En el torbellino y el estrépito de la vida, tú, ¡oh Belleza!, tallada en piedra, permaneces callada y tranquila, solitaria y lejana.
El Amor eterno murmura a tus pies: "Háblame, háblame, amada mía".
Pero tus palabras siguen encerradas en la piedra, ¡oh Belleza insensible!