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Tolstoi

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Iván el imbécil

Capítulo 1

13 Capítulos

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En una comarca de cierto reino vivía un rico mujik.

Este mujik tenía tres hijos: Seman el Guerrero, Tarass el Barrigudo, Iván el Imbécil y una hija muda, llamada Malania.

El primero fue a guerrear por el zar, Tarass se trasladó a la ciudad vecina, colocándose en un comercio, e Iván el Imbécil quedó con su hermana al frente de la casa.

Seman el Guerrero logró un alto grado y una propiedad territorial en recompensa de sus servicios y casó con la hija de una barinia. Su crecido sueldo y lasrentas de su extenso dominio no fueron parte a evitar que viviera en la estrechez, pues cuanto dinero ingresaba era despilfarrado por su esposa.

Seman fue a sus tierras para cobrar las rentas, y su administrador le dijo:

—No hay nada que cobrar. Nuestro ganado no ha tenido crías, ni tenemos caballos, ni bueyes, ni arado. Hay que comprarlo todo, y así habrá rentas.

Entonces Seman fue a casa de su padre el mujik.

—Tú —le dijo— eres rico y nada me has dado: entrégame el tercio de tu fortuna que me corresponde, para emplearlo en mis tierras.

A lo cual respondió el anciano:

—¿Cómo quieres que te entregue el tercio de mis bienes, si tú, en cambio, nada has traído a casa? Eso s ería perjudicar a Iván y a mi hija.

Seman repuso:

—Mi hermano es imbécil y mi hermana muda. ¿Qué falta les hace el dinero?

—Pues bien —exclamó el viejo—, se hará lo que diga Iván. Iván dijo entonces:

—¡Bueno! Que lo tome.

Seman el Guerrero tomó una parte del patrimonio, la empleó en sus fincas y se volvió a servir al zar.

Tarass, el Barrigudo, ganó también mucho dinero y se casó con la hija de uncomerciante, pero siempre estaba apurado.

Como su hermano, fue también en busca de su padre, y le dijo:

—Dame mi parte.

El viejo no se allanó tampoco a entregar a Tarass la parte que le pedía.

—Tú —le dijo— nada nos has traído; todo cuanto hay en casa lo ha ganado Iván, y no puedo perjudicarle ni tampoco a mi hija.

—¿Y para qué necesita Iván el dinero? —repuso Taras—. Es imbécil y no podrácasarse, porque ninguna muchacha lo querrá por esposo. Una joven muda tampoco necesita nada... Dame, Iván —añadió—, la mitad del trigo, quédate con los aperos de labranza, y del ganado sólo quiero el caballo gris que no te sirve para la labor.

—¡Bueno!

Y Tarass tuvo también su parte. Llevó el trigo a la ciudad y se apropió el caballo gris, mientras Iván, al que sólo quedó una yegua vieja, labraba la tierra y mantenía a sus padres.

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