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Pedro A. de Alarcón

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La comendadora

Capítulo 4

6 Capítulos

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Media hora después, el conde de Santos entró en el cuarto de su abuela, hipando, riendo y comiéndose un dulce -que todavía mojaban algunas gotas del pasado llanto-, y sin mirar a la anciana, pero dándole con el codo, díjole en son ronco y salvaje:

-¡Vaya si está gorda... mi tía!

La condesa, que rezaba arrodillada en un antiguo reclinatorio, dejó caer la frente sobre el libro de oraciones, y no contestó ni una palabra.

El niño se marchó en busca del escultor, y lo encontró rodeado de algunos Familiares del Santo Oficio, que le mostraban una orden para que los siguiese a las cárceles de la Inquisición, «como pagano y blasfemo, según denuncia hecha por la señora condesa de Santos».

Carlos, a pesar de toda su audacia, se sobrecogió a la vista de los esbirros del formidable Tribunal, y no dijo ni intentó cosa alguna.

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45 minutos 48 segundos

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