24. Jesús es azotado
De carácter indeciso, y medroso por temperamento, Pilatos al oír que los gritos de, ¡crucifícale crucifícale!, eran incesantes, y a cada momento más ensordecedores, y como un continuo martilleo herían sus oídos y repercutían en su cerebro, en lugar de recurrir a los medios eficaces que su autoridad de gobernador le hubiese suministrado, empezó a transigir, a claudicar, víctima del miedo, contemporizando con los enemigos de la inocenci,a diciendo para sí mismo: "Voy a hacerle azotar y después le soltaré ". Contaba con que la vista de la sangre inocente enternecería a los judíos. Mas esta cruel concesión debía ser más funesta al acusado que una sentencia capital, por cuanto este suplicio tan doloroso, con frecuencia terminaba con la muerte. El paciente, medio encorvado y metidas ambas manos en un anillo de hierro sujeto a una columna, era despojado de sus vestidos hasta la cintura. Azotábanle cuatro soldados con correas armadas con bolillas de plomo, y garfios de hierro. Pilatos. dice el Evangelio mandó azotar a Jesús. Los soldados le llevaron entonces fuera del pretorio, al lugar destinado y dispuesto para esta clase de suplicios, y después de ejecutar dicha orden, le volvieron al vestíbulo