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Santa Teresa de Jesús

SANTA TERESA DE JESÚS

"Camino de perfección"

Capítulo 16

  CAPÍTULOS:

Biografía de Santa Teresa de Jesús en Wikipedia 

SANTA TERESA DE JESÚS

 

CAMINO DE PERFECCIÓN

Cap. 16

 
OBRAS DE SANTA TERESA DE JESÚS

PROSA

El libro de la vida

Camino de perfección

Las moradas

POESÍA

A la profesión de Isabel de los Angeles

Alma, buscarte has en mí

Al nacimiento de Jesús

A San andrés

A Santa Catalina mártir

A una profesa

Ayes del destierro

Coloquio amoroso

Cruz, descanso sabroso

En la cruz está la vida

En la festividad de los santos reyes

Nada te turbe

¡Oh hermosura que excedéis!

Para navidad

Pastores que veláis

Sobre aquellas palabras "Dilectus meus mihi"

Soneto a Jesús crucificado

Vivo sin vivir en mí

Vuestra soy, para vos nací

 

OTROS AUTORES

San Agustín

San Juan de la Cruz

Sor Juana Inés de la Cruz

Miguel de Unamuno

 
 
Capítulo 16

De la diferencia que ha de haber en la perfección de la vida de los contemplativos a los que se contentan con oración mental, y cómo es posible algunas veces subir Dios un alma  distraída a perfecta contemplación y la causa de ello. -Es mucho de notar este capítulo y el que viene cabe él (1).

 

1. Y no os parezca mucho todo esto, que voy entablando el juego, como dicen. Pedísteisme os dijese el principio de oración; yo, hijas, aunque no me llevó Dios por este principio, porque aún no le debo tener de estas virtudes (2), no sé otro. Pues creed que quien no sabe concertar las piezas en el juego de ajedrez, que sabrá mal jugar, y si no sabe dar jaque, no sabrá dar mate. Así me habéis de reprender porque hablo en cosa de juego, no le habiendo en esta casa ni habiéndole de haber. Aquí veréis la madre que os dio Dios, que hasta esta vanidad sabía; mas dicen que es lícito algunas veces. Y cuán lícito será para nosotras esta manera de jugar, y cuán presto, si mucho lo usamos, daremos mate a este Rey divino, que no se nos podrá ir de las manos ni querrá.

2. La dama (3) es la que más guerra le puede hacer en este juego, y todas las otras piezas ayudan. No hay dama que así le haga rendir como la humildad. Esta le trajo del cielo en las entrañas de la Virgen, y con ella le traeremos nosotras de un cabello a nuestras almas (4). Y creed que quien más tuviere, más le tendrá, y quien menos, menos. Porque no puedo yo entender cómo haya ni pueda haber humildad sin amor, ni amor sin humildad, ni es posible estar estas dos virtudes sin gran desasimiento de todo lo criado.

3. Diréis, mis hijas, "que para qué os hablo en virtudes, que hartos libros tenéis que os las enseñan, que no queréis sino contemplación". -Digo yo que aun si pidierais meditación pudiera hablar de ella y aconsejar a todos la tuvieran, aunque no tengan virtudes; porque es principio para alcanzar todas las virtudes, y cosa que nos va la vida en comenzarla todos los cristianos, y ninguno, por perdido que sea, si Dios le despierta a tan gran bien, lo habrá de dejar, como ya tengo escrito en otra parte (5), y otros muchos que saben lo que escriben, que yo por cierto que no lo sé; Dios lo sabe.

4. Mas contemplación es otra cosa, hijas, que éste es el engaño que todos traemos, que en llegándose uno un rato cada día a pensar sus pecados (que) está obligado a ello si es cristiano de más que nombre), luego dicen es muy contemplativo, y luego le quieren con tan grandes virtudes como está obligado a tener el muy contemplativo, y aun él se quiere, mas yerra. En los principios no supo entablar el juego: pensó bastaba conocer las piezas para dar mate, y es imposible, que no se da este Rey sino a quien se le da del todo.

5. Así que, hijas, si queréis que os diga el camino para llegar a la contemplación, sufrid que sea un poco larga en cosas aunque no os parezcan luego tan importantes, aunque a mi parecer no lo dejan de ser. Y si no las queréis oír ni obrar, quedaos con vuestra oración mental toda vuestra vida, que yo os aseguro a vosotras y a todas las personas que pretendieren este bien (ya) puede ser yo me engañe, porque juzgo por mí que lo procuré veinte años) que no lleguéis a verdadera contemplación.

6. Quiero ahora declarar -porque algunas no lo entenderéis- qué es oración mental, y plega a Dios que ésta tengamos como se ha de tener; mas también he miedo que se tiene con harto trabajo si no se procuran las virtudes, aunque no en tan alto grado como para la contemplación son menester. Digo que no vendrá el Rey de la gloria a nuestra alma -digo a estar unido con ella- si no nos esforzamos a ganar las virtudes grandes. Quiérolo declarar, porque si en alguna cosa que no sea verdad me tomáis, no creeréis cosa, y tendríais razón si fuese con advertencia, mas no me dé Dios tal lugar; será no saber más, o no lo entender. Quiero, pues, decir que algunas veces querrá Dios a personas que estén en mal estado hacerles tan gran favor para sacarlas por este medio de las manos al demonio (6).

