22. Al cantar el gallo
Ante todo fue llevado a Jesús a casa de Caifás el Gran Sacerdote, donde debía ser interrogado por los Escribas reunidos allí con este objeto. Simón Pedro y Juan le siguieron: Juan entró muy decidido, mas, al ir a entrar Pedro, le detuvo una mujer, preguntándole: "¿No ibas tú entre los discípulos de ese a quien han prendido?" Y Pedro respondió: "No, no le conozco". Pudo así entrar y calentarse junto a unos hombres que también le preguntaron: "¿No eres tú discípulo de ese hombre?" Y él tornó a negar: "No, no lo soy". Entonces uno .que era algo pariente de aquel Malco a quien Pedro cortara la oreja, insistió: "¿No te vi en el huerto con Él?" Más Pedro negó de nuevo: "Te digo que no le conozco". En aquel momento pasaba por el patio Jesús entre la guardia. Cantó el gallo y Jesús miró a Pedro. Y el discípulo recordando lo que el Maestro le dijera, de que antes que cantara el gallo le habría legado tres veces, lloró amargamente.
Caifás, el gran sacerdote, interroga a Jesús, que es conducido a su presencia atado como un criminal. Quieren que les diga si es verdad que pretende ser el Hijo de Dios. Y Él contesta: "Vosotros lo habéis dicho. Además os digo que un día veréis al Hijo del hombre sentado a la diestra del Todopoderoso".
Y al oír estas palabras uno de los oficiales le da una bofetada y los demás le acusan de blasfemia y dicen: "Es reo de muerte".
En tanto, Judas Iscariote, el traidor. horrorizado de su mala acción. se cuelga de la rama de un árbol.