTULO 2

Que los pecadores no pueden huir de la presencia de Dios, y que debieran convertirse a Él

2. Por más que los hombres inicuos y perversos pretendan retirarse y huir de Vos, no pueden evitar que los vean vuestros ojos, que penetran y distinguen las más oscuras sombras. Aunque los pecadores sean feos en sí mismos, hacen que resalte más la hermosura de todo el universo. Pero ¿en qué pueden haceros daño, o en qué pueden menoscabar la pureza de vuestro imperio, que desde los altos cielos a los profundos abismos es justo y perfectísimo? ¿Y adónde se fueroncuando huyeron de vuestra presencia?, ¿adónde podrán irse que Vos no los halléis? Pero huyeron por no veros a Vos, que los estáis viendo a ellos, y ciegos vienen a tropezar con Vos, pues nunca perdéis de vista ni desamparáis cosa alguna de cuantas habéis creado. En Vos, Señor, vienen a tropezar los injustos para ser justamente castigados, habiendo huido de vuestra misericordia, tropezando en vuestra rectitud y cayendo en los rigores de vuestra justicia. No parece sino que ignoran que estáis en todas partes, por lo mismo que ningún lugar os puede cercar ni comprender, y que sólo Vos estáis siempre presente aun a aquéllos que se apartan muy lejos de Vos.

Conviértanse, pues, y vuelvan a buscaros, pues si ellos dejaron a su Creador, Vos no desamparáis a vuestras criaturas. Conque ellos se conviertan a Vos y vuelvan a buscaros, ya estáis dentro de su corazón, si se confiesan a Vos y se arrojan en vuestros brazos, y lloran en vuestro seno sus extravíos que les han sido tan trabajosos, Vos suavemente les enjugáis sus lágrimas, y esto hace que las derramen más copiosas, y que tengan gusto en derramarlas, porque Vos, Señor, y no ninguno de los hombres que son de carne y sangre, sino Vos mismo, que sois Creador y Redentor, los reparáis y consoláis.

Pues ¿dónde estaba yo cuando os buscaba? Os tenía delante de mí y, habiéndome apartado de mí mismo y estando lejos y fuera de mí, a mí mismo no me hallaba, y mucho menos a Vos.

Audio.aspx?id=7317&c=9768D2AA699DB6767C10DB9192B117D8D11BBEA6&f=160657

260

1 hora 31 minutos

0

23