Líbrame de las cadenas de tu ternura, amor mío. No me ofrezcas más el vino de tus besos.
Este vapor de pesado incienso oprime mi corazón.
Abre las puertas y deja paso a la luz de la mañana.
Estoy perdido en ti, envuelto en los dobleces de tus caricias.
Sálvame de tus sortilegios, devuélveme la virilidad. Te ofreceré, entonces, un corazón libre.