Pedro A. de Alarcón
Epílogo. Dedicatoria
A mi buen amigo el Sr. D. José J. Villanueva
Te remito un puñado de canas de mi cabeza.
El papel en que van envueltas es mi fe de bautismo.
Por ella verás que tengo veintiún años, de consiguiente, tenía diez y nueve cuando escribí el anterior monólogo.
Dice un refrán quepor todas partes se va a Roma.
Y yo añado quepor cualquier parte se va a Spilzberg.
Este epílogo es también la dedicatoria de la presente obrilla.
Recíbelo todo con indulgencia, y devuélveme la fe de bautismo.
MADRID, 1854