7. ¡Oh Señor mío, qué de veces os hacemos andar a brazos (7) con el demonio! ¿No bastara que os dejasteis tomar en ellos cuando os llevó al pináculo, para enseñarnos a vencerle? Mas, ¡qué sería, hijas, ver junto a aquel Sol con las tinieblas y qué temor llevaría aquel desventurado sin saber de qué, que no permitió Dios lo entendiese! (8) Bendita sea tanta piedad y misericordia; que vergüenza habíamos de haber los cristianos de hacerle andar cada día a brazos -como he dicho- con tan sucia bestia. Bien fue menester, Señor, los tuvieseis tan fuertes; mas ¿cómo no os quedaron flacos de tantos tormentos como pasasteis en la cruz? ¡Oh, que todo lo que se pasa con amor torna a soldarse! Y así creo, si quedarais con la vida, el mismo amor que nos tenéis tornara a soldar vuestras llagas, que no fuera menester otra medicina (9). ¡Oh Dios mío, y quién la pusiese tal en todas las cosas, que me diesen pena y trabajos! Qué de buena gana las desearía, si tuviese cierto ser curada con tan saludable ungüento!

8. Tornando a lo que decía (10), hay almas que entiende Dios que por este medio las puede granjear para sí. Ya que las ve del todo perdidas, quiere Su Majestad que no quede por El, y aunque estén en mal estado y faltas de virtudes, dale gustos y regalos y ternura que la comienza a mover los deseos, y aun pónela en contemplación algunas veces, pocas, y dura poco. Y esto, como digo, hace porque las prueba si con aquel favor se querrán disponer a gozarle muchas veces. Mas si no se dispone, perdonen -o perdonadnos Vos, Señor, por mejor decir- que harto mal es que os lleguéis Vos a un alma de esta suerte, y se llegue ella después a cosa de la tierra para atarse a ella.

9. Tengo para mí que hay muchos con quien Dios nuestro Señor hace esta prueba, y pocos los que se disponen para gozar de esta merced; que cuando el Señor la hace y no queda por nosotros, tengo por cierto que nunca cesa de dar hasta llegar a muy alto grado. Cuando no nos damos a Su Majestad con la determinación que El se da a nosotros, harto hace de dejarnos en oración mental y visitarnos de cuando en cuando, como a criados que están en su viña (11). Mas estotros son hijos regalados, no los querría quitar de cabe sí; ni los quita, porque ya ellos no se quieren quitar; siéntalos a su mesa, dales de lo que come hasta quitar el bocado de la boca para dársele.

10. ¡Oh dichoso cuidado, hijas mías! ¡Oh bienaventurada dejación de cosas tan pocas y tan bajas, que llega a tan gran estado! Mirad qué se os dará, estando en los brazos de Dios, que os culpe todo el mundo. Poderoso es para libraros de todo, que una vez que mandó hacer el mundo, fue hecho: su querer es obra. Pues no hayáis miedo que si no es para más bien del que le ama, consienta hablar contra vos: no quiere tan poco a quien le quiere (12). Pues ¿por qué, mis hermanas, no le mostraremos nosotras, en cuanto podemos, el amor? Mirad que es hermoso trueco dar nuestro amor por el suyo. Mirad que lo puede todo y acá no podemos nada sino lo que El nos hace poder. Pues ¿qué es esto que hacemos por Vos, Señor, Hacedor nuestro? Que es tanto como nada, una determinacioncilla. Pues si lo que no es nada quiere Su Majestad que merezcamos por ello el todo, no seamos desatinadas.

11. ¡Oh Señor! que todo el daño nos viene de no tener puestos los ojos en Vos, que si no mirásemos otra cosa sino al camino, presto llegaríamos; mas damos mil caídas y tropiezos y erramos el camino por no poner los ojos -como digo- en el verdadero camino. Parece que nunca se anduvo, según se nos hace nuevo. Cosa es para lastimar, por cierto, lo que algunas veces pasa (13).

Pues tocar en un puntito de ser menos, no se sufre, ni parece se ha de poder sufrir; luego dicen: "¡no somos santos!". [12] Dios nos libre, hermanas, cuando algo hiciéremos no perfecto decir: "no somos ángeles", "no somos santas". Mirad que, aunque no lo somos, es gran bien pensar, si nos esforzamos, lo podríamos ser, dándonos Dios la mano; y no hayáis miedo que quede por El, si no queda por nosotras. Y pues no venimos aquí a otra cosa (14), manos a labor, como dicen: no entendamos cosa en que se sirve más el Señor, que no presumamos salir con ella con su favor. Esta presunción querría yo en esta casa, que hace siempre crecer la humildad: tener una santa osadía, que Dios ayuda a los fuertes y no es aceptador de personas.

13. Mucho me he divertido. Quiero tornar a lo que decía (15), que es declarar qué es oración mental y contemplación. Impertinente parece, mas para vosotras todo pasa; podrá ser lo entendáis mejor por mi grosero estilo que por otros elegantes. El Señor me dé favor para ello, amén.

 

NOTAS CAPÍTULO 16

1 Los cuatro primeros números de este capítulo están tomados de la primera redacción. También en la segunda los incluyó la Autora, pero luego arrancó ella mismas las páginas que los contenían y comenzó con el n. 5. Los cuatro párrafos suprimidos llevan por título: Que trata de cuán necesario ha sido lo que queda dicho para comenzar a tratar de oración.

2 Estas virtudes: humildad y silencio cuando se nos acusa (cf. c. 15, nn. 2-3)).

3 La dama: la reina.

4 Alusión a Ct 4, 9.

5 En Vida c. 8, n. 4 y passim.

6 Con esta proposición comienza un pasaje doctrinalmente interesante, profusamente discutido y comentado por teresianistas y teólogos de la espiritualidad. Facilitamos su estudio con los siguientes datos de índole textual: -1º. La proposición que precede enmienda un texto tachado al arrancar los cuatro primeros números del capítulo, y que decía así: En el capítulo pasado dije que no vendría el Rey de la gloria a nuestra alma -digo a estar unido con ella-, si no nos esforzábamos a ganar las virtudes que allí dije. -2º. Ténganse en cuenta los matices nuevos del segundo planteamiento del problema en el número 8: aunque estén en mal estado y faltas de virtudes... -3º. La primera redacción contiene diferencias textuales importantes; en el n. 6: Acaece muchas veces que el Señor pone un alma muy ruin -entiéndase no estando en pecado mortal entonces, a mi parecer- ... [el sentido queda suspenso; probablemente quiso escribir: "el Señor pone en contemplación un alma muy ruin, etc."]; porque una visión, aunque sea muy buena, permitirá el Señor que la vea uno estando en mal estado para tornarle a sí; mas ponerle en contemplación no lo puedo creer porque en aquella unión divina, adonde el Señor se regala con el alma y el alma con El, no lleva camino alma sucia deleitarse con ella la limpieza de los cielos y el regalo de los ángeles con cosa que no sea suya, pues ya sabemos que, en pecando uno mortalmente, es del demonio: con él se puede regalar, pues le ha contentado (que ya sabemos son sus regalos continuo tormento aun en esta vida), que no le faltará a mi Señor hijos suyos con quien se huelgue sin que ande a tomar los ajenos. Hará Su Majestad lo que hace muchas veces, que es sacárselos de las manos. -El comienzo del n. 8: Ansí que, cuando el Señor quiere, torna el alma a sí; pónela, estando aun sin tener estas virtudes, en contemplación algunas veces; pocas, y dura poco. -Finalmente, en la redacción del manuscrito de Toledo, autorizada por la Santa, se leen nuevas variantes; en el n. 6: "Quiero, pues, decir que querrá Dios algunas veces hacer tan gran merced a personas que están en mal estado, que las suba a perfecta contemplación, para sacarlas por este medio de las manos del demonio".

-Todo este forcejeo de la Santa por llegar a una formulación satisfactoria de "su problema", demuestra que había en él datos huidizos, no captados plenamente por su mente, ni fáciles de expresar.

7 Andar a brazos: luchar a brazo partido, cuerpo a cuerpo. -Sigue una alusión a Mt 4, 5.

8 ... y cuán merecido había por tan gran atrevimiento que criara Dios otro infierno nuevo para él: frase que tachó la propia Santa en el autógrafo de El Escorial (1ª red.).

9 La 1ª redacción continuaba: Parece que desatino; pues no hago, que mayores cosas que éstas hace el amor divino, y por no parecer curiosa -ya que lo soy- y daros mal ejemplo, no traigo aquí algunas.

10 Tornando a lo que decía en el n. 6.

11 Alusión a Mt 21, 37.

12 La 1ª redacción añadía: de cuantas maneras puede mostrar el amor, le muestra; pero uno de los censores juzgó poco atildada teológicamente la frase y la borró.

13 Proseguía la 1ª redacción: Digo que no parecemos cristianos, ni que leímos la Pasión en nuestra vida. ¡Válgame Dios, tocar en un puntillo de honra! Luego, quien os dice que no hagáis caso de ello parece no es cristiano. Yo me reía -o me afligía- alguna vez de lo que veía en el mundo, y aun, por mis pecados, en las religiones: ¡tocar en un puntillo de ser menos no se sufre! Luego dicen que no somos santos, o lo decía yo...

14 Aquí otra cosa, escribió la Santa. Lo corregimos por la 1ª redacción.

15 Ef 6, 9. -La 1ª redacción contiene variantes de interés: ... humildad: siempre estar con ánimo, que Dios le da a los fuertes -y no es aceptador de personas y os le dará a vosotras y a mí.

16 En el n. 6.

 

Capítulo 16
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