Después que Jesús acabó de lavar los pies a los apóstoles, les dijo:
"Comprendéis lo que acabo de hacer con vosotros? Vosotros me dais el nombre de Señor y Maestro, y decís bien, porque efectivamente lo soy. Pues si Yo, que soy el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies los unos a los otros; ejemplo os he dado, para que, como Yo os he hecho, vosotros también hagáis"
Con este ejemplo de humildad, había querido al mismo tiempo el Señor que sus discípulos se penetrasen de la pureza que era menester para acercarse al misterio de la sagrada Eucaristía. Sentados de nuevo a la mesa, tomó Jesús el pan, lo bendijo, lo partió, y lo dio a sus discípulos diciendo:
"Tomad y comed: éste es mi Cuerpo, el cual se da por vosotros"
Del mismo modo tomó el cáliz, dio gracias, y lo dio a los discípulos diciendo:
"Bebed todos de él, que esta es mi Sangre del Nuevo Testamento, la cual será derramada por vosotros y por muchos, para remisión de los pecados. Haced esto en memoria de Mí "
Después dijo Jesús:
"En verdad os digo, que uno de vosotros me ha de entregar"
Los apóstoles comenzaron a decir:
"¿Por ventura soy yo, Señor?"
Y dijo Jesús:
"¡Uno que conmigo está comiendo, este es el que me ha de entregar!"
Y añadió:
"¡Ay de aquel hombre por quien será entregado el Hijo del hombre! Más le valiera no haber nacido"
Cuando Judas tomó el pedazo de pan, se apoderó de él Satanás plenamente; y Jesús, con majestuoso desdén, le dijo:
"Lo que piensas hacer, hazlo cuanto antes